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Las necesidades sexuales en el hombre y el animal


Enviado por   •  6 de Junio de 2012  •  Trabajos  •  3.779 Palabras (16 Páginas)  •  717 Visitas

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Las aberraciones sexuales

El hecho de la existencia de necesidades sexuales en el hombre y el animal es expresado en la

biología mediante el supuesto de una «pulsión sexual». En eso se procede por analogía con la

pulsión de nutrición: el hambre. El lenguaje popular carece de una designación equivalente a la

palabra «hambre»; la ciencia usa para ello «libido».

La opinión popular tiene representaciones bien precisas acerca de la naturaleza y las

propiedades de esta pulsión sexual. Faltaría en la infancia, advendría en la época de la pubertad

y en conexión con el proceso de maduración que sobreviene en ella, se exteriorizaría en las

manifestaciones de atracción irrefrenable que un sexo ejerce sobre el otro, y su meta sería la

unión sexual o, al menos, las acciones que apuntan en esa dirección. Pero tenemos pleno

fundamento para discernir en esas indicaciones un reflejo o copia muy infiel de la realidad; y si

las miramos más de cerca, las vemos plagadas de errores, imprecisiones y conclusiones

apresuradas.

Introduzcamos dos términos: llamamos objeto sexual a la persona de la que parte la atracción

sexual, y meta sexual a la acción hacia la cual esfuerza la pulsión. Si tal hacemos, la

experiencia espigada científicamente nos muestra la existencia de numerosas desviaciones

respecto de ambos, el objeto sexual y la meta sexual, desviaciones cuya relación con la norma

supuesta exige una indagación a fondo.

Desviaciones con respecto al objeto sexual.

La fábula poética de la partición del ser humano en dos mitades -macho y hembra- que aspiran

a reunirse de nuevo en el amor se corresponde a maravilla con la teoría popular de la pulsión

sexual. Por eso provoca gran sorpresa enterarse de que hay hombres cuyo objeto sexual no es la mujer, sino el hombre, y mujeres que no tienen por tal objeto al hombre,

sino a la mujer. A esas personas se las llama de sexo contrario o, mejor, invertidas; y al hecho

mismo, inversión. El número de esas personas es muy elevado, aunque es difícil averiguarlo

con certeza.

La inversión

Conducta de los Invertidos.

Las personas en cuestión se comportan de manera por entero diversa en diferentes respectos.

a. Pueden ser invertidos absolutos, vale decir, su objeto ,sexual tiene que ser de su mismo

sexo, mientras que el sexo opuesto nunca es para ellos objeto de añoranza sexual, sino que los

deja fríos y hasta les provoca repugnancia. Si se trata de hombres, esta repugnancia los

incapacita para ejecutar el acto sexual normal, o no extraen ningún goce al ejecutarlo.

b. Pueden ser invertidos anfígenos (hermafroditas psicosexuales), vale decir, su objeto sexual

puede pertenecer tanto a su mismo sexo como al otro; la inversión no tiene entonces el carácter

de la exclusividad.

c. Pueden ser invertidos ocasionales, vale decir, bajo ciertas condiciones exteriores, entre las

que descuellan la inaccesibilidad del objeto sexual normal y la imitación, pueden tomar como

objeto sexual a una persona del mismo sexo y sentir satisfacción en el acto sexual con ella.

Los invertidos muestran, además, una conducta diversa en su juicio acerca de la particularidad

de su pulsión sexual. Algunos toman la inversión como algo natural, tal como el normal

considera la orientación de su libido, y defienden con energía su igualdad de derechos respecto

de los normales; otros se sublevan contra el hecho de su inversión y la sienten como una

compulsión patológica.

Otras variaciones atañen a las relaciones temporales. El rasgo de la inversión data en el

individuo desde siempre, hasta donde llega su recuerdo, o se le hizo notable sólo en

determinada época, antes o después de la pubertad. Este carácter puede

conservarse durante toda la vida, o bien desaparecer en algún momento, o bien representar un

episodio en la vía hacia el desarrollo normal; y aun puede exteriorizarse sólo más tarde en la

vida, trascurrido un largo período de actividad sexual normal. También se ha observado una

fluctuación periódica entre el objeto normal y el invertido. Particular interés presentan los casos

en que la libido se altera en el sentido de la inversión después que se tuvo una experiencia

penosa con el objeto sexual normal.

En general, estas diversas series de variaciones coexisten con independencia unas de otras.

En el caso de la forma más extrema tal vez pueda suponerse regularmente que la inversión

existió desde una época muy temprana y que la persona se siente conforme con su

peculiaridad.

Muchos autores se negarían a reunir en una unidad los casos aquí enumerados y preferirían

destacar las diferencias entre estos grupos en vez de sus rasgos comunes, lo cual guarda

relación estrecha

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