METAFÍSICA Normalmente la metafísica se define como lo que está más allá de lo físico
lauvaldes2863Ensayo2 de Noviembre de 2017
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METAFÍSICA
Normalmente la metafísica se define como lo que está más allá de lo físico, es el estudio de lo abstracto del Ser y de Dios, y a su vez, comprende dos grandes ramas: la primera es la Ontología, que es el estudio del Ser; y la segunda es la Teología, que es el estudio de Dios. La mayoría de veces cuando no se conoce bien en qué consiste la metafísica nos vemos empujados a creer que esta sólo comprende la segunda rama, y que todo su objeto de estudio es Dios y lo que le corresponde a Dios convertido en el Ser, la importancia de su confluencia, etc. Pero en realidad, cuando dedicamos gran tiempo a su estudio nos damos cuenta que en ella encontramos también, así como en la filosofía, diversidad de teorías, pensamientos y planteamientos.
Ferrater Mora, en su Diccionario filosófico (1951) hace un recorrido histórico por la metafísica explicando las diferentes definiciones y planteamientos de los filósofos a través del tiempo, empezando por Aristóteles y terminando en los escépticos. Como ya sabemos que la metafísica puede ser interpretada de varias maneras, en este ensayo vamos a hacer énfasis en una en particular: la metafísica existencialista. Pues bien, aunque el fin del existencialismo no es precisamente crear una doctrina metafísica, ni mucho menos estudiar la metafísica en su defecto, el existencialismo considera que la cuestión fundamental en el ser es la existencia, en cuanto existencia humana. Por lo tanto, su objeto de estudio es el ser. Esto es lo que manifiesta Ferrater en su caracterización de la metafísica:
Otros autores no se han ocupado explícitamente de la cuestión de la naturaleza y posibilidad de la metafísica, pero su pensamiento filosófico puede ser considerado como fundamentalmente metafísico — o así es considerado, por lo menos, por todas las tendencias explícitamente anti-metafísicas. Tal ocurre, por ejemplo, con el existencialismo y con todas las filosofías existenciales.
De esta manera, la clase de metafísica a la que se va hacer referencia es plenamente existencialista. En virtud de ello, se utilizara explícitamente la teoría existencialista de Jean Paul Sartre.
II. Existencialismo de Sartre.
Jean Paul Sartre en una conferencia dictada enoctubre de 1945 en París, que luego en 1946 iba a ser compilada y convertida en texto llamado El existencialismo es un humanismo (1973), explica por qué se debe considerar al existencialismo humanista y a la vez responde a una serie de reproches que se le hacen al mismo. Sartre refuta las réplicas explicando qué es el existencialismo realmente, pues empieza diciendo que el primer principio y por el cual se le llama subjetivo al existencialista es que “la existencia precede a la esencia” (Sartre, 1973, p.2). En efecto, la esencia por sí misma no existe, a continuación explicaremos en detalle en qué sentido.……………………
“La existencia precede a la esencia”, al parecer esto resulta fácil de comprobar por una simple intuición racional: ¿En qué se diferencian la existencia y la esencia? La diferencia radica en que la existencia existe por sí misma como una conciencia; mientras que la esencia debe ser pensada. La esencia es un concepto, una idea, un proyecto humano. Como ejemplariza Sartre: la esencia es un manual o una técnica para realizar un objeto como por ejemplo un cortapapel, por lo tanto sólo existe cuando es concebida, pensada y proyectada por alguien, de allí que la esencia se derive de la existencia, y que ésta, la existencia, sea lo primordial.
Pero la pregunta que surge a raíz de este planteamiento es: ¿quién sería el pensador del proyecto ser humano? Algunos filósofos del siglo XVII pensaron en Dios, luego enel siglo XVIII, suprimiendo la idea de este, otros lo redujeron al concepto universal de humano.
“El hombre es poseedor de una naturaleza humana; esta naturaleza humana, que es el concepto humano, se encuentra en todos los hombres, lo que significa que cada hombre es un ejemplo particular de un concepto universal, el hombre; en Kant resulta de Esta universalidad que tanto el hombre de los bosques, el hombre de la naturaleza, como el burgués, están sujetos a la misma definición y poseen las mismas cualidades básicas. Así pues, aquí también la esencia del hombre precede a esa existencia histórica que encontramos en la naturaleza”
Sartre en cambio, dice que este ser en el que la existencia precede la esencia es el hombre, ya que comienza por existir como una conciencia, y sólo después viene la esencia como concepto suyo, como proyecto propio: “el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y después se define” (Sartre, 1973, p.3). Es así como en su teoría muere la idea de Dios, motivo por el cual no hay naturaleza humana porque no hay un Dios que la conciba.
El hombre antes de existir no es definible ya que empieza por ser nada. Una vez existe empieza por ser, y será como se conciba y se haya hecho, pero no como quiera porque en el existencialismo, así como la existencia es conciencia, la esencia es proyecto humano y querer es tomar una decisión, como el que quiere pertenecerá un grupo o casarse, lo que le compete al proyecto que el hombre empiece a crear para el porvenir al cual fue lanzado: “El hombre no es otra cosa que lo que él se hace” (Sartre, 1973, p.3).
