Obsolescencia Programada

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA: EL MOTOR SECRETO DE NUESTRA SOCIEDAD DE CONSUMO

“Y todo se volvió de usar y tirar.

Desechamos cosas casi nuevas porque alguien determinó que era el momento de tirarlas y de volver a consumir otras más novedosas, y los residuos los enviamos lejos donde no pudiéramos verlos, al igual que hicimos con nuestras cosas, hicimos con nuestro planeta e incluso con nosotros mismos”

Desde hace muchos años, para ser más exactos desde los años 20 hemos estado siendo víctimas de un mercado ambicioso (algunas empresas), que para mejorar su rentabilidad y obtener mayor beneficio ha reducido la vida útil de los productos que ofrecen, para que nosotros como “consumidores” derrochemos el dinero en la compra de estos y así generar que estas empresas obtengan mayor ganancia. A esto se le llama Obsolescencia Programada.

Muchos años atrás el hombre se preocupaba por inventar cosas que generaran el mayor gusto y beneficio en la sociedad, diseñaba productos novedosos, apetecidos, interesantes e importantes con larga duración, pero nada dura para siempre. Pasado el tiempo personas ambiciosas, que pensaban solo en su conveniencia y en enriquecerse más de lo normal a costillas de otros (los consumidores), decidieron tomar una lamentable decisión: recortar la vida útil de los productos para aumentar las ventas.

Ya que ellos consideraban que al producto durar demasiado, eso reducía las ventas y por ende disminuía las ganancias.; claro está que fue una fatal decisión, porque este suceso llevó a que grandes pensadores e inventores se vieran opacados y sus proyectos fueran archivados, provocando que nuestra sociedad se volviera inútil en sus productos fabricados.

Un ejemplo claro de esto es lo que sucedió con la bombilla. En sus inicios fue creada para que durara aproximadamente 100 años (primera víctima de la obsolescencia programada), pero llegó un momento en que ambiciosos trajeados quisieron tomar el dominio de este producto para repartirse las ganancias que esto generaría en el mercado entre sí. Su fin, crear bombillos con menos duración para que la gente consumiera más y así mejorar “la Economía de este mercado”.

Esto se ve en todos los mercados desde ese entonces hasta la actualidad. El problema de la Obsolescencia Programada es notable, comenzando porque las personas ya no consumen para suplir necesidades importantes, sino que tienen el deseo de consumir, de poseer algo más nuevo y un poco más de lo normal. Esto es lamentable, porque debido a tanta innovación se está viendo afectado algo que nos compete a todos como lo es el medio ambiente.

La gente se preocupa más por las cosas que ha de poseer, que por saber cómo está siendo manejada su naturaleza y a raíz de ese manejo el beneficio de salubridad que está le puede llegar a ofrecer (esto ha pasado a un segundo plano). Esto demuestra que en nuestra sociedad abunda la ignorancia, se dejan convencer por todo lo que se les dice o se les muestra, no se ponen en la tarea de ir más allá para indagar si lo que se dice de lo que se crea es totalmente cierto.

Entre tanto nuestro medio ambiente se está colapsando por tanta fabricación de objetos que algún momento se puede decir que no son indispensables para el sostenimiento del ser humano, convirtiéndose únicamente en vanidad; generando un notable deterioro en nuestro oxígeno, productos naturales, etc. Todo esto ha sido indicio para el surgimiento de diversas enfermedades, que están acabando rápidamente con la humanidad.

La Obsolescencia Programada lleva exclusivamente a una cosa: “Usar y Tirar” y también a “comprar, tirar y comprar” que en resumidas cuentas viene siendo lo mismo. ¿Por qué comprar, tirar y comprar? Es simple, porque al ser los productos menos duraderos, esto conlleva a que su deterioro sea más rápido, lo que impulsa a que el consumidor se direccione nuevamente al mercado a adquirir (comprar) un nuevo producto. Desde este punto de vista la sociedad se ha vuelto consumista, y ha establecido un comportamiento que implica el deseo de adquirir nuevos productos para estar a la vanguardia. La obsolescencia programada se ha convertido en un círculo vicioso en el que interviene el producto, el consumidor y el fabricante. De la misma forma esto lleva a que las personas cada día de manera inconsciente decidan tirar la historia secreta de la obsolescencia

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