Las Esferas Publicas Y Privadas De Reciprocidad Comun Y Socializacion
romualdagrau24 de Septiembre de 2013
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REFERENCIAS PRACTICAS DEL PRESUPUESTO PARTICIPATIVO
Antecedentes históricos de la elaboración de presupuestos participativos.
Las experiencias pioneras del presupuesto participativo en América se ubican en Brasil, en la ciudad de Porto Alegre (1986) y también en la ciudad de Buenos Aires, en Argentina. En Venezuela, la aplicación del presupuesto participativo no es muy reciente. Su experiencia se remonta a unos casi veinte años. El mismo se inició por el estado Bolívar, específicamente en la Alcaldía de Caroní en la que en 1990 se emprendía la tarea de la elaboración del presupuesto municipal, tratando de responder las solicitudes de la población. El presupuesto participativo aún no está consolidado en Venezuela; pese a contar con un marco constitucional y legal que lo favorece y lo promueve. Quizás sean causa de ello, la debilidad institucional o el recelo de los gobernantes locales para su aplicación; sumado al escepticismo ciudadano frente un mecanismo de participación, aún incomprendido.
La apertura del nuevo ciclo de elaboración del presupuesto participativo en el Municipio Caroní brinda otra oportunidad para seguir avanzando hacia el ejercicio pleno y más consciente de los derechos a participación en la gestión pública. En la actualidad para que los consejos comunales se inserten dentro del marco constitucional de la democracia participativa y protagónica de Venezuela, se debe implantar la participación e integración entre los ciudadanos, ciudadanas y las diversas organizaciones comunitarias, movimientos sociales y populares que permitan al pueblo organizado ejercer el gobierno comunitario con su gestión directa de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades.
El Presupuesto Participativo surge de la necesidad inminente de la participación ciudadana, como una estrategia para hacer posible que los programas de desarrollo logren implementarse de manera efectiva y combatan la pobreza, así como a la imperativa búsqueda de legitimidad del Estado, menoscabada por la corrupción en el manejo de los recursos del Estado y la ineficiencia del gobierno para manejar la ayuda internacional y los préstamos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, entre otros. Es por ello, que el Presupuesto Participativo es ampliamente avalado por Organismos internacionales, que coinciden en que es apremiante que los países en desarrollo impulsen buenas prácticas de gobierno y controlen la corrupción, asunto que se convierte en la bandera para aceptar o rechazar préstamos.
Coincide también con la campaña emprendida por las Naciones Unidas (2005) por una buena gobernabilidad, la lucha contra la corrupción, el incremento de la transparencia, la rendición de cuentas y la maximización de los recursos locales, a fin de que los países en desarrollo cumplan con su cometido, que es la reducción de la pobreza. El Presupuesto Participativo se ha transplantado a diversas ciudades como buena práctica de gobierno, innovadora y transformadora capaz de repercutir internacionalmente, eficaz para obtener una mayor transparencia y control en las finanzas públicas, enfrentar la corrupción y el clientelismo, compartir el poder del gobierno con la sociedad, y fortalecer la solidaridad y la cooperación de la comunidad.
Experiencias de presupuesto participativo en America Latina.
En el ámbito Internacional, el Presupuesto participativo en sus orígenes fue conocido como un proceso de participación popular, impulsado por algunos partidos latinoamericanos de izquierda, como respuesta a los movimientos sociales de la década del setenta, los cuales respaldaban la profundización de la democracia a través de la participación popular, reclamaban mejoras en la calidad de vida y el control de los recursos públicos municipales, mediante un proceso que fuera efectivo, transparente, y que abogara por la redistribución del ingreso. Cuando se habla de Presupuesto Participativo es inevitable relacionarlo con la Ciudad que vio nacer y consolidar este mecanismo de participación: Porto Alegre, ciudad de Brasil capital del Estado de Río Grande. En 1989, Porto Alegre estaba atravesando por una aguda crisis fiscal, con un estado financiero mediocre debido a la industrialización, la inmigración, el endeudamiento y una base de recaudación pobre.
La historia de la elaboración y de la ejecución de los presupuestos públicos en Brasil está marcada por graves deformaciones relacionadas con la concentración de poder, el despilfarro de los recursos, los asuntos políticos y la corrupción. En Porto Alegre esta historia ha cambiado. Hace siete años, el Ayuntamiento de Porto Alegre creó un sistema innovador y revolucionario para formular y hacer el seguimiento del presupuesto municipal.
