TRABAJO SOCIAL Y MEDIO AMBIENTE
verojavita201516 de Marzo de 2015
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LAS RELACIONES ENTRE MEDIO AMBIENTE Y TRABAJO SOCIAL
Octavio Vázquez. Alejandro Gaona. José Andrés Domínguez. El modelo de producción capitalista que plantea su actividad siguiendo las leyes del, abaratando para ello la adquisición de las materias primas y la
producción y evitando las cargas sociales y ambientales que pudieran encarecer los diferentes procesos, exigiendo un consumo que da sentido a la producción y que en razón al bienestar induce de forma continua a la adquisición y acumulación de cosas y objetos, a aspirar a nuevas necesidades una vez satisfechas las anteriores.
Asociado a este modelo, basado en el crecimiento continuo y exponencial de la economía y en el que la utilización de los recursos naturales y el impacto sobre el medio ambiente se supeditan a la actividad productiva, se producen tanto a nivel local como global, una serie de problemas que adquirieren dimensiones preocupantes porque contribuyen a degradar la calidad de vida, a limitar la continuidad de los ecosistemas e incluso la vida de las personas presentes y futuras, y porque en algunos casos se ha llegado a situaciones de no retorno o de irreversibilidad.
La existencia de una problemática ambiental como la que afronta nuestra sociedad debe conducirnos a reflexionar sobre las causas o raíces más profundas de la misma. Este proceso de reflexión constituye el primer paso necesario en la búsqueda de alternativas presentes y futuras. Podemos entender la crisis como resultado de un modo de organización del sistema capitalista y la crisis como resultado de un planteamiento ético concreto.
La problemática como resultado de un modo de organización del sistema. Siguiendo esta interpretación, la crisis ambiental es producto de un modelo de producción basado en la utilización creciente de recursos ya sean renovables como no renovables y en el control de la contaminación, como estrategia básica para solucionar los problemas ambientales, una vez que estos ya se han producido. Un modelo que no tiene en consideración los costos sociales del mismo y para el que maximizar los beneficios es su objetivo primordial.
Desde este modelo se justifica la búsqueda continua de recursos, la apertura de explotaciones intensivas, mineras, agrícolas....,que están provocando la deforestación, la pérdida de fertilidad del suelo, desastres como los de Aznalcóllar, el traslado de industrias obsoletas a los países menos desarrollados, con una mano de obra más barata y con leyes medioambientales menos exigentes.
La organización de una sociedad en torno a la satisfacción creciente de las necesidades y los niveles de consumo de los países más industrializados. Desde esta perspectiva resultan comprensibles hechos como el aumento del nivel de subdesarrollo de algunos países que ven a la postre como sus recursos se van agotando mientras se dirigen al Norte más rico, el incremento en las diferencias de bienestar y de calidad de vida entre un ciudadano del Norte y otro el Sur, la destrucción el medio ambiente en términos de deforestación, la pérdida de fertilidad del suelo y de la biodiversidad en un país pobre como consecuencia de la presión que ejerce en el medio la búsqueda de nuevas posibilidades de subsistencia ( explotaciones agrícolas intensivas, caza furtiva...) en una situación con frecuencia de severa pobreza.
Interpretación de la problemática desde el punto de vista ético. Para Cuadros (1998) esta es una crisis que tiene una raíz profundamente humana. Constituye el síntoma que revela que el hombre está enfermo y demuestra la manera equivocada de relacionarse con el entorno, esa misma forma que le lleva a oprimir en propio beneficio a otros hombres, clases y pueblos. Novo (1995) abundando en esta idea plantea que esta crisis ambiental en su esencia tiene que ver con una forma concreta de situarse el hombre frente a la naturaleza, frente a sus semejantes. Para ella, el comportamiento humano es movilizado por un ética en la que el hombre:
•Se vive como centro del planeta, sintiéndose ajeno a la naturaleza, desvinculado de las leyes que rigen el equilibrio y de los límites que impone la misma a partir de los cuales el impacto produce cambios irreversibles.
