Producción De pña
charlie_mazaba20 de Marzo de 2015
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Capitulo l
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Antecedentes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Delimitación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Planteamiento del problema. . . . . . . . . . . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Justificación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Objetivos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Hipótesis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12
Variables. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Capitulo ll
Historia de las empresas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . .15
Historia de Grupo Gasperin. . .. . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .18
Organigrama. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 21
Historia del logo Gasperin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .22
Capitulo lll
Marco teórico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Capitulo lV
Metodología
Tipo de investigación
Instrumento de medida
Procedimiento
Resultados
Conclusiones
Recomendaciones
Referencias bibliográficas
Introducción
La piña (ananás comosus) es un fruto originario de América con una larga tradición en nuestro país y considerada en muchos países como una fruta exótica. En los últimos años esta fruta ha adquirido, en la región del Bajo Papaloapan, una relevancia significativa por su dinámica económica y por ser una fuente importante de empleo, tanto en la producción y comercialización de la fruta fresca, como en el proceso de industrialización. En los últimos años, los productores de piña mexicanos vienen enfrentado diversos problemas que se han acentuado recientemente y alcanzado niveles preocupantes de asimetría entre regiones productivas y productores, estos últimos argumentan que la principal causa de la crisis que están enfrentando es el crecimiento de las importaciones de piña industrializada subsidiada que ha venido desplazando a los productores locales. Sin embargo, la información disponible nos permite comprobar que la participación de las importaciones en el consumo doméstico es insignificante, comparada con la producción interna, por lo que no tiene un papel decisivo en el mercado nacional. Por ejemplo, en el año 2000 se produjeron 518 mil 521 toneladas de piña y el consumo fue de 480 mil 833 toneladas, mientras que las importaciones ascendieron a 5 mil 32 toneladas1, que representaron ese año solamente el 0.9 por ciento de la producción total del país y 1.02 por ciento del consumo interno.
Somogyi et al., (1996) “…La piña (Ananás comosus) pertenece a la familia de las Bromeliáceas, genero Anna y especie Sativa siendo no climatéricas que producen péquelas cantidades de etileno.”
Por otra parte, observamos que a partir del incremento en los precios medios, la superficie cosechada comenzó a crecer aceleradamente, particularmente en el periodo 1993-2000, cuando dicha superficie más que se duplicó al pasar de 6 mil hectáreas a 12 mil 900 hectáreas en ese periodo, sin que ello necesariamente se reflejara en un incremento del consumo doméstico, lo que generó un creciente excedente que no logró colocarse en el mercado interno ni en los mercados externos, ya que la piña que se produce en México ha perdido competitividad en los mercados mundiales, particularmente frente a los principales exportadores como Costa Rica, Costa de Marfil, Filipinas y Honduras, que en su conjunto representaron en el 2000 casi las tres cuartas partes del total mundial y cuyos costos de producción están muy por debajo de los de México.
Es decir, contrariamente a lo que sucede con otros cultivos, el caso de la piña no se orientó al mercado externo bajo una política agrícola centrada en la apertura comercial, sino se enfocó a satisfacer la demanda del mercado doméstico, al que se destina actualmente el 95 por ciento de la producción y solamente el 5 por ciento restante de la producción se exporta,siendo Estados Unidos el principal mercado de destino y al cual se exportó en el periodo 1997-2000 el 96.71 por ciento del total.
Para evaluar la situación actual por la que atraviesan los productores de piña en México, es necesario ubicar a esta actividad en el ámbito de la política económica caracterizada por el proceso de apertura económica a la competencia internacional y la desregulación y privatización de diversos sectores. En efecto, durante la década de los noventa, la intervención estatal en el sector agrícola se redujo considerablemente y se tomaron medidas importantes para desregular al sector agroalimentario. El número de organismos públicos involucrados en la ejecución de la política agrícola se vieron reducidos considerablemente.
