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OXITOCINA


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2014  •  1.918 Palabras (8 Páginas)  •  202 Visitas

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¿Qué es la oxitocina?

La oxitocina es una hormona que se produce por la glándula pituitaria y su secreción es regulada por las células del hipotálamo, una glándula hormonal (del volumen de un guisante) situado en el centro del cerebro, que controla y regula cada glándula y a la vez cada una de las funciones del organismo. El hipotálamo envía impulsos nerviosos que se propagan mediante un entramado de hormonas, enviando impulsos al cerebro.


Cuando la oxitocina está presente en la sangre, se desencadena en el cerebro (concretamente en la amígdala cerebral), una serie de reacciones favorecedores para el comportamiento de las personas.
Podemos asegurar, según estudios recientes, que la oxitocina es una hormona que potencia las relaciones sociales y podría estar directamente relacionada con el sentimiento de confianza y la generosidad en las personas.
También, estudios recientes relacionan la desaparición o la disminución de los efectos de la fobia social cuándo se aumentan los niveles de oxitocina

Estudios previos muestran que administrando oxitocina por vía nasal a individuos sanos se reduce la activación de circuitos cerebrales vinculados al miedo, aumenta el contacto visual con otras personas y se incrementa la confianza y la generosidad.

Acciones clásicas de la oxitocina

La oxitocina (OT) es un péptido, esto es, una cadena de nueve aminoácidos que se sintetiza en el sistema nervioso y en otros tejidos del cuerpo. Hace aproximadamente cincuenta años, se estableció que en una región del cerebro de los mamíferos, llamada hipotálamo, existen células nerviosas encargadas de sintetizarla, y que la liberan después en la glándula hipófisis hacia el torrente sanguíneo. Las células que la producen se denominan neuronas oxitocinérgicas, y en virtud de que su producto, la OT, alcanza el torrente sanguíneo, se le considera como una hormona.

Es a través del sistema circulatorio que alcanza dos de los tejidos sobre los que ejerce principalmente su acción: el útero y la glándula mamaria; en el útero la OT es necesaria durante el parto, y en la glándula mamaria es esencial para que libere leche durante el amamantamiento; esto es, la lactancia, la característica más distintiva de los mamíferos, sería imposible sin la OT. Estas son las acciones que se consideran “clásicas” de esta hormona. Existe un enorme caudal de conocimientos sobre ella, tanto desde el aspecto de investigación básica como aplicada ya que, por ejemplo, se le utiliza comúnmente en la práctica veterinaria.

El objetivo de este manuscrito es enfocar la atención sobre otras funciones “no clásicas” de esta hormona, particularmente sobre el efecto que tiene en la madre y en su progenie para establecer la relación afiliativa más característica de los mamíferos: el vínculo entre la madre y su infante.

“Nuevas” funciones de la OT

La idea de las acciones no clásicas de la OT comenzó a gestarse en 1979, cuando se demostró que las neuronas oxitocinérgicas no sólo secretaban este péptido al torrente sanguíneo, sino que también lo contenían y liberaban en las terminales sinápticas de las neuronas, lo que significaba que, además de funcionar como una hormona, lo hacía como un neurotransmisor. Neurotransmisores son la acetilcolina y la norepinefrina, entre otros, pero nunca se pensó que un péptido como la OT se agregara a la lista. Para que una hormona o un neurotransmisor ejerza su acción en un tejido se necesita que posea lugares de reconocimiento específico para dicha sustancia, los cuales se denominan receptores.

Tanto el útero como la glándula mamaria los poseen en abundancia, y la existencia de terminales nerviosas de OT implica que también hay receptores dentro del cerebro. Efectivamente, se demostró su existencia en muchas regiones de este órgano. Y no sólo eso: se comenzó a demostrar su funcionalidad. De nueva cuenta, como ocurre generalmente en la ciencia experimental, las investigaciones hechas con animales aportaron las evidencias.

Conducta maternal y OT Partiendo del razonamiento de que durante el parto se produce una liberación masiva de OT, el doctor Kurt Pedersen, de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, propuso que probablemente la OT, además de liberarse en el torrente sanguíneo, pudiera también secretarse dentro del cerebro; basándose en la observación anatómica ya señalada de que abundantes terminales nerviosas en su interior contienen OT, Pedersen se preguntó qué función desempeñaban. Propuso que probablemente se relacionaban con el inicio de la conducta maternal.

Experimentos hechos con ratas blancas de laboratorio confirmaron su teoría. Cuando las ratas no están embarazadas ni lactando, evitan —aborrecen— a los críos, tanto que incluso se los comen. La hembra tiene que pasar por el período de embarazo para que esta conducta cambie, de tal manera que antes del parto, si se le proveen críos, puede llegar a aceptarlos; esto es, necesita aproximadamente veinte días para volverse maternal.

La OT provocó el mismo efecto en sólo una hora. Pedersen inyectó OT en los ventrículos cerebrales e indujo conducta maternal en ratas vírgenes. Lo sorprendente de este descubrimiento fue que la conducta de rechazo de las ratas vírgenes hacia los críos cambió drásticamente en corto tiempo después de la administración de la OT. Las ratas, que una hora antes eran caníbales, se transformaron en madres amorosas por la acción de una hormona.

A partir de ese momento, la OT quedó ligada a la conducta maternal, no sólo en las ratas, sino probablemente en todos los mamíferos, ya que numerosos experimentos realizados con borregas, conejas, hembras del ratón y algunos marsupiales han confirmado tal relación.

Y no es que no haya estado ligada anteriormente, ya que no hay algo más maternal que una madre amamantando a su progenie, sino que ahora se piensa que la OT, además de participar en la glándula mamaria para la salida de la leche, también actúa en el cerebro de la madre para aceptar al crío. Recientemente se ha descubierto que los efectos de la hormona van mucho más allá de ejercer una acción en la madre, pues parece que también ejerce efectos en el crío, asociados también al aspecto afiliativo.

La oxitocina

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