PRACTICAS AGROECOLÓGICAS

Practicas agroecológicas

Los pensadores griegos señalaron que el progreso significa un avance creciente de la ciencia y la tecnología y, algunas veces, este avance se relacionaba con la felicidad. Hoy podemos ver muchos avances en distintos medios, especialmente en los de comunicación. Quienes han bombardeado el mundo con estas tecnologías haciendo creer a muchos que el desarrollo de esta era es progreso. Muchas son las ciencias que se han beneficiado de estas herramientas para hacer las prácticas más sencillas y más asequibles el conocimiento. Por su parte, la agricultura no escapa a esta pretensión y ha llevado a un desarrollo máximo de producción en diferentes partes del mundo. Pero cuando se miran en general las nuevas prácticas agrícolas, los acuerdos de libre comercio, el uso inadecuado de los recursos naturales, el desequilibrio ambiental y la amplia brecha económica. Nos preguntamos ¿realmente es esto “progreso.”? El siguiente escrito pretende mostrar el papel del hombre como agente de cambio frente a la realidad del modelo económico global y el uso medido de los recursos teniendo como base el modelo cristiano.

La agricultura es la primera actividad laboral realizada por el hombre en la tierra, por este medio el hombre se sostiene y puede gozar de un buen vivir. De esta manera desde los orígenes se observaba una armonía de la humanidad y la naturaleza.

Desde la perspectiva bíblica al hombre se le entregó el dominio de todos los seres sobre la tierra. Ellos se debían convertir en buenos administradores del mundo.” Cuando Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara,” (Gen. 2:15 DHH L 1996*)

“Los adventistas creemos que todos los seres humanos han sido creados a imagen de Dios y que, por lo tanto, representan a Dios como sus mayordomos, para cuidar del medio ambiente de manera fiel y beneficiosa para la humanidad” (Declaraciones, Orientaciones y Otros Documentos, 2011).

Desgraciadamente, la corrupción y la explotación han llegado a ser el modo en que los seres humanos administran estas responsabilidades. Cada vez más, hombres y mujeres participan de una destrucción megalómana de los recursos de la tierra, lo que ha dado como resultado incontables sufrimientos, problemas ambientales y la amenaza del cambio climático. La pobreza, el hambre y muchas de las enfermedades que observamos se deben en gran medida al egoísmo humano y a su deseo egocéntrico de poseer cada vez más y más, lo que conlleva una producción en constante crecimiento, un consumismo sin límites y el agotamiento de los recursos no renovables. La crisis ecológica tiene sus raíces en la codicia de la humanidad y en su negativa a ser mayordomos fieles y respetuosos con los límites de la creación de Dios.

En este sentido, como solución a estos problemas los adventistas manifiestan una declaración aprobada por la Junta

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