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Voltaire y la gran batalla por la tolerancia

filos77Tutorial15 de Enero de 2014

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6. VOLTAIRE Y LA GRAN BATALLA POR LA TOLERANCIA

6.1. El significado de la obra y de la vida de Voltaire

«Voltaire fue el último de los grandes poetas dramáticos que adecuó a la medida griega su alma multiforme, nacida para las mayores tempestades trágicas. Podía lograr lo que ningún alemán había conseguido todavía, porque la naturaleza del francés es mucho más afín a la griega que la naturaleza del alemán; fue el último gran escritor que, al manejar el len guaje de la prosa, tuvo el oído de un griego, la conciencia artística de un griego, la sencillez y la gracia de un griego.» Este juicio sobre Voltaire pertenece a Friedrich Nietzsche. Por su parte, Wolfgang Goethe afirmó: «Voltaire fue quien suscitó personalidades como Diderot, d’Alembert, Beaumarchais y otros más, ya que para poder ser simplemente algo ante él, era preciso ser mucho.» En realidad, con su prosa sarcástica, cortante y elegante, con su pasión por la justicia y su ilimitado amor por la tolerancia, con sus risas y sus furias, Voltaire es el signo más representativo de la cultura ilustrada.

François-Marie Arouet (conocido por el pseudónimo de Voltaire) nació en París, el último de los cinco hijos de un rico notario, en 1694. Después de haber sido educado en su propio hogar por el abate de Cháteneuf, padrino suyo, ingresó en 1704 como alumno del colegio Louis-le Grand, regido por los jesuitas. Allí da pruebas de una vivaz precocidad; después de recibir una herencia, abandona el colegio, frecuenta el círculo de los jóvenes librepensadores y comienza sus estudios de derecho. En 1713 acompaña a Holanda, en calidad de secretario, al marqués de Cháteneuf (hermano de su padrino), embajador de Francia. Una aventura amo rosa con una joven protestante hace que la familia, alarmada, llame a Voltaire de regreso a París. Pone en circulación dos irreverentes composiciones en contra del regente, y se ve obligado a un breve exilio en Sullysur-Loire. A su retorno a París, es arrestado y permanece encarcelado en la Bastilla durante más de once meses (desde mayo de 1717 hasta abril de 1718). En noviembre de 1718 se pone en escena su tragedia Oedipe, que obtiene un éxito enorme. Su poema épico La ligue fue escrito en 1723, en honor de Enrique IV. Este poema se vuelve a publicar en 1728 con el título de Henriade. Un gentil hombre el caballero de Rohan ofendido por el sarcasmo de Voltaire, le hace apalear brutalmente por sus siervos. Este acontecimiento tiene lugar en 1726. Voltaire reta a duelo al caballero de Rohan. Éste, por toda respuesta, logra que se le vuelva a encerrar en la Bastilla. Al salir de la prisión, parte exiliado hacia Inglaterra, donde reside durante tres años y donde publica la Henriade. En Inglaterra lord Bolingbroke le introduce en los círculos de la alta cultura inglesa. Entra en contacto con Berkeley, Swift, Pope y otros sabios ingleses. Estudia las

Instituciones políticas inglesas; profundiza en el pensamiento de Locke y en el de Newton. «La lectura de Locke le proporciona una filosofía, la de Swift, un modelo, y la de Newton, una doctrina científica. La Bastilla le había inspirado el deseo de una sociedad renovada; Inglaterra le había mostrado lo que podía ser tal sociedad» (A. Maurois). El gran resultado de su estadía en Inglaterra son las Cartas inglesas, que en 1733 se publicaron en inglés por primera vez y luego en francés en 1734 (se imprimieron en Holanda y se hicieron circular por Francia de manera clan destina). En estas Cartas Voltaire contrapone las libertades inglesas al absolutismo político francés, expone los principios de la filosofía empirista de Bacon, Locke y Newton, y contrapone la ciencia de Newton a la de Descartes. Sin duda, Voltaire no niega los méritos matemáticos de Descartes, pero sostiene que éste «hizo una filosofía de la misma forma que se hace una buena novela: todo parecía verosímil pero nada era verdadero». Descartes, escribe Voltaire, «se engañó: siguió, empero, un método riguroso y consecuente, destruyó las quimeras absurdas que confundían a la juventud desde hacía dos mil años; enseñó a los hombres de su tiempo a razonar; más aún, a servirse en contra de él mismo de las armas que él les había prestado. Aunque en definitiva no pagó con buena moneda, ya hizo de hecho bastante con poner en guardia en contra de la moneda falsa». Newton sí había pagado con moneda correcta. La filosofía de Descartes es un esbozo, la de Newton, «una obra maestra». «Los hallazgos del caballero Newton, que le valieron una fama tan universal, conciernen el sistema del mundo, la luz, el infinito en geometría, y por último la cronología a la que se dedicó como a una diversión relajante (…). La senda que abrió, después de él se convirtió en infinita.» Por su parte, Bacon es «el padre de la filosofía experimental». El lord canciller «aún no había conocido la naturaleza; pero intuyó y mostró el camino que conducía a ella. Comenzó muy pronto a despreciar lo que las universidades llamaban filosofía; e hizo todo lo posible para que estas instituciones, creadas para el perfeccionamiento de la razón humana, no siguiesen confundiéndola con sus quiddidades, su horror al vacío, sus formas substanciales y todas las demás palabras vacuas, que la ignorancia convertía en respetables o casi sagradas, en virtud de una ridícula mezcla con la religión». «Quizás nunca haya existido un espíritu más profundo y metódico, un lógico más exacto que Locke (…). Locke, después de haber destruido la noción de idea innata (…) estableció que todas nuestras ideas nos llegan de los sentidos, estudió las ideas simples y las complejas, siguió al espíritu del hombre en todas sus operaciones mostró lo imperfectos que eran los lenguajes que hablan los hombres, y cómo abusan éstos continuamente de los términos que emplean».

