Las Vacunas

Para comenzar debemos decir que una vacuna es un medicamento obtenido a partir de microorganismos, cuando se administra a una persona sana hace que esta produzca defensas contra dicho microorganismo para que si en futuro entra en contacto con este, sus defensas lo protejan y no padezca dicha enfermedad. Hay que dejar en claro que las vacunas solo sirven para prevenir enfermedades, no curan a aquellos que ya hayan contraído la enfermedad. El sistema inmune humano tiene células específicas para combatir las enfermedades.

La mayoría de las vacunas protege contra una enfermedad concreta, pero también existen aquellas combinadas que atacan a más de una enfermedad, como es el caso de la vacuna triple vírica (sarampión, parotiditis y rubéola) o la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina).

Palabras claves:

• Microorganismo

• Sistema inmune

• Vacunas combinadas

• Virus

• Epidemia

• Linfocitos B

• Linfocitos T

• inmunidad

La historia de la vacuna inicia hace más de 200 años, esta comenzó siendo estudiada por el médico inglés Francis Home, que realizó algunos intentos de inmunización contra el sarampión; pero sin lugar a dudas, Edward Jenner, fue quien marcó una nueva etapa en la historia de la inmunización, inventando la primera vacuna contra la viruela, conociéndosele así como el padre de la vacunación, finalizando así la larga lucha del ser humano contra las enfermedades infecciosas que solían ser fatales.

Como mencionamos anteriormente una vacuna es una sustancia que contiene el antígeno de un patógeno , dicho antígeno hace que el sistema inmune produzca células de memoria sin que la persona sea infectada , no resulta afectada porque el patógeno está debilitado y no puede reproducirse ni atacar las células de su organismo.

“Cuando alguna persona se expone a un patógeno y no ha sido vacunado se enfermas porque el patógeno se reproduce más rápidamente que lo que su sistema inmune puede responder. La persona Deja de estar enferma cuando sus linfocitos B o T ganan la batalla contra la infección.

Si el patógeno entra al cuerpo después de haber sido vacunado, los linfocitos B de memoria producen anticuerpos inmediatamente, pero si no ha sido vacunado el cuerpo debe pasar por toda la respuesta inmune humoral y el patógeno tiene suficiente tiempo para infectarnos.

El sistema inmune entra en acción ante la presencia de las proteínas de superficie del patógeno en el cuerpo del huésped, la vacuna repara el sistema inmune para un futuro ataque del patógeno. Es así como las vacunas pueden prevenir infecciones bacterianas y virales”.

(Libro “Biología” - Stephen Nowicki – página 956 – 2010 holt McDougal)

A lo largo del tiempo gracias a las vacunas, se han podido erradicar muchas enfermedades infecciosas que años atrás producían grandes epidemias y muertes, como por ejemplo la viruela. En el caso de otras enfermedades, como el sarampión o la poliomielitis, aunque no se ha conseguido erradicarlas del todo se ha reducido mucho el número de casos.

Si no se vacunara, estas enfermedades podrían volver a extenderse, produciendo secuelas importantes o incluso la muerte formando un brote epidémico dentro de la población.

En el caso de los recién nacidos, los bebés y los niños pequeños constantemente están expuestos a gérmenes que se encuentran en el ambiente por lo que frente a el contacto con sus padres, otros adultos, hermanos o hermanas, al salir a la calle, en el jardín o colegio y por sobre todo en el momento que desee viajar es más fácil que nunca antes, que un adulto y por sobre todo un niño o un bebé se contagien con enfermedades de otros países que usualmente son letales para los viajeros por lo que es necesario el uso de la vacuna en estos casos . Es cierto que durante las primeras semanas después de que nacen, los bebés tienen alguna protección que les transmitió la madre a través de la placenta antes del nacimiento. Después de un corto tiempo, esta protección natural desaparece, por lo que el mejor medio de protección para los recién nacidos y los niños son las vacunas contra infecciones y enfermedades.

Las vacunas se aplican a través de una inyección o por vía oral. En muchos casos son necesarias varias aplicaciones para conseguir que el efecto protector se mantenga durante años.

Pero realmente ¿cómo funcionan las vacunas? , Bueno básicamente las vacunas le enseñan al cuerpo cómo defenderse cuando los microorganismos, como virus o bacterias, lo invaden.

Las vacunas nos exponen a una cantidad muy pequeña y muy segura de virus o bacterias que han sido debilitados o destruidos. Su sistema inmunitario aprende luego a reconocer y atacar la infección si uno está expuesto a ella posteriormente en su vida. Como resultado, uno no resultará infectado o tendrá una infección más leve. Ésta es una forma natural de hacerle frente a las enfermedades infecciosas.

Las vacunas son medicamentos muy seguros. Aún así, algunas personas pueden experimentar algún efecto secundario, en general leve y transitorio, como puede ser fiebre, inflamación, enrojecimiento o dolor en la zona de la inyección. Les reacciones alérgica a las vacunas u otros efectos secundarios graves son muy raros y aparecen en ocasiones contadas.

Actualmente, están disponibles 4 tipos diferentes de vacunas:

Inactivadas: microorganismos dañinos que han sido tratados con productos químicos o calor y han perdido su peligro. Este tipo de vacunas activa el sistema inmune pero es incapaz de reproducirse en el huésped. La inmunidad generada de esta forma es de menor intensidad y suele durar menos tiempo, por lo que este tipo de vacuna suele requerir más dosis.

Vivas atenuadas:

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