Llegado a este punto, una vez el hombre ya existe es responsable de lo que es, de sí mismo, y al mismo tiempo, de todos los hombres. Esto debido a que en el existencialismo el significado de la palabra subjetividad gira en torno a dos sentidos: por una parte es una elección individual de un sujeto, y por la otra la imposibilidad del hombre de sobrepasar la subjetividad humana. Es ese segundo sentido el que abarca el existencialismo, por eso cuando Sartre dice que el hombre empieza por ser responsable de sí mismo, no habla del sujeto en su singularidad sino de todos los sujetos en sí y sus particularidades.
Una vez planteado lo anterior, Sartre introduce un nuevo concepto: la elección. Ciertamente, el hombre no elije solo por él, sino también por los demás hombres: “En efecto, no hay ninguno de nuestros actos que, al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser” (Sartre, 1973). Esto quiere decir que, al elegir, se está pensando en el bien colectivo y no solo el personal, ya que nada puede ser bueno para el sí mismo si al mismo tiempo no es bueno para los demás. Por eso, tomar una decisión u otra requiere antes pensar en hacer el bien y en favorecer al otro ya sí mismo. De esta manera, el grado de responsabilidad en el hombre no sólo lo compromete a él, sino también a toda la humanidad: “Así soy responsable para mí mismo y para todos, y creo cierta imagen del hombre que yo elijo; eligiéndome, elijo al hombre” (Sartre, 1973, p.4). Es preciso resaltar, de igual manera, que es esta carga de responsabilidad tan grande la que genera la angustia.
La angustia es el sentimiento de inseguridad que produce el no saber si se está realizando lo debido o no, si la decisión que se está tomando es la correcta, si es buena o mala, si solo favorece al sujeto y no la comunidad. Sin embargo, aunque algunos oculten su angustia e intenten evadir la responsabilidad de tomar decisiones, está siempre va a estar presente, pues en cualquier caso se va a tener que tomar una; a pesar de que el hombre sienta angustia, la decisión es una condición ubicua de la existencia.
Todo ocurre como si, para todo hombre, toda la humanidad tuviera los ojos fijos en lo que hace y se ajustara a lo que hace. Y cada hombre debe decirse: ¿soy yo quien tiene derecho de obrar de tal manera que la humanidad se ajuste a mis actos? (…) No es una cortina que nos separa de la acción, sino que forma parte de la acción misma. Y cuando se habla de desamparo, expresión cara a Heidegger, queremos decir solamente que Dios no existe, y que de esto hay que sacar las últimas consecuencias. (Sartre, 1973, p.4)
Ahora bien, laexistencia de Dios implicaría cierto orden en el mundo, por ejemplo, una moral establecida, valores, un mundo vigilado, entre otras cosas. Pero si Dios no existiera, tampoco dicho orden. Es esta postura sostenida por Sartre que plantea que si Dios no existe, el hombre está en constante desconsuelo, abandonado en el mundo, en su interior no existe ninguna posibilidad de aferrarse: “Dios no existe, no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. (…) Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre “está condenado a ser libre” (Sartre, 1973, p. 4). El hombre está condenado a ser libre porque es arrojado de la nada al mundo sin haber sido creado, y una vez en el mundo es responsable de sí mismo. Todo lo que venga al hombre, sentimientos, o pensamientos, se verá reflejado en sus decisiones, como la pasión o el deseo. En consecuencia, será responsable de sus actos sin excusas, por esto está obligado a inventarse, a inventar al hombre, en constante desamparo.
Este desamparo se presenta en el sentido en el que se encuentra en el mundo a merced de dos morales diferentes, una inmediata pero personal y otra más amplia, colectiva, pero de eficacia dudosa. Al respecto, conviene revisar el caso que expone Sartre en el texto: uno de sus estudiantes se encuentra “entre la espada y la pared” su hermano había muerto en guerra, y él quería unirse a las fuerzas militares paravengarlo. Por otro lado, su madre recién separada, aun llorando la muerte de su hijo se quedaría sola. Si llegase a tomar la primera decisión aunque pueda vengar a su hermano, también puede que muera o que no lo manden a la guerra. Entonces, ¿Qué elegir?, es aquí donde viene en juego el desamparo; ¿en qué doctrina, religión, creencia, o filosofía confiar? Sartre sugiere que en ninguna. “Si los valores son vagos, y si son siempre demasiado vastos para el caso preciso y concreto que consideramos, sólo nos queda fiarnos de nuestros instintos” (Sartre, 1973, p.6). Recurrir al instinto, a los sentimientos, qué cree que es lo que debe hacer y es lo mejor, medir en una balanza cuál es el caso más importante (quedarse con su madre o vengar a su hermano), qué sentimiento lo impulsa más, el amor o la venganza, ¿Quién le dirá si su decisión es la correcta? Pero, además ¿cómo confiarse en los sentimientos si estos se constituyen en actos? No puede saber por ejemplo qué sentirá en la guerra si antes no ha ido a una. Es como confiar en un consejo recibido de su profesor, si el joven lo eligió como consejero, en el fondo ya sabía cuál iba a ser su respuesta: “usted es libre, elija, es decir, invente“(Sartre, 1973, p.7). De esta suerte, el desamparo nos lleva a que nosotros mismos elijamos lo que seremos.
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