En este sistema, llamado Presupuesto Participativo, no participan únicamente los técnicos y las autoridades del gobierno municipal, decidiendo sobre la recaudación de impuestos y el gasto de los fondos públicos, encerrados en sus oficinas. Es la población, a través de un proceso de debates y consultas, quien determina y decide la cuantía de los ingresos y los gastos, así como dónde y cuándo realizar las inversiones, cuáles son las prioridades y cuáles son los planes y acciones que debe llevar a cabo el Gobierno.
El Presupuesto Participativo ha demostrado que la administración transparente y democrática de los recursos es la única manera de evitar la corrupción y el despilfarro de los fondos públicos. A pesar de alguna opinión en contra de los tecnócratas, la participación popular ha demostrado que el gasto es eficaz y efectivo donde tiene que serlo, y que los logros conseguidos en las obras públicas y en otros ámbitos son importantes para la población. Desde su inicio, los proyectos decididos mediante el Presupuesto Participativo, suponen inversiones superiores a los 700 millones de dólares, principalmente en infraestructura urbana y en la mejora del nivel de vida de la población.
El Presupuesto Participativo ha demostrado también que la intención de contar con mecanismos eficaces de participación y el compromiso del Gobierno de hacer aquello que ha decidido la población, es esencial para romper las cadenas y las barreras burocráticas que separan a la sociedad del Estado, y para formar una ciudadanía activa y movilizada. Hoy, en Porto Alegre, los ciudadanos conocen las cuestiones públicas y deciden sobre ellas, transformándose por tanto, ellos mismos, en los protagonistas de su propio futuro.
El Presupuesto Participativo es conocido por el 60% de la población, de acuerdo con un estudio de opinión pública, y millones de personas participan activamente en el proceso, acudiendo a encuentros, convenciones regionales, o asambleas para tratar temas específicos.
En la actualidad hay al menos 70 ciudades en todo Brasil que utilizan el sistema de Presupuesto Participativo, basándose en la experiencia que tuvo lugar en Porto Alegre.
La experiencia de Buenos Aires, Argentina
Antes de analizar la corta experiencia que tiene el PP en la Ciudad de Buenos Aires es preciso echar una mirada hacia 1996, año en que se reunió la Convención Constituyente. La Constitución de la Ciudad fue el resultado de un equilibro de poder entre la UCR y el Frepaso tendiente al progresismo, lo cual dio como resultado la moderna Constitución de la que dispone hoy nuestra Ciudad.
En su artículo 52° establece el carácter participativo de todo el presupuesto, a la vez que difiere al legislador la tarea de "fijar los procedimientos de consulta sobre las prioridades de asignación de recursos".
Durante años, desde la sanción de la Constitución el artículo 52º no se tuvo en cuenta por diversos motivos; la alianza progresista dio, de la mano del luego presidente Fernando de la Rúa, un giro a la derecha y ello generó que de la alianza progresista que redactó la Constitución sólo uno de los convencionales llegara a ser miembro de la legislatura. Desde entonces no hubo voluntad política de poner en marcha el PP porque jamas fue bandera enarbolada por partido alguno, ni por el progresismo porteño ni mucho menos por la UCR más conservadora. No había ninguna razón política inmediata para llevar adelante este proyecto y de hecho nada se hizo, demostrando la pobre calidad de nuestra clase política.
Los Ejecutivos que desfilaron por la gobernación se sumieron en la desidia, al menos en lo que respecta al PP, y a pesar de las ¨buenas¨ intenciones de los legisladores socialistas como Roy Cortina, el Legislativo aún no ha podido sancionar ninguna ley que lo reglamente. En otras palabras, el gobierno nunca ha estado dispuesto a perder el control de la ejecución del presupuesto.
La puesta en marcha de este mecanismo en la Ciudad de Buenos Aires, tuvo lugar en un momento de fuerte deslegitimación del sistema político y de las instituciones representativas. Después de la crisis de diciembre de 2001, el Ejecutivo se vio obligado a revivir la letra muerta de la Constitución impelido por la urgencia que planteaba dicha crisis. Sin embargo el Gobierno no aprovechó esta oportunidad para saldar la deuda con la ciudadanía por la baja calidad de la representación y, más en general, de la democracia.
Tampoco era de esperarse que lo hiciera, en realidad es una manifestación de la perversa coherencia que han venido mostrando los sucesivos gobiernos durante los últimos años en lo que se refiere a participación ciudadana.
Sin embargo, no toda la responsabilidad del estado actual de la cuestión recae en el Gobierno. La importancia asignada por los medios de comunicación
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