•Se sitúa con un planteamiento reduccionista del mundo y de la vida. Un reduccionismo que nos hace pensar que las cosas ocurren aisladamente, sin prolongaciones y que nuestros actos individuales no tienen su conexión con problemas más amplios y globales.
•Olvida la presencia e importancia de los otros y del resto de los seres vivos en su vida. Una ética insolidaria con las personas, con el resto de los seres vivos y con la naturaleza que considera que unos cuantos tenemos derecho a utilizar en beneficio propio los recursos de la Tierra, consumirlos aquí y ahora, ignorando el desequilibrio que con ello producimos en la propia Naturaleza y desoyendo las voces de millones de coetáneos nuestros que reclaman alimentos, higiene, cultura...
•Identifica el progreso y la felicidad con la máxima posesión de bienes Un modelo así concebido presenta una serie de límites que cuestionan la generalización del mismo y su continuidad temporal. Basta que nos fijemos en hechos como la degradación creciente del suelo que está provocando la pérdida de fertilidad del mismo, el calentamiento global, el adelgazamiento de la capa de ozono, la pérdida de biodiversidad, el crecimiento en la desigualdad entre los países del Norte rico y los del Sur pobre y la hambruna que afecta a buena parte de la población de los países más pobres, para que tomemos conciencia sobre las limitaciones del sistema a la hora de procurar el bienestar de la humanidad en equilibrio con la naturaleza y su dinámica. En nuestro caso se trata de límites que tienen que ver con la disponibilidad limitada de los recursos naturales, la capacidad restringida de la naturaleza para reintegrar los residuos producidos a los ciclos naturales y la incapacidad de este sistema tal y como es concebido en la actualidad para superar las desigualdades existentes y romper la dinámica de pobreza y degradación que lo acompaña. Unos límites que ponen de manifiesto la inviabilidad de la expansión espaciotemporal de dicho modelo, Si estas son algunas de las razones que explican la crisis ambiental, ¿qué percepción existe de ellas en la sociedad?
La percepción social de la crisis ambiental: En la sociedad contemporánea asistimos a la época de mayor aceleración del cambio social de la historia de la humanidad. Las instituciones sociales, claves para la estabilidad de los grupos, se han visto alteradas en pocas décadas en una medida que afecta prácticamente a la mayoría de los comportamientos que desarrollamos. Muchas y complejas son las causas de dichos cambios; desde luego, las cuestiones de tipo ambiental
aparecen como decisivas al respecto, y podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que dichas variables no han hecho más que empezar a influir en la vida cotidiana de la población.
Como suele suceder en materia de cambios, la sociedad española manifiesta ciertas reticencias a la asimilación de nuevos valores que, en tromba, aparecen ante nosotros articulando nuevas normas. La mayoría de ellos ya han calado y echado raíces en las actitudes de nuestros vecinos del ámbito occidental, y en concreto europeos, más próximos, quedando en el sur del continente siempre en la cola de dichos cambios. La explicación de estas cuestiones está en el tradicionalismo secular (político, religioso y sociocultural en general) que vivimos en nuestro país y al que contribuye en gran medida cuatro décadas de aislamiento total de cara a la dinámica mundial.
La aparición del ambientalismo en la comunicación internacional se da con claridad a principios de la década de los setenta, cuando a los ojos de un mundo occidental en crecimiento económico desenfrenado aparece una cuestión totalmente nueva: los recursos naturales en los que basamos dicho crecimiento son finitos y, además, esta explotación sistemática del entorno parece labrar sin remedio un campo perfectamente abonado durante un siglo de revolución industrial.
Varias son las cuestiones que ofrecen claves de análisis muy interesantes desde el punto de vista social, pero en el marco que nos ocupa quizá la más interesante es la que se ha venido a denominar desigualdad ambiental o justicia ambiental: constatándose que el desarrollo de determinadas áreas del planeta se ha producido a costa de los recursos y capacidades de otras áreas, sucede, además, que han sido, y que siguen siendo, las zonas explotadas las que sufren de forma aún más intensa lo que ha venido a denominarse "la externalidad" de ese desarrollo insostenible, sus efectos negativos, alcanzando
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