Medicina.
truequeTrabajo8 de Noviembre de 2012
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INTRODUCCION
En el siglo XVl, al arribar los españoles e iniciar la colonización de estas tierras, guiados por la codicia, imbuidos en el misticismo cristiano y provistos de mejor tecnología, nos trajeron la medicina española que no era otra que una atrasada medicina europea medieval.
Esta realmente era una medicina galénica o hipocrática mejorada con algunas influencias árabes, era una medicina de examinar el pulso y la orina, de percibir purgas y sangrías además de prescribir tráquea. Por muy togados que hayan sido quienes practicaron esta medicina, ella no pudo ser mejor que las medicinas prehispánicas porque, ahora sabemos, ambas debieron ser poco efectivas en lo que se refiere a modificar sustancialmente la evolución o curso natural de las enfermedades.
Reconocemos que la medicina aborigen y la hispánica tuvieron un gran efecto placebo con sus prácticas y, quizás, la primera fue mejor al disponer de una variada provisión de plantas medicinales.
EPIDEMIAS
Las diversas culturas prehispánicas se vieron afectadas por una serie de enfermedades infecciosas endémicas y con características regionales algunas de ella. Como se menciono, existe evidencia de que padecieron de tuberculosis, enfermedad de Chagas, bartonelosis, sífilis y diversas parasitosis intestinales. Por supuesto que existieron las diarreas comunes, las neumonías, las infecciones de la piel (estreptodermias y estafilodermias), infecciones urinarias, etc.
Como en cualquier otra población toda vez que estas enfermedades eran producidas por gérmenes que habían acompañado ancestralmente a los humanos en su desplazamiento de Asia hacia estas tierras.
El problema surgió cuando los españoles arribaron a estas tierras trayendo su cultura y sin quererlo, los gérmenes que cohabitaban con ellos y a los cuales ya se habían tornado inmunes de manera natural, es decir, habían tenido contacto con ellos o habían padecido las enfermedades en la infancia.
En cambio la población indígena estuvo desguarnecida de toda inmunidad tal que luego de los primeros contactos con los españoles se desataron entre ellos mortíferas epidemias que inmovilizaron o dificultaron la defensa de sus tierras.
El sarampión, la varicela, la tos convulsiva y la difteria (garrotillo) también afectaron a los pobladores americanos, especialmente la primera que solia complicarse con la neumonía.
La malaria, la fiebre amarilla, la peste bubónica, el tifus exantemático (tabardillo) y la lepra fueron traídas de Europa y África, principalmente con los grupos de esclavos africanos o por los mismo navegantes europeos.
Si a estas epidemias que causaron una enorme morbilidad y mortalidad entre los habitantes americanos le sumaos el hambre surgido al haber sido despojados de sus tierras y obligados a trabajar inhumanamente en las minas, además de las frecuentes contiendas, en fácil explicarnos el rápido despoblamiento del continente una vez establecidos los colonos españoles.
HOSPITALES
Como las enfermedades afectaban a indios y españoles, estos se vieron en la necesidad de establecer centro de atención médica como los hospitales, casas de reposo, refugios y asilos.
Estos locales se establecieron diferenciando el género (varones y mujeres), el origen (españoles indios y negros) y el oficio (militares, religiosos, marinos).
En general, la atención en estos hospitales era para la gente pobre abandonados, desprotegidos, incurables o desahuciados.
Los españoles de buena posición económica solían ser tratados en sus domicilios, donde recibían atención médica y los servicios religiosos.
Habían de ser lo que hoy llamamos asilos, refugios, o casas hogares que no cuidaban solamente a el enfermo si no también a los huérfanos, la viuda y todo tipo de infortunados.
Quiroga considero la ignorancia de la fe cristiana y de las prácticas civilizadas como uno de los más serios infortunios sufridos por los indígenas. Por esta razón la instrucción y el adiestramiento encontraron siempre lugar importante entre los trabajos de los pueblo hospitales de Quiroga, y en verdad justificaron el nombre que les dio: Pueblos de Santa Fe.
Estos pueblo-hospital pueden describirse como comunidades organizadas para la consecución de fines sociales, filantrópicos y religiosos.
