LOS PAZOS DE ULLOA, Emilia Pardo Bazán

LOS PAZOS DE ULLOA, Emilia Pardo Bazán

1. INTRODUCCIÓN

   Esta obra es la novela más importante de Emilia Pardo Bazán, escritora gallega que vivió entre los siglos XIX y XX. Esta novela está ambientada en un marco rural, entre una naturaleza exuberante y brutal, pero de gran belleza.

   En el plano político, el último tercio del siglo XIX abarca desde la revolución liberal de septiembre de 1868, llamada La Gloriosa, a la pérdida en 1898 de las colonias de Cuba y Filipinas, últimos restos del gran imperio español. La Gloriosa  finalizó con el reinado de Isabel II, marcado por las sucesivas guerras carlistas, y, en 1873, con la Revolución de Septiembre, se inició la Primera República. Esta solo duró un año, pues la restauración de la monarquía se produjo en 1874, con la legada al trono de Alfonso XII.

   La crisis de fin de siglo, que se evidencia especialmente con la pérdida de las últimas colonias, se manifiesta en el clima de desaliento que se vivía en España y que se traslada también a la literatura a través de las reflexiones pesimistas de autores como Ángel Ganivet, Miguel de Unamuno, Pío Baroja y Azorín.

   Con respecto a la literatura, ya hemos dejado atrás el Romanticismo y, en el último tercio del XIX, triunfa el Realismo-Naturalismo.

   Las ideas principales sobre la novela realista, quedan recogidas en las Observaciones sobre la novela española contemporánea, de Pérez Galdós, el cual defiende una novela española realista y contemporánea, que reflejara fielmente la realidad social y que atendiera primordialmente a la clase media, que era la clase social emergente de la revolución industrial. Así, Galdós aspiraba a crear una auténtica novela nacional, al igual que había ocurrido en Francia con Balzac, Stendhal, Flaubert o Zola y en Inglaterra con Dickens. Emilia Pardo Bazán, más joven que estos escritores, expondrá su disconformidad con este tipo de novelas, que tenían una función didáctica y doctrinal. Para ella, el objeto fundamental del arte no era defender la moral, sino realizar la belleza.

Por otro lado, el naturalismo francés fue una corriente que, basándose en el positivismo filosófico y en las teorías científico-médicas, tendía a otorgar una importancia absoluta al determinismo de la herencia biológica y del medio ambiente sobre los personajes de la novela. Este naturalismo vino a enriquecer la producción narrativa de la década prodigiosa de la novela decimonónica: La desheredada (1881), Tormento (1884), Fortunata y Jacinta, (1885) de Galdós; Los Pazos de Ulloa (1886), La madre naturaleza (1887), de Emilia Pardo Bazán; La Regenta (1884-85), de Leopoldo Alas “Clarín”.

1. EMILIA PARDO BAZÁN

   Emilia Pardo Bazán nace en La Coruña en 1851, en el seno de una familia aristocrática, católica y económicamente acomodada. Su infancia transcurre en La Coruña y sus primeros recuerdos de voraz lectora corresponden a esa época. Recibió una educación muy esmerada, poco frecuente entre las mujeres de su tiempo. Al trasladarse la familia a Madrid, decidieron llevarla a un colegio francés, lo que le permitió conocer esta lengua y su literatura.

   Se casó con don José Quiroga y Pérez Deza, estudiante de Derecho, perteneciente a una familia de rancio abolengo de la familia de Orense. Fue un matrimonio pactado. En estos años, su contacto con la cultura francesa se ve intensificado por un viaje a Viena y París.

   De vuelta a España, el matrimonio se instala en Madrid. Ella entró en seguida en contacto con los intelectuales krausistas, especialmente con don Francisco Giner de los Ríos, quien iba a orientar su carrera literaria.

   Entre 1876 y 1880 nacen sus tres hijos: Jaime, Blanca y Carmen. Por estas fechas lee a novelistas españoles como Juan Valera y Galdós. Ella publica su primera novela en 1879: Pascual López, autobiografía de un estudiante de medicina. Este mismo año viaja a París, conoce a Víctor Hugo y consigue fijar ya la trayectoria de su carrera literaria. Se convertirá en la divulgadora del naturalismo, con sus artículos recogidos en La cuestión palpitante. La publicación de esta obra y la polémica que levantó hicieron que su matrimonio se rompiera definitivamente y ella se dedicara plenamente a la literatura.