Voltaire regresa a Francia, desde Inglaterra, en 1729. El 15 de marzo de 1730 muere la actriz Adrienne Lecouvreur, a cuyo ataúd —por ser ella actriz— se le niega sepultura en sagrado. Voltaire escribe La mort de Mlle. Lecouvreur, donde pone de manifiesto la gran diferencia existen te entre esta odiosa inhumación con la sepultura que los ingleses, en cambio, dieron en Westminster a la actriz Anne Oldfield. La tragedia Brutus es de 1730; La Historie de Charles XII es de 1731; al año siguiente Voltaire conoce un éxito apoteósico con la tragedia Zaire. En 1734, se publican, como se dijo antes, las Cartas inglesas. El parlamento le condena y el libro es quemado en el tribunal de la curia parlamentaria. Voltaire huye de París y se refugia en el castillo de Cirey, en casa de su amiga y admiradora, la marquesa de Châtelet. Así dio comienzo una unión que estaba destinada a durar una quincena de años. En Cirey se constituye un grupo intelectual en el que participan Maupertuis, Algarotti y Bernouilli, entre otros. Para Voltaire, el período de Cirey es una época feliz y fecunda. Escribe La mort de César (1735), Alzire (1736), los Eléments de la philosophie de Newton (1737), la Métaphysique de Newton (1740); y otras dos tragedias: Mahomet (1741) y Mérope (1745). Reconciliado con la corte, gracias al favor de Mme. Pompadour, el rey nombró a Voltaire historiógrafo de Francia, y el 15 de abril de 1746 fue elegido miembro de la Academia. Las narraciones filosóficas Babuc, Memnon y Zadig se publican respectivamente en 1746, 1747 y 1748. Mientras tanto, sin embargo, «otra pequeña corte, la de Lunéville, donde el ex rey de Polonia, Estanislao Leczinski, reinaba sobre una amante y un confesor, contempló la gran tragedia de la vida de Voltaire. Mme. de Chàtelet se dejó seducir allí por el joven Saint-Lambert, que era hermoso y sensible. Voltaire la sorprendió y se enfureció con ella, pero luego —como buen filósofo— la perdonó. Sin embargo, la dama tuvo un hijo y murió de parto: el dolor de Voltaire fue sincero» (A. Maurois).

Mme. de Chàtelet murió en 1749. Voltaire partió hacia Berlín, donde Federico de Prusia le había ofrecido un puesto de chambelán. Recibido con grandes honores, tres años después Voltaire termina con una detención su período prusiano. A dicho período se remonta la primera edición de Le siécle de Louis XIV (1751). En 1755 adquiere la finca «Les Délices», cerca de Ginebra. Aquí le llega la noticia del terrible terremoto de Lisboa y en 1756 publica el Poéme du désastre de Lisbonne. Al mismo tiempo, colabora en la Encyclopédie. Aparece en siete volúmenes su Essai sur l’histoire générale et sur les moeurs et l’esprit des nations, obra conocida como Essai sur les moeurs. Mientras que Bossuet —en su Discurso sobre la historia universal— había intentado demostrar que la historia es la realización del plan de la Providencia, Voltaire excluye de la historia el mito y la superstición religiosa, y hace historia de los hombres, de sus instituciones y de sus culturas. Los acontecimientos humanos no dependen para nada de la Providencia, sino del entrelazarse de los acontecimientos, de las acciones de los hombres. Los hombres ilustrados e inteligentes quizás puedan cambiar para mejor el destino de la humanidad. Voltaire, en su historia universal, incluye la historia de los pueblos de la India, el Japón y la China. Se propone eliminar lo sobrenatural de los acontecimientos humanos y sostiene que la historia judeocristiana posee un papel modesto dentro de la historia universal de la humanidad. Sin embargo, quizá lo más importante de todo sea que Voltaire reemplaza la historia de los reyes, de las dinastías y de las batallas, por una historia de las civilizaciones, una historia de las costumbres, una historia de las instituciones, de las mentalidades y de las tradiciones culturales.

El Poema sobre el desastre de Lisboa anticipa el tema que Voltaire vuelve a exponer en Candide, ou l’optimisme,

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