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La ética Y Los Animales


Enviado por   •  9 de Febrero de 2014  •  5.509 Palabras (23 Páginas)  •  226 Visitas

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La ética y los animales

Cuando hablamos de la relación entre el hombre y el animal, la conjunción "y" puede expresar diferentes tipos de relaciones. De un lado, puede significar sim-plemente que en la tierra viven hombres y animales, que de hecho hombres y animales, es decir, especies diferentes de animales, de las cuales una es la espe-cie humana, existen en el mismo espacio. De otro lado, el "y" también puede ser pensado en un sentido más restringido, a saber, que los animales y nosotros con-vivimos. Esto puede verse de dos formas, o que los animales domésticos viven en la sociedad humana como animales útiles, o bien que algunos hombres conviven con determinados animales.

La presencia de los hombres y los animales en la naturaleza y la vida de los ani-males domésticos en la sociedad humana son hechos que no dicen nada sobre cómo ha de entenderse la relación hombre-animal o cuándo es éticamente apro-piada. Esta pregunta es el tema que aquí deseo tratar (3). Antes de referirme a el-la y para preparar el tema, haré una división y una explicación más exacta de las relaciones fácticas (1) y daré unas indicaciones generales sobre la ética (2).

1. Las principales formas de la relación animal-hombre

Yo diferencio entre dos formas fundamentales, a) los animales en la comunidad humana y b) la relación del hombre y el animal en la naturaleza. Comencemos por la primera de ellas:

(a) Los animales en la sociedad

(i) Animales útiles. Como animales útiles son considerados especialmente aque-llos animales, que sirven para la obtención de alimentos, como por ejemplo los cerdos, los bovinos, las cabras, las gallinas, etc. Nosotros hemos sacado a los animales útiles de su contexto natural de un modo tal, que ellos ya no pueden cuidar de sí mismos. La relación aquí parece ser la siguiente: Utilizamos a los animales; a cambio de esto, sin embargo, aseguramos su subsistencia. Pero esto no origina ninguna relación entre los animales particulares y los hombres. En otras formas de utilización existen en cambio fenómenos de transición, que en cierto modo ya pertenecen al ámbito de las relaciones recíprocas, de la coopera-ción, como por ejemplo en el caso de los animales de tiro y los de montura.

(ii) Compañeros. El primer animal que se asoció con el hombre e hizo posible la generalización de la idea del uso de animales fue probablemente el lobo o perro;1 él pertenece a aquellos animales que como compañeros y ayudantes colaboran con el hombre o conviven con él. Gracias a esto podrían ser denominados "animales domésticos"; no obstante, esta expresión no es del todo adecuada, debido a que hay perros que colaboran, pero no viven en la casa, u otros animales como los peces que pueden vivir en la casa, pero muestran poca interacción social. El rasgo característico aquí, es que con tales animales es posible, en gran medida, una comunicación, ya que el hombre se convierte para ellos en un posible compañero social.

(b) El hombre y el animal en la naturaleza

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Debido a que el ser humano es una especie animal junto a otras, se presentan aquí las mismas formas de relación, que en principio son pensables entre dos es-pecies: (i) relaciones unilaterales, en las que una especie utiliza a la otra o en las que por el contrario una especie representa un amenaza para la otra, (ii) relacio-nes recíprocas, en las que hay competencia o cooperación, (iii) el mero existir so-bre la tierra sin que se dé ningún contacto. Veamos algunos ejemplos que corres-ponden a cada forma de relación:

(i) Caza y utilización. Una relación unilateral existe allí donde los animales de una especie sirven de presa a otra especie o son utilizados por ella; es decir, visto desde la perspectiva contraria, animales de una especie representan un peligro para la otra. Desde épocas muy tempranas, los hombres han cazado y utilizado animales de otras especies. De otro lado, hay otras especies, como los mosqui-tos, que se aprovechan del hombre, así como hay animales que en casos particu-lares atacan al hombre, si bien, hasta donde tengo entendido, no hay ninguna es-pecie animal especializada en la caza de humanos.

(ii) Competencia o cooperación. La reciprocidad existe en la naturaleza especial-mente en la forma negativa de que especies diferentes compiten por espacio, ali-mentación etc., por lo cual sucede entonces aquello, que nosotros entre seres humanos denominamos conflicto de intereses. Pero también existen ejemplos de cooperación entre animales de diferentes especies, como por ejemplo entre gran-des peces depredadores y los llamados peces limpiadores, los cuales se alimen-tan de aquello que limpian de los primeros. En lo que respecta a la competencia, es necesario diferenciar nuevamente entre dos aspectos: de un lado, los animales particulares pueden competir por determinados recursos (y ello sucede no sólo entre individuos de determinadas especies con condiciones similares de vida, sino también entre individuos de la misma especie); de otro lado, diferentes especies pueden competir en conjunto.

(iii) Extraños. La mera coexistencia, sin contacto alguno, se presenta allí donde dos especies tienen espacios de vida y necesidades completamente diferentes, como por ejemplo elefantes y pingüinos. En el caso de que una de las dos espe-cies sea la humana, es posible que de una tal no-relación se dé siempre una rela-ción de la primera forma, debido a que apenas hay algo de lo cual los hombres no intenten sacar provecho.

2. La pregunta ética en general

Describir el desarrollo y estado de estas relaciones podría hacerse más detalla-damente; no obstante, me interesa más la pregunta, cómo deberíamos entender-nos y comportarnos en tanto participantes de estas relaciones. Primero, hay que observar que esta pregunta sólo concierne a los miembros de la especie humana, si bien en parte se trata de relaciones recíprocas. Pues los miembros de la espe-cie humana son probablemente los únicos animales que pueden reflexionar y ac-tuar moralmente. Que el otro partido no se encuentre en la situación de poder par-ticipar de la moralidad, traerá consigo consecuencias para algunos ámbitos. Ade-más, debido a la diferencia de estos ámbitos de acción, se plantea desde un prin-cipio la pregunta, si es posible una determinación uniforme del trato moralmente correcto con los animales.2 Pero aun cuando diferentes ámbitos exigen diferentes

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