Durante esos años, algunos organismos disminuyeron su tamaño y fueron reestructurados como la Comisión Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO) y el Banco Nacional de Crédito Rural (BANRURAL); otros fueron liquidados como el caso de Tabacos Mexicanos (TABAMEX), la Comisión Nacional de la Fruta (CONAFRUT), Aseguradora Nacional Agrícola y Ganadera, S.A. (ANAGSA) y Alimentos Balanceados Mexicanos (ALBAMEX); otros fueron prácticamente desmantelados como Azúcar S.A. (AZUCAR), el Instituto Mexicano del Café (INMECAFE) y la Comisión Nacional del Cacao (CONADECA); y otros, finalmente fueron privatizados, como Fertilizantes Mexicanos (FERTIMEX) y la Productora Nacional de Semillas (PRONASE). La única excepción destacada en ese periodo fue la creación de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA) en 1991 para apoyar la formación de mercados privados.
En ese sentido, la producción de piña en México no estuvo exenta de esa situación, de tal manera que la participación del Estado a través de organismos como CONAFRUT (quien realizó investigaciones importantes en la zona piñera respecto al cultivo, uso de coronas seleccionadas, mejoras en las variedades y fertilización); el Fondo de Fomento de Apoyo a la Agroindustria (quien apoyo al sector con asistencia técnica); FERTIMEX (que apoyó con fertilizantes y plagicidas a precios accesibles); y BANRURAL (que apoyó con créditos subsidiados), no sólo se vio disminuida sino que prácticamente desapareció, agravando con ello la situación de los productores nacionales.
Asimismo, entidades que fueron creadas por el Gobierno para apoyar la industrialización de la piña, como la constitución en 1974 de las empresas públicas: Complejo Frutícola Industrial de la Cuenca del Pacífico, S.A. (COFRINSA), y Complejo Frutícola Industrial de la Cuenca del Papaloapan, S.A., dedicadas al cultivo e industrialización de frutas tropicales por cuenta propia o de terceros, con el propósito de que la industria cumpliera una función reguladora en el mercado de la piña, en 1991 fueron desincorporadas para que pasaran a formar parte del sector productivo, sin embargo, ninguna de las dos empresas cumplió con los objetivos propuestos.
La creciente producción de piña en la zona del Bajo Papaloapan durante los años 1989 y 1990, por arriba de las 400 mil toneladas, provocó una abundante oferta nacional que repercutió en el precio y generó un problema de comercialización llevando a una disminución de las superficies cultivadas y los niveles de producción. Así, durante el periodo 1990-1993 el precio medio rural disminuyó en términos reales, derivando ello en otros problemas como cartera vencida y falta de mantenimiento a los huertos.
A partir de 1994, la misma situación que generó la caída en la oferta, permitió que el precio medio rural a precios constantes comenzara a crecer de manera importante, pasando éste de 2,507.80 pesos por tonelada en 1994 a 2,693.10 pesos por tonelada en 1998, lo que permitió una reactivación del cultivo en la región del Bajo Papaloapan, incrementándose la superficie sembrada y la producción, pasando éstas de 7 mil 973 hectáreas a 25 mil 138 hectáreas y de 228 mil 580 toneladas a 480 mil 856 toneladas respectivamente, entre 1994 y 1998. En este periodo cabe destacar el caso del Estado de Veracruz, en el cual la superficie sembrada pasó de 5 mil 226 hectáreas en 1997 a 19 mil 562 hectáreas en 1998, aún cuando en este último año solamente se cosecharon 6 mil 510 hectáreas, es decir, se perdieron más de 13 mil hectáreas que se dejaron de cosechar por la caída de los precios a nivel local. Cabe señalar también que en la reactivación de la producción de piña a partir de la segunda mitad de la década de los noventa contribuyeron otros factores relacionados con la modificación en el tipo de agricultura que se dio en la región del Bajo Papaloapan, caracterizado por: una mayor concentración de
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