   La década de los años 80 es la más fecunda en su producción literaria: en 1886 publica en Barcelona Los Pazos de Ulloa y en 1887 La madre Naturaleza. En 1888 viaja a Barcelona con motivo de la Exposición Universal, invitada por Narcís Oller. Allí traba amistad con Lázaro Galdiano y le ayuda a fundar La España Moderna, la revista más importante del último tercio del siglo XIX. Entre 1891 y 1893  funda la revista Nuevo Teatro Crítico, donde publicará ensayos de crítica literaria dedicados a algunos escritores de la época como Pereda, Alarcón, Galdós, etc. Seguirá publicando novelas como La piedra angular (1891) o Memorias de un solterón (1896), además de varios volúmenes de relatos, hasta un total de más de 600.

   En los 90, la autora muestra su preocupación por el camino que van tomando los acontecimientos políticos que desembocan en el desastre del 98.

   Ya en el siglo XX, y en la órbita del Modernismo, aparecen sus tres últimas novelas: La quimera (1905), La sirena negra (1908) y Dulce dueño (1910).

  Emilia Pardo Bazán luchó durante toda su vida para que le fueran reconocidos a la mujer los mismos derechos que al hombre. Le preocupó la formación de las mujeres y la posibilidad de que pudieran acceder a la universidad u ocupar cargos públicos.

   Los últimos años de su vida colaboró con una sección fija en el diario ABC. Murió en Madrid el 12 de mayo de 1921. Fue una mujer muy moderna y cosmopolita para la época que le tocó vivir.

3. LOS PAZOS DE ULLOA

3.1. FECHA DE COMPOSICIÓN Y PRÓLOGO

   Aparece publicada en dos tomos, en el año 1886 por la editorial barcelonesa Cortezo. La gestación de esta novela fue compleja y eso hizo que en algunos momentos la abandonara, para retomarla de nuevo más adelante.

   La recepción por parte de la crítica fue en general positiva. Clarín destacó la capacidad de la autora para describir ambientes y paisajes con un extraordinario realismo y personajes con una gran introspección psicológica, como don Julián, capellán de los Pazos y la joven enfermiza Nucha, protagonista de la novela.

3.2. TEMA Y ARGUMENTO

   La misma autora dice en el prólogo que el tema de la novela es describir la montaña gallega, el caciquismo y la decadencia de un noble linaje.

   La montaña gallega y el primitivismo de sus habitantes son dos aspectos muy relacionados entre sí. La naturaleza aparece exuberante y bellísima, pero totalmente aislada de la civilización.

   El sistema caciquil imperante en los Pazos y las luchas entre los partidarios del cacique conservador y del cacique liberal, no es más que un espejo fiel del sistema de partidos turnantes en la España de la Restauración. En este contexto, hay que destacar también el poder espiritual y moral de la Iglesia sobre las almas, pero también su poder económico, por el patrimonio en tierras que acumulaban los miembros de la iglesia.

   La decadencia de un noble linaje, el de los Moscoso, antiguos señores feudales cuyo poder residía más que en la ley, en su palabra y en su patrimonio (tierras arrendadas a pobres campesinos que tenían que pagar contribuciones y diezmos a sus señores). La novela refleja la sociedad rural gallega, ajena todavía a las nuevas formas de vida derivadas de la revolución industrial.

   El argumento se articula en las tres partes clásicas: planteamiento, nudo y desenlace. La historia comienza con la llegada a los Pazos de Julián, un joven sacerdote, que sustituirá al capellán fallecido recientemente. Los Pazos es la casa solariega de la familia de don Pedro Moscoso. El viejo edificio está deteriorado y don Pedro Moscoso vive bajo el dominio de su capataz, Primitivo, el cual es cauto y astuto como un zorro. Primitivo gobierna los Pazos, controla las cosechas, el trabajo de los campesinos y el cobro de los diezmos, mientras don Pedro dedica su tiempo a cazar, a las intrigas políticas a favor del cacique conservador y a comilonas con los curas de los contornos. Sabel, la hija de Primitivo, vive amancebada con don Pedro y Perucho, el hijo de ambos. Sabel manda en la cocina, donde cada noche se reúnen viejas echadoras de cartas, situación que desagrada a Julián, pero que no puede cambiar. Por eso, Julián aconseja a su señor que busque una mujer de su clase con la que contraer matrimonio. Así pues, se trasladará a Santiago, a visitar un pariente suyo, el señor de la Lage, que tiene 4 hijas casaderas. Aunque primero don Pedro prefiera a Rita, la mayor, enérgica, desenvuelta y sensual, finalmente se decide por Nucha, la menor, discreta, débil y enfermiza. Los primeros años son de una felicidad relativa, la cual irá desapareciendo poco a poco; en primer lugar, porque Nucha no da a luz a un varón, sino a una niña, Manolita. Esto ocasiona un claro distanciamiento entre los esposos y don Pedro retomará sus relaciones adúlteras con Sabel. A la vez, se produce una contienda electoral, en la que don Pedro apoyará a los conservadores y Primitivo jugará a dos bandas. Esto provocará que este último sea acusado de traidor y finalmente, asesinado.

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