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Tema 59. Anatomía Y Fisiología Del Aparato Locomotor. Hábitos Posturales Adecuados Y Principales Enfermedades.


Enviado por   •  17 de Marzo de 2015  •  9.728 Palabras (39 Páginas)  •  888 Visitas

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Tema 59. Anatomía y Fisiología del aparato locomotor.

Hábitos posturales adecuados y principales enfermedades.

3º E.S.O. Bloque 2. Tema 6.

59.1. Introducción.

59.2. Caracteres generales del esqueleto y de los huesos:

59.2.1. Composición de los huesos: Materia orgánica y mineral.

59.2.2. Forma y estructura de los huesos.

59.2.3. Accidentes de los huesos.

59.2.4. Formación y crecimiento de los huesos.

59.2.5. Las articulaciones.

59.3. Descripción del esqueleto humano:

59.3.1. Esqueleto de la cabeza.

59.3.2. Esqueleto del tronco.

59.3.3. Esqueleto de las extremidades.

59.4. Los músculos:

59.4.1. Estructura del músculo propiamente dicho.

59.4.2. Clasificación fisiológica de los músculos.

59.4.3. Inserciones musculares.

59.4.4. Nomenclatura topográfica de los músculos.

59.5. Fisiología del músculo:

59.5.1. Contracción del músculo estriado esquelético.

59.5.2. Propiedades de los músculos.

59.6. Hábitos posturales adecuados y principales enfermedades.

59.6.1. Algunas de las principales enfermedades del aparato locomotor.

59.1. Introducción.

Junto a las funciones de nutrición y de reproducción, el otro atributo de los seres vivos y por tanto del hombre, es la sensibilidad, es decir, la capacidad para reaccionar frente a los estímulos procedentes tanto del medio ambiente como del interior de nuestro propio organismo.

Al estudiar el sistema nervioso vimos que en éste se elaboran órdenes, que han de ser ejecutadas por alguna estructura. En efecto, el S.N. de la vida consciente elabora órdenes a nivel de la médula espinal (actos reflejos) y de la corteza cerebral (actos voluntarios), a partir de estos datos del mundo exterior captados por los sentidos; esto permite al individuo moverse en el medio en el que vive: buscar alimento, emigrar, etc., en relación a su propio sostenimiento; y también relacionarse con los demás individuos de su medio.

En el fondo de todos estos movimientos se descubren impulsos, algunos muy profundos (viscerales); otros de nivel voluntario. Las órdenes emanadas de los centros del S.N. de la vida consciente se transmiten a los músculos esqueléticos. Éstos producen el movimiento del individuo, gracias a su conexión con el esqueleto óseo. Por esto, los órganos efectores de la vida de relación son los huesos y los músculos. La sensibilidad y la integración orgánica son la base de las funciones de relación.

El aparato locomotor es un conjunto anatómico y funcional integrado por los huesos, articulaciones y músculos de nuestro cuerpo. Sirve para la realización de los movimientos voluntarios y para mantener la postura o posición de cada persona.

En el aparato locomotor hay que considerar una parte pasiva, el esqueleto, y una parte activa, el músculo.

59.2. Caracteres generales del esqueleto y de los huesos:

Está constituido por huesos, ciertas porciones cartilaginosas y ligamentos que unen a los huesos entre sí (articulaciones), y a éstos con los músculos.

Los huesos forman el armazón rígido de sostén, protección y de palancas del movimiento. Las porciones cartilaginosas y ligamentos forman fundamentalmente revestimientos de superficies óseas en las articulaciones.

Las funciones del esqueleto son:

• Soporte o armazón resistente donde se inserten los músculos permitiendo el movimiento. Sostener los tejidos blandos.

• Proteger ciertos órganos delicados, como cerebro, médula, pulmones.

• Es el reservorio de calcio y fósforo más importante del cuerpo y el sitio de formación de glóbulos rojos y algunos glóbulos blancos en tejidos particulares de la médula ósea.

59.2.1. Composición de los huesos: Materia orgánica y mineral.

La mayor parte del tejido está ocupado por la sustancia intercelular, comprende una porción orgánica (osteína) con abundantes fibras de colágeno que dota de elasticidad al hueso y una porción inorgánica impregnada de sales cálcicas (fosfatos, carbonatos, fluoruros) que proporciona dureza y fragilidad al hueso. La proporción de ambas va variando a lo largo de la vida del hombre, con la edad va aumentando la cantidad de sales minerales y disminuyendo la proporción de materia orgánica, lo que supone que a la vejez los huesos son más quebradizos. El contenido en agua del hueso es de un 25 %.

La parte orgánica, en huesos frescos, se puede eliminar por calcinación, mientras que los ácidos atacan la parte mineral, quedando el hueso en idéntica forma, pero flexible.

59.2.2. Forma y estructura de los huesos.

De acuerdo con su forma se distinguen cuatro clases de huesos:

1. Largos. La longitud predomina sobre el resto de dimensiones. Los encontramos en las extremidades. Presentan una porción cilíndrica y hueca (diáfisis) y dos extremos más voluminosos (epífisis).

2. Alargados. Por ejemplo, los de las costillas en los que si bien predomina la longitud, son aplanados y carentes de diáfisis hueca como en los largos.

3. Cortos. Las 3 dimensiones son similares. Los encontramos en muñeca, dedos, etc.

4. Planos. Tienen dos dimensiones similares que sobrepasan bastante la tercera. Abundan en el cráneo, cara, etc.

En las secciones transversales de los huesos se pueden observar partes que presentan muchas cavidades inter-comunicantes y otras partes que no presentan estas cavidades. El primer tipo se llama hueso esponjoso y el segundo hueso compacto.

La diáfisis de los huesos es casi totalmente

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