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Análisis comparativo de la dualidad de las figuras históricas en las novelas yo el supremo de Augusto Roa Bastos y el Arpa y la Sombra de Alejo Carpentier

Jessica Katterine Hernández BrreraTrabajo4 de Agosto de 2025

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ANÁLISIS COMPARATIVO DE LA DUALIDAD DE LAS FIGURAS HISTÓRICAS EN LAS NOVELAS YO EL SUPREMO DE AUGUSTO ROA BASTOS Y EL ARPA Y LA SOMRA DE ALEJO CARPENTIER

Jessica Katterine Hernández Barrera

Trabajo para la Asignatura Literatura Latinoamericana

En el marco de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana

Escuela de Idiomas

Universidad Industrial de Santander

2022

El presente texto tiene el objetivo de desarrollar una comparación entre las novelas Yo el supremo (1974) de Augusto Roa Bastos y El arpa y la sombra (1978) de Alejo Carpentier, basada en la manera como los autores afirman la dualidad de las figuras políticas (en El arpa, también religiosa) a través del desarrollo de un trasfondo crítico y contradictorio del personaje engrandecido de poder. Así, mientras en El arpa…, la función de santificar la imagen de Cristóbal Colón implica superponerla a sus propias y expresas experiencias, en Yo el supremo, la figura de un dictador es la resultante de un debate intenso y constante entre lo que puede definirse como la conciencia de este (el Doctor Francia) y su deber ser (actualizar su identidad dictatorial). A continuación, se hará una profundización por cada obra, con fragmentos comparativos que refuerzan la idea previamente planteada. Para ello, se hace fundamental indagar sobre las vivencias del autor, su encuentro con las figuras políticas y percepción del ser humano.

Yo, el supremo

Augusto Roa Bastos, escritor paraguayo, mostró su fascinación por la temática del poder, en varias de sus obras, como se expone en el blog de lectura de la Biblioteca de la Universidad de Navarra, Leyendo se entiende a la gente:

El tema del poder, para mí, en sus diferentes manifestaciones, aparece en toda mi obra, ya sea en forma política, religiosa o en contexto familiar. El poder constituye un tremendo estigma, una especie de orgullo humano que necesita controlar la personalidad de otros. Es una condición antilógica que produce una sociedad enferma. La represión siempre produce el contragolpe de la rebelión. Desde que era niño sentí la necesidad de oponerme al poder, al bárbaro castigo por cosas sin importancia, cuyas razones nunca se manifiestan.  (Centenario del nacimiento de Augusto Roa Bastos, 2017)

Esta afirmación del autor tiene lugar en una época donde se encontraban, en gran parte del territorio latinoamericano, dictadores como Alfredo Stroessner, Jorge Rafael Videla, Augusto Pinochet. Sevilla (2017) menciona que, para Roa Bastos, “la literatura era una máscara, un embozo” (Literatura en Breve, min. 0:48 – 0:53). Esta definición de la literatura le permite al autor denunciar la dictadura brutal de Paraguay, a través de la ironía y del recurso histórico, concentrados en un personaje del pasado (José Gaspar Rodríguez de Francia) para referirse a las figuras dictatoriales de su presente (Jolly, 2017).

Junto a lo anterior, se presenta la percepción de Roa Bastos respecto del ser humano: para él, el hombre está conformado por distintas fisionomías (Sevilla, min. 0:55 – 1:08). Esa observación es rastreable en la obra Yo el Supremo cuando expresa, con la voz del Dr. Francia, que “La locura humana suele ser astuta. Camaleona del juicio. Cuando la crees curada, es porque está peor. No ha hecho sino transformarse en otra locura más sutil” (Roa Bastos, 1974, p. 6); lo anterior evidencia el objetivo del autor: desmontar la figura del dictador a partir de su propia reflexión sobre la locura que asedia al hombre.

De acuerdo a esta representación de la locura, el autor logra desarrollar un personaje constantemente increpado por su interior Supremo, al mismo tiempo que intenta utilizar su superioridad para descubrir a aquellos que conspiran en su contra. De hecho, en otra de sus obras se aventura a afirmar que “Hay una determinada clase de hombres que tienen muchas caras; caras por todos lados, adelante y atrás, caras de una inalterable identidad, hasta la más mínima mueca. Hombres que son inconfundibles por más que hagan por pasar inadvertidos” (Sevilla, min. 1:10 – 1:35).

A través del discernimiento interno que el Supremo expresa en su diario íntimo, podemos acercarnos a esta percepción de multiplicidad en un mismo hombre, esta vez, un hombre con poder total:

Si el hombre común no habla consigo mismo, el Supremo Dictador habla siempre a los demás. Dirige su voz delante de sí para ser oído, escuchado, obedecido. Aunque parezca callado, silencioso, mudo, su silencio es de mando. Lo que significa que en el Supremo por lo menos hay dos. (Roa Bastos, 1974, p. 12)

Esta manera de autorreferenciarse también implica una enunciación de su tipo de mandato o, en otras palabras, del funcionamiento de su poder dictatorial respecto a quienes estarán alcanzados por él. De ahí que en el artículo “El dictador latinoamericano (aproximación a un arquetipo narrativo)” (1992), se afirme:

El retrato literario del dictador se ha logrado a través de la descripción de los diferentes mecanismos utilizados por este para ascender al poder y permanecer posteriormente en él. Estos elementos, que constituyen su “ideología” política, acompañados de la descripción de sus vicios y virtudes, caprichos y veleidades, perfilan la silueta paradigmática del déspota en las novelas que comentamos. (Noguerol, p. 93)

El arpa y la sombra

Respecto a la obra de Alejo Carpentier, el contexto de su obra se sostiene en tres escenarios que son, al mismo tiempo, capítulos: el del proceso de beatificación, por parte de Pío IX, de Cristóbal Colón; el del proceso de retrospección de este respecto a sus decisiones con sus respectivas justificaciones (divinas y humanas) y el protagonizado por la discusión última sobre la santificación de Colón.

Para reconstruir la idea de superposición ya mencionada, es necesario tener en cuenta lo que la motiva. De entrada, tenemos en el Capítulo 1, “El arpa”, a Mastaî-Ferretti. Un canónigo que, preocupado por la amenaza del poder de la Iglesia en Europa causada por el impacto de la Revolución francesa (Carpentier, 1979, p. 9), además de estarlo por las posibilidades de que dicho impacto alcance a los pueblos americanos colonizados por España, propone la beatificación de Colón para hacer de su figura santa una referencia impoluta de la verdadera unión entre El “Viejo” y “Nuevo Mundo”. Esto último, como una clara voluntad divina.

A partir del Capítulo 2, el personaje que toma la palabra para convertirse en narrador es el propio Cristóbal Colón. Desde el anuncio de su propia contradicción moral, es posible establecer una viva comparación con la construcción idealizada que, necesariamente, sostiene y defiende Mastaî. A continuación, un fragmento inicial de la confesión de Colón:

dentro de ese cuerpo derribado por las fatigas y los achaques, está el yo de lo hondo, aún claro de mente, lúcido, memoriado y compendioso, testigo de portentos, sucio de flaquezas, promotor de escarmientos, arrepentido hoy de lo hecho ayer, angustiado ante sí mismo, sosegado ante los demás, a la vez medroso y rebelde, pecador por Divina Voluntad, actor y espectador, juez y parte, abogado de sí mismo ante el Tribunal de Suprema Instancia donde también quiere ocupar sitial de Magistrado para oírse los argumentos y mirarse a la cara, cara a cara. (p. 19)

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