REVISIÓN DE LAS VARIABLES ECONÓMICAS EN LA DIMENSIÓN SOCIOECOLÓGICAS VINCULADAS AL ECOSISTEMA DE MANGLAR
cristinalbEnsayo9 de Mayo de 2019
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REVISIÓN DE LAS VARIABLES ECONÓMICAS EN LA DIMENSIÓN SOCIOECOLÓGICAS VINCULADAS AL ECOSISTEMA DE MANGLAR.
Resumen
El manglar constituye una de las fuentes de mayor biodiversidad que la naturaleza posee, proveyéndonos continuamente de bienes ecosistémicos, tales como el aprovisionamiento de alimento, agua, productos forestales; la regulación en los procesos ecológicos del manglar, su incidencia en el clima, inundaciones y calidad del agua; intangibles enriquecimiento espiritual, recreación, experiencia estética; apoyo a los procesos de producción primaria, formación de suelo y ciclado de nutrientes, que manejados de manera sustentable por la sociedad, puede generar un nuevo enfoque económico, ambiental y social, beneficiando a las comunidades endémicas, que se han desarrollado de manera ancestral a sus alrededores, otorgándoles la capacidad de generar bienes de consumo y servicios de valor, adoptando técnicas milenarias que han sido aprendidas y perfeccionadas, muchas de ellas desde la época precolombina; bienes y servicios que son del interés de lugareños y extranjeros. El presente estudio, a través de la revisión bibliográfica documental, hace una identificación y clasificación de los servicios ecosistémicos ofrecidos por el ecosistema de manglar, lo que permitió establecer variables e indicadores para la valoración económica de la dinámica socioecológica en estos ecosistemas, y así determinar la importancia de los estuarios del Golfo de Guayaquil. Las variables identificadas permitirán desarrollar instrumentos multicriterio para la recolección de la información; acción que será imperativa para la valoración a futuro de la misma
variables económicas, sociales y ambientales, relacionadas intrínsecamente al ecosistema del manglar, haciendo uso del método descriptivo, exploratoria de enfoque cualitativo, que permita
Palabras claves: Servicios Ecosistémicos, Ecosistema del Manglar, Golfo de Guayaquil, Valoración económica.
- Introducción.
El manglar es una comunidad arbórea y arbustiva, propio de las regiones costeras tropicales y subtropicales, en el Pacífico Sudeste se distribuye desde el norte de Panamá hasta el norte de Perú. Se encuentra compuesto por especies halófitas facultativas o halófilas que poseen características ecofosiológicas distintivas como raíces aéreas, viviparidad, filtración y fijación de algunos tóxicos, mecanismos de exclusión o excreción de sales; pueden crecer en diferentes salinidades que van desde 0 hasta 90 ppm, alcanzando su máximo desarrollo en condiciones salobres de 15 ppm aproximadamente (CPPS, 2018).
El manglar es considerado uno de los ecosistemas marino-costeros más productivos y diversos por ser el hábitat muchas especies de vertebrados e invertebrados (peces, moluscos y crustáceos) que usan las áreas de manglar para alimentación, reproducción y crecimiento, además, proporcionan una gran diversidad de servicios ecosistémicos que contribuyen al desarrollo socio-económico de los habitantes de las zonas costeras. Son áreas importantes de pesca y por tanto para la seguridad alimentaria de las poblaciones locales, proporcionan productos forestales (maderables y no maderables) y sirven de protección de la franja costera para prevenir y mitigar los impactos de la erosión costera por fenómenos naturales como inundaciones, tsunamis y marejadas. Los manglares son los ecosistemas más eficientes para capturar y almacenar carbono, por lo que tienen un rol clave para mitigar los efectos del cambio climático. A pesar de la importancia ecológica, cultural, social y económica de los manglares, en las últimas décadas, todos los países que poseen este ecosistema han experimentado una acelerada degradación y pérdida en su superficie producto de las diferentes actividades antropogénicas y la contaminación (CPPS, 2018)
Marco teórico
Servicios ecosistémicos
En un periodo de aproximadamente tres décadas, las funciones de los ecosistemas pasaron a ser caracterizadas como servicios, valoradas económicamente e incluidas en esquemas de Pagos por Servicios Ambientales, en un movimiento desde la academia hacia las políticas gubernamentales, el sector privado y financiero (Gómez-Baggethun 2009). La historia moderna del concepto se remonta +(King 1966, Helliwell 1969, Braat et al. 1979 citado por Gómez-Baggethun 2009). Posteriormente, surgieron estudios que buscaban despertar el interés público sobre la conservación de la biodiversidad, para lo cual comenzaron a expresar aspectos ecológicos en términos económicos. En esta época, el concepto se empleaba más a nivel de la academia como forma de mostrar el efecto que tendría en el bienestar humano la desaparición de la biodiversidad (Gómez-Baggethun 2009). En los años 90, destaca la publicación de Contanza et al. (1997), la cual valoraba económicamente el capital natural global. Esta publicación tuvo gran impacto tanto a nivel científico como a nivel político, a pesar de las críticas recibidas. Posterior a este estudio, aumentó el número de investigaciones enfocadas en la valoración económica de SE, situación que influenció en el diseño de instrumentos de mercado para crear incentivos con propósitos de conservación, dando pie a la creación de esquemas de Pagos por Servicios Ambientales y a la creación de mercados.
