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“MODELOS CLASICOS Y NEOCLASICOS DE COMERCIO INTERNACIONAL, ¿SE ADAPTAN A LA REALIDAD DE LOS PAISES?”


Enviado por   •  28 de Agosto de 2016  •  Ensayos  •  1.715 Palabras (7 Páginas)  •  536 Visitas

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UNIVERSIDAD EAN

ENSAYO “MODELOS CLASICOS Y NEOCLASICOS DE COMERCIO INTERNACIONAL, ¿SE ADAPTAN A LA REALIDAD DE LOS PAISES?”

BOGOTÁ D.C., AGOSTO DE 2016

DOCUMENTO ELABORADO POR:

GUSTAVO ANDRÉS PÉREZ CAMACHO

ENSAYO “MODELOS DE MERCADO CLASICOS Y NEOCLASICOS, ¿SE ADAPTAN A LA REALIDAD DE LOS PAISES?, UNA MIRADA GENERAL”

Los distintos expertos en teorías internacionales como Adam Smith, o David Ricardo entre otros, han tratado de dar explicación a través de los años a las distintas interacciones y relaciones que se dan dentro de los mercados para tratar de producir modelos que permitan predecir o simular distintas situaciones. Dichos modelos de manera progresiva a través del tiempo han ido acercándose más (además de irse adecuando a la evolución de los mercados), a lograr explicar dichas interacciones. Pero surge de allí una duda, ¿que tanto se pueden acoplar estos modelos o teorías desarrolladas a las situaciones actuales de los mercados internaciones?

Para lograr el desarrollo de un interrogante como el planteado es necesario remitirse a explorar los conceptos básicos de las principales teorías que pretenden modelar las interacciones que resultan de los distintos procesos de un mercado de comercio internacional. Algunas de ellas como la Teoría del Mercantilismo, la Teoría de la Ventaja Absoluta, la Teoría de la Ventaja Comparativa, la Teoría Hechscher-Ohlin, El modelo de Factores Específicos y el Diamante de Portter entre otras, se explicaran de manera cronológica, y se expondrán ejemplos de cómo no necesariamente son funcionales dentro de los modelos de mercado para los cuales fueron formuladas.

La teoría del mercantilismo, es una teoría que se desarrolló los siglos XVI, XVII y la primera mitad del siglo XVIII en Europa[1], de manera pragmática se desarrolla bajo el precepto de que la prosperidad de una nación depende del capital que pueda tener. El capital (representado por los metales preciosos que el Estado posee), se incrementa sobre todo mediante una balanza comercial positiva con otras naciones (las exportaciones deben ser superiores a las importaciones). El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación y desfavoreciendo la importación, sobre todo mediante la imposición de aranceles[2] (EKELUND, 1998). Un ejemplo claro del modelo mercantilista se podría dar observando a grandes rasgos la economía colombiana antes de la apertura económica de 1991, donde predominaba un modelo de proteccionismo económico, donde no podía existir un libre comercio de Colombia con otras naciones y existían grandes barreras arancelarias que mantenían bajo un modelo proteccionista la industria nacional[3].

Unos años más tarde a finales del siglo XVIII, Adam Smith da desarrollo a su teoría de la Ventaja Absoluta, donde expone que al especializarse los países en los bienes en los que tiene ventaja absoluta, exportan esos bienes y con las ganancias de esta venta a otros países que compran los demás bienes producidos por otros. De esta manera llegaba a la conclusión de eficiencia del comercio internacional[4] (Krugman, 2012). Sin embargo, la teoría de la ventaja absoluta como concepto fundamental del comercio internacional termino por ser muy simplista para la realidad, ya que existían casos en los que no podría ser aplicada. Por ejemplo simulando una situación donde existen solo 2 países, donde cada uno produce solo 2 productos, como televisores y computadores, donde para el país A cuesta producir un televisor 10 unidades y un computador 15 unidades y para el país B cuestan 5 y 8 respectivamente, habría una ventaja absoluta para los 2 bienes por parte del país B, por lo cual no se daría ningún tipo de comercio ya que el país B no estaría interesado en alguno de los bienes producidos por A[5].

La Teoría de la Ventaja Comparativa se da algunos años después, para ser más exactos en los inicios del siglo XIX, cuando David Ricardo retoma la teoría formulada por Adam Smith y se dispone a profundizar en ella proponiendo dar solución a algunos de los problemas presentados, la teoría de la ventaja comparativa se ocupa de esos casos difíciles y es por tanto indispensable para la defensa del libre comercio. Demuestra que incluso como veíamos en el ejemplo que se utilizó para refutar la teoría de la ventaja absoluta, que sí el país A es más eficiente que el país B produciendo ambos productos televisores y computadores merecerá será útil al país B especializarse en producir por ejemplo Televisores, en lo que es mejor produciendo, y comprar los computadores a B, aunque es mejor produciéndolo pero no tiene tan gran ventaja comparativa como fabricando Televisores. En otras palabras, cada país debería producir no solo aquello en lo que tenga una ventaja absoluta en producir, sino en lo que es mejor, o al menos en lo que no es peor, es decir, en lo que tenga una ventaja comparativa a la hora de producir (Krugman, 2012). En este sentido la teoría fluye completamente bien, el problema es que David Ricardo explico la teoría colocando únicamente como factor de producción el trabajo, algo que para la mayoría de teóricos es erróneo ya que no es el único factor existente[6] (VAGGI, 2003).

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