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Práctica: “CURVA DE DOSIS RESPUESTA”


Enviado por   •  20 de Abril de 2020  •  Trabajos  •  1.894 Palabras (8 Páginas)  •  258 Visitas

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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL[pic 1][pic 2]

ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA Y HOMEOPATÍA

Farmacología Básica

Práctica:

“CURVA DE DOSIS RESPUESTA”

        

Alumnos:

González Zúñiga Stacy

Moya Juárez Juan Daniel

Sánchez Chiu Silvia

Grupo: 5HM5

Profesor: Dr. Oscar Alberto López Canales

Ma. Del Socorro Charcas López

Abril, 2020

Introducción

La posología que es una rama de la farmacología que estudia la dosificación como  la determinación del tamaño, frecuencia y número de dosis de un medicamento que debe administrarse a una persona con fines terapéuticos, preventivos o diagnóstico. La dosis es la cantidad, porción o tamaño de medicamento que debe administrarse en una sola ocasión para lograr un efecto específico. Esta dosis es determinada por diversos factores como la edad, el peso corporal, la condición de la persona, la vía de administración, el sexo y los factores psicológicos y ambientales. Siendo la edad el valor más crítico en la dosificación ya que los niños y las personas de edad avanzada requieren de menor cantidad de medicamento que los adultos. Este ajuste de dosis es más patente en etapas pediátricas en donde los cambios anatómicos y fisiológicos son más característicos. [1]

Es así como un  mismo  medicamento  administrado  a  distintos pacientes puede provocar respuestas variadas en diferentes individuos, pudiendo existir en una misma población desde pacientes con el mismo máximo beneficio sin toxicidad alguna hasta pacientes sin ningún beneficio y máxima toxicidad. Estas diferencias entre los individuos en la respuesta a la mayoría de los medicamentos que se utilizan en terapéutica humana justifican los distintos esquemas posológicos utilizados en diferentes grupos de pacientes, pero todavía no es posible conocer completamente sus causas. [2]

La respuesta terapéutica ya sea tóxica o no, es generada por los fármacos y se atribuye a las interacciones estructurales con macromoléculas específicas y la modificación de la actividad funcional de estas. La interacción entre el fármaco y el receptor está determinada por la selectividad y la afinidad entre ellos, lo que permite generar acciones agonistas o antagonistas sobre una vía de señalización y establecer las relaciones cuantitativas entre la dosis o concentración de un fármaco y sus efectos farmacológicos. Esta relación permite estimar parámetros farmacodinámicos empleados en el descubrimiento de fármacos así como en la práctica clínica. [3]

Los parámetros farmacodinámicos comúnmente empleados son la eficacia y la potencia. Teniendo que la eficacia se refiere al efecto máximo o Emax que puede generar el fármaco y la potencia está relacionada con la concentración necesaria para alcanzar el 50% del máximo efecto o CE50 generado. Estos parámetros permiten predecir el efecto en cualquier concentración independientemente de cómo se hayan inducido. Derivado de las relaciones entre el fármaco y el receptor, los parámetros de potencia y eficacia pueden ser obtenidos mediante el empleo de diversos modelos matemáticos. [3]

En la práctica clínica compararemos mediante una curva de dosis – respuesta a distintos agonistas incluyendo:

Histamina. La histamina es una amina primaria derivada del imidazol, que se encuentra ampliamente distribuida en las mucosas del tracto gastrointestinal y respiratorio, así como en la piel. Se almacena en forma inactiva dentro de los gránulos basófilos de los mastocitos tisulares y leucocitos circulantes. Su liberación produce la dilatación de los vasos sanguíneos y provoca edema por extravasación de líquidos y proteínas plasmáticas ante daño epitelial por toxinas. Se han identificado tres tipos de receptores para la histamina (H1, H2, H3). Los tipos H1 y H2 son los responsables, fundamentalmente, de la mayor parte de las acciones histamínicas conocidas, mientras que el H3 tiene un papel esencialmente modulador de la liberación de histamina. [4]

Carbacol. Es un éster carbamílico de la colina que posee un grupo amínico en vez de un metilo terminal, el cual es totalmente resistente a la acetilcolinesterasa y a la pseudocolinesterasa plasmática, por lo que tiene una mayor duración de acción y vida media más prolongada, lo que lo hace más útil en la terapéutica. Del análisis general de sus acciones farmacológicas puede destacarse su acción colinérgica sobre el aparato gastrointestinal y el árbol urinario, además de poseer efectos nicotínicos a nivel ganglionar. [5]

El Carbacol actúa en receptores muscarinícos  y nicotinícos. Como en el caso de acetilcolina, los efectos muscarínicos  usualmente predominan, a menos que estos  receptores estén bloqueados. [6]

Morfina. Es un potente agonista de los receptores opiáceos, cuyos receptores  incluyen los µ (mu), k (kappa), y d (delta), todos ellos acoplados a los receptores para la proteína G que actúan como moduladores, tanto positivos como negativos de la transmisión sináptica y que tiene lugar a través de estas proteínas. La analgesia producida, se debe a los cambios en la percepción del dolor a nivel espinal que ocasionan al unirse a los receptores m2, d y k, y a un nivel más elevado, a los receptores m1 y k3. [7]

Loperamida. Es un derivado de la piperidina cuya principal acción es la de interferir en la motilidad intestinal mediante una acción directa sobre los músculos circulares e intestinales y actuando en la reducción de la secreción de fluidos y de electrolitos, aumentando la absorción de agua.  Aunque en la loperamida está químicamente emparentada con los opioides, no tiene efectos analgésicos ni siquiera a dosis elevada, ya que aún cuando se une a receptores opiáceos en el tejido cerebral y en el plexo mesentérico, no causa efectos opiáceos en humanos, ni en animales a dosis muy superiores a las usadas en clínica. [8] 

Fenilefrina. Es un agonista α-1 selectivo que estimula de manera selectiva los receptores α-1, que son receptores alfa adrenérgicos con una mínima acción beta. Esto produce una intensa vasoconstricción, aumenta la presión arterial sistólica y diastólica pudiendo producir como efecto reflejo una bradicardia que disminuya el gasto cardíaco. A dosis terapéuticas y con la barrera hematoencefálica íntegra, no tiene efectos significantes sobre la resistencia vascular cerebral, el flujo sanguíneo cerebral o la presión intracraneal. [9]

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