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La ética Y Los Animales


Enviado por   •  23 de Marzo de 2015  •  1.855 Palabras (8 Páginas)  •  237 Visitas

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Al hablar de la relación entre el hombre y el animal, la conjunción "y" puede expresar diferentes tipos de relaciones. De un lado, puede significar que en la tierra viven hombres y animales, es decir, especies diferentes, que existen en el mismo espacio. De otro lado, el "y" también puede ser pensado en un sentido más restringido, a saber, que los animales y nosotros convivimos. Esto puede verse de dos formas, o que los animales domésticos viven en la sociedad humana como animales útiles, o bien que algunos hombres conviven con determinados animales.

La presencia de los hombres y los animales en la naturaleza y la vida de los animales domésticos en la sociedad humana son hechos que no dicen nada sobre cómo ha de entenderse la relación hombre-animal o cuándo es éticamente apropiada.

Formas de relación animal-hombre

a) Los animales en la comunidad humana

• Animales útiles. Como animales útiles son considerados especialmente aquellos animales, que sirven para la obtención de alimentos. Nosotros hemos sacado a los animales útiles de su contexto natural de un modo tal, que ellos ya no pueden cuidar de sí mismos. La relación aquí parece ser la siguiente: Utilizamos a los animales; a cambio de esto, sin embargo, aseguramos su subsistencia. Pero esto no origina ninguna relación entre los animales particulares y los hombres.

• Compañeros. El primer animal que se asoció con el hombre e hizo posible la generalización de la idea del uso de animales fue probablemente el lobo o perro; él pertenece a aquellos animales que como compañeros y ayudantes colaboran con el hombre o conviven con él. Gracias a esto podrían ser denominados "animales domésticos"; no obstante, esta expresión no es del todo adecuada, debido a que hay perros que colaboran, pero no viven en la casa, u otros animales como los peces que pueden vivir en la casa, pero muestran poca interacción social. El rasgo característico aquí, es que con tales animales es posible, en gran medida, una comunicación, ya que el hombre se convierte para ellos en un posible compañero social.

b) La relación del hombre y el animal en la naturaleza

Relaciones unilaterales, en las que una especie utiliza a la otra o en las que por el contrario una especie representa un amenaza para la otra.

• Caza y utilización. Animales de una especie sirven de presa a otra especie o son utilizados por ella; es decir, visto desde la perspectiva contraria, animales de una especie representan un peligro para la otra.

• Competencia o cooperación. La reciprocidad existe en la naturaleza especialmente en la forma negativa de que especies diferentes compiten por espacio, alimentación etc., por lo que puede suscitarse un conflicto de intereses. En lo que respecta a la competencia, es necesario diferenciar nuevamente entre dos aspectos: de un lado, los animales particulares pueden competir por determinados recursos (y ello sucede no sólo entre individuos de determinadas especies con condiciones similares de vida, sino también entre individuos de la misma especie); de otro lado, diferentes especies pueden competir en conjunto.

• Extraños. La mera coexistencia, sin contacto alguno, se presenta allí donde dos especies tienen espacios de vida y necesidades completamente diferentes. En el caso de que una de las dos especies sea la humana, es posible que de una tal no-relación se dé siempre una relación de la primera forma, debido a que apenas hay algo de lo cual los hombres no intenten sacar provecho.

La pregunta ética en general

Si la ley contuviera tal vez una idea esencial, a la cual nos pudiéramos adherir en la formulación del concepto de protección de animal, tal y como es presentada en la ley alemana de protección de animales del 18 de agosto de 1986, se trata de "proteger la vida y bienestar de los animales, partiendo de la responsabilidad del hombre con respecto a ellos en tanto son sus co-creaturas"

Al remplazar la expresión "co-creaturas" por la expresión " co-vivientes" vemos que esta tampoco tiene un contenido moral inmediatamente reconocible. Si interpretamos ese “co“ de modo tal que afirmamos que los animales viven con nosotros, entonces nos encontramos en el ámbito de las relaciones fácticas. A veces el “co” es interpretado cercana a la expresión “congénere”. De acuerdo con este uso un congénere no es alguien que convive con nosotros, sino alguien que también es un hombre, alguien que comparte con nosotros el destino humano, y que por tal motivo puede ser objeto del afecto de la compasión. De la misma manera podría decirse, que los demás animales comparten con nosotros el destino de la vida, que ellos al igual que nosotros nacen, crecen y mueren, tienen deseos y necesidades, experimentan placer y sufren, etc.

Tal concepción podría deducirse de la actual concepción de una moral de consideración o respeto universal. Lo que significa que el respeto no puede ser limitado por razones irrelevantes como color de piel, sexo o especie, sino que más bien debe ir tan lejos como sea posible. Y puede llegar tan lejos, como objetos o seres puedan ser afectados por las acciones humanas, y además padecer por ellas.

Proteger el bienestar de todos los animales significaría, que somos responsables del destino de cada una de las hormigas del bosque, de cada pez en el mar, etc. Parece entonces que, en el caso de los animales salvajes, la estricta representación de un "convivir" conduce a consecuencias prácticas absurdas. De otro lado, en lo que respecta a aquellos animales que viven con nosotros en la sociedad humana, la concepción de un respeto universal es más bien débil para comprender nuestras obligaciones morales.

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