Hospital en el lenguaje actual se toma casi exclusivamente en el sentido de lugar dedicado al cuidado médico de los enfermos y de los lisiados.
Olvidamos la cercana relación de los conceptos hospital y hospitalidad, pero hay un significado más antiguo para la palabra hospital: pero hay un significado mas antiguo para la palabra hospital, más amplio en su significación. Hospital, en este sentido se define como: institución caritativa para el refugio, mantenimiento o educación de los necesitados, ancianos, enfermos o pupilos. Tanto en Europa como en Hispanoamérica, Quiroga aplico la palabra en este sentido a los pueblos que fundó.
ENFERMERIA
Se construiría una enfermería sobre el plano de una familia grande, cuadrada, dos veces más grande que las otras y un poco separad de ellas. En un lado habría una sala grande para aquellos pacientes con enfermedades contagiosas y frente a esta otra para aquellos con otros males (la ciudad Utopiana tenía cuatro hospitales alrededor, con espacio amplio en cada uno a fin de que los enfermos no estuvieran amontonados y que los pacientes con enfermedades contagiosas estuvieran separados de los otros).
Las otras dos salas, al frente y atrás de la familia, serian para el mayordomo y el dispensero de los enfermos y para los oficios necesarios.
En medio del patio habría una capilla cubierta con lados abiertos donde los enfermos pudieras oír misa.
El mayor domo y el dispensero estarían obligados a ofrecer lo mejor y primero a los enfermos cuando pidieran algo, comprándolo cuando no lo tuvieran.
Un boticario, un médico y un cirujano serian pagados para visitar y cuidar a los enfermos (en la distribución de la comida en Utopia, debían ser favorecidos lso enfermos. Se los proveía con todo lo necesario; y médicos estaban presente continuamente).
Los sanos visitarían a los enfermos guardándose del contagio, pero consolándolos y mostrando por ellos interés y la mayor calidad posible.
SALUD DE ALMAS Y CUERPOS
Además de la audiencia de Guadalajara, encargada de aplicar el sin fin de leyes expedidas por la Metrópoli, aunque estas mucho se diluían debido a la distancia y a particulares conveniencias, la vida cotidiana de los españoles se vio mucho mas vigilada por la santa inquisición.
Se empezó a sentir su presencia desde la llegada del primer obispo, Pedro Gómez Maraver ya que, entre las atribuciones conferidas a su jerarquía, figuraba la de representante del Santo Oficio con arreglo a lo cual estaba obligado a cuidar la “limpieza” de obra y pensamiento de los españoles.
En efecto, el solo hecho de señir la mitra implicaba también ser “inquisitor ordinario” con autoridad dentro de los limites de las propias diócesis, responsabilidad que pasaba al Cabildo cuando la sede quedaba bacante.
Del mismo modo que educaba cuidaba de la moral y sancionaba las faltas, la iglesia asumió también el compromiso de manejar los hospitales o corridos solo por gentes de escasos recursos que no tenían la posibilidad de atenderse en casa.
La organización social de los centro de salud sobrevino con el desarrollo de la vida urbana. Aunque Carlos V y Felipe ll en 1541 y 1573 respectivamente ordenaron que se fundaran hospitales en todos los pueblo, villas, ciudades, disponiendo al efecto un noveno y medio de los diezmos, es evidente que esas rentas se invirtieron, de preferencia, en los lugares donde los obispos residían.
Sin embargo, el primer hospital de Guadalajara que nació en 1557 tres años antes de que esta se convirtiese en capital de Nueva Galicia abrió sus puertas gracias al esfuerzo particular de unos cuanto vecinos en una capilla que se encontraba en la rivera o puesta del rio San Juan de Dios.
Ellos mismos lo sostuvieron hasta que los juaninos se hicieron cargo en 1604. La insuficiencia del lugar era notoria en virtud de que debía “curar enfermos de toda la provincia y aun de otras partes”, pese a que, al parecer, si no se atendían indios de la misma manera que en los hospitales franciscanos no se asistía de ordinario a ningún español.
Comoquiera, antes de 1580, el Cabildo de la cuidad solicito al rey autorización y forndos para fundar otro hospital. La corona no contesto pero
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