La fracción orgánica como potencial uso en alimentos balanceados para cultivos frutícolas

Las sociedades urbanas producen cantidades de residuos sólidos cada vez mayores y México no es la excepción generando diariamente 102,895.00 toneladas de residuos, de los cuales se recolectan 83.93% y se disponen en sitios de recolección final 78.54%, reciclando únicamente el 9.63% de los residuos generados (SEMARNAT,2017). Una forma de aprovechar el mayor porcentaje de residuos generados es la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos (FORSU). Esta varía de forma regional y nacional (Rodríguez Pimentel, 2019); en Estados Unidos se considera a la FORSU como una mezcla de residuos de comida, jardinería y papel (Palmisano & Barlaz, 2020). En la Unión Europea son los residuos verdes de jardines y parques y residuos de cocina (Abass, et al., 2020). Los residuos orgánicos, son biodegradables, se componen naturalmente y tiene la propiedad de poder desintegrarse o degradarse rápidamente, se componen de restos de comida y restos vegetales de origen domiciliario. La producción y composición de la FORSU depende de factores como la zona geográfica, la cantidad de habitantes y su poder adquisitivo, así como el tipo de actividad productiva, las costumbres alimenticias regionales, la temporada del muestreo y el sistema de recolección de los residuos (Hansen, et al., 2007).

La fracción orgánica tiene un potencial de aprovechamiento muy importante mediante los distintos tipos de tratamientos que existen y que normalmente se aplican en diversos lugares del mundo. Uno de ellos es el tratamiento aerobio (COTEMARNAT, 2018) que consiste en la reducción, degradación y minimización de la materia orgánica mediante la participación de microorganismos que captan el oxígeno libre para poder llevar a cabo la reacción. Con ayuda de este método se reduce de una manera considerable el peso y el volumen de la materia orgánica ya que se evapora una gran cantidad del agua presente y cuando el proceso está en finalización se pueden obtener abonos, compostas, fertilizantes foliares, entre otros que enriquecen y alimentan los suelos degradados o erosionados y representan una opción útil en la conservación de áreas verdes. En los últimos años, los vertederos de residuos se han convertido en una atractiva opción para el reciclaje y la economía de la región (Bragachini, et al., 2013; Carretero, 2016; Westendorf, et al., 1998).

Según Villanueva y colaboradores (2011) los sistemas de producción pecuaria en países en vía de desarrollo deben satisfacer las condiciones de sostenibilidad, en el que se utilicen fuentes con potencial uso en dietas o suplementos alimenticios para animales monogástricos y rumiantes que permitirían la reducción de costos y optimización en los indicadores de calidad, inocuidad y valor nutricional del subproducto a utilizar. Así mismo, Granja, et al., (2005) confirma que los suplementos alimenticios deben ser fácilmente manipulables para procesos de fermentación, peletizado y estar al alcance de los productores.

Dentro de la comunidad pecuaria el uso de la materia orgánica esta en pleno auge. En el estudio de Velásquez Moreno, et al., (2021) propone el uso de la fracción orgánica para la alimentación de insectos como base en la alimentación de la producción avícola. Obteniendo como resultado la correcta alimentación de las aves para su venta y consumo. De igual manera, Ramírez, et al., (2017) propone un plan alimenticio a base de residuos orgánicos para porcinos en donde se obtuvo que, mejorando el suplemento con adiciones de vitaminas y minerales, se puede obtener una dieta de bajo costo con una remuneración en los pesos de los porcinos.

Para la rama de la acuicultura los estudios son pocos, pero se tienen registros del uso de harinas vegetales en cultivos de tilapia (Tilapia spp) en donde no hay diferencias significativas en el uso de estas versus el uso del alimento balanceado. Estrada, y colaboradores (2017) utilizó los residuos de la elaboración de masa de cangrejo azul para la creación de una harina para un cultivo de camarón en la ciénega de Zapata, teniendo como desenlace que la harina proporciona proteína y nutrientes de alta calidad y una grasa rica en ácidos grasos omega-3, es muy utilizada como ingrediente de alimentos para aves ponedoras, cerdos, rumiantes, vacas lecheras, ganado vacuno, ovino y animales acuáticos, disminuyendo notablemente los costos de producción industrial de los mismos por su rápido crecimiento, su mejor nutrición, la mejora de la fertilidad y la notoria disminución de posibilidades de enfermedades.

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