Distintos autores han definido los SE (Daily 1997; Contanza et al. 1997). La definición ampliamente aceptada es la de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio[1] (MEA 2005), la cual a su vez influyó en el posicionamiento de los SE en la agenda política. De acuerdo con esta, los SE son los “beneficios que proveen los ecosistemas a los humanos, los cuales contribuyen a que la vida sea posible” y se clasifican en cuatro categorías: 1) aprovisionamiento, 2) regulación, 3) culturales y 4) de apoyo.
En el contexto de valoración económica, algunos autores (Boyd y Banzhaf 2007; Fisher y Turner 2008; Bateman et al.2011) señalan que es importante distinguir entre beneficios y servicios. Los beneficios son resultados de los SE que tienen relación directa con el bienestar humano y, por lo tanto, significado económico. Los servicios son procesos de los ecosistemas. Ojea et al. (2012) y TEEB (2010) señalan que el MEA es un buen marco para entender el tipo de servicios que los ecosistemas brindan a la sociedad. Sin embargo, para evitar problemas de doble contabilidad y de subvalorización, se aconseja distinguir entre los procesos, los servicios y los productos del ecosistema que benefician a las personas; pues el valor del bien contabilizado podría estar expresado en el valor del producto final. Por ejemplo, el valor de una llanta está incluido en el precio de un carro (Boyd y Banzhaf 2007). Pese a la utilidad de dicha distinción, aún no se ha llegado a un consenso sobre ella, ya que no siempre es posible hacer una clasificación completa y consistente, en especial para SE de regulación (TEEB 2010).
Servicios ecosistémicos de los manglares
Los manglares ofrecen diferentes servicios ecosistémicos de aprovisionamiento, regulación, culturales y de apoyo, tales como control de inundaciones, sustrato rico en nutrientes para la agricultura, árboles para madera y leña, oportunidades para la recreación. También, son fuente de valores intangibles que se vinculan con la herencia cultural o valores religiosos.
Los manglares se caracterizan por su alta abundancia de peces, crustáceos y moluscos. Algunas de estas especies son residentes permanentes como Anadara tuberculosa (pianguas). Otras, como el camarón, son residentes temporales, pues se asocian al manglar solamente durante un estadio de su ciclo de vida (Ogden and Gladfelder, 1983 citado en Rönnbäck 2009). El SE soporte de pesquerías brindado por los manglares está bien documentado, por ejemplo, en Florida, USA, se estimó que el 80% de todas las especies de valor para la pesca comercial o recreativa ha sido dependientes del manglar en al menos un estadio de su ciclo de vida (Hamilton and Sneadaker 1984 citado Rönnbäck 2009). En Fiji e India, se determinó que el 60% de los peces con valor comercial están directamente asociados a los manglares (Untawale 1986 citado en Rönnbäck 2009).
Los manglares en sus fondos lodosos y raíces brindan alimento y protección a ciertas especies. La constante entrada de gran cantidad de nutrientes por parte de los ríos contribuye a que la zonas de manglar posean una cadena alimenticia bastante amplia, y a que existan distintos rangos de salinidad, lo cual favorece la reproducción de especies (Marín 2011).
El SE secuestro de carbono ha cobrado gran relevancia, puesto que los manglares han demostrado ser capaces de acumular y almacenar grandes cantidades de este mineral (Vo et al.2012). El concepto carbono azul se refiere al carbono capturado por los ecosistemas y organismos marino-costeros (manglares, pastos marinos, marismas), y almacenado en los sedimentos marinos. Estos reservorios son únicos pues, además de ser altamente productivos, poseen gran cantidad de biomasa (UNEP 2011) y la capacidad de retener el carbono por milenios. Dichas cualidades los hacen contrastar con los bosques terrestres, que retienen carbono por décadas o centenares (Nellemanann et al.2009) y presentan asíntotas en su crecimiento. Según Pendleton (2012), la alteración del carbono almacenado en la biomasa y en la parte superficial del sedimento (1 metro de profundidad) en una hectárea típica de manglar contribuye a las emisiones de GEI del mismo modo que lo hace de 3-5 ha de bosque tropical. La degradación o pérdida de los ecosistemas marinos los convierte en fuentes de carbono en vez de sumideros (Yánez, 2016).
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