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Jose Emilia

juandolores14 de Marzo de 2013

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José Emilio Pacheco

El principio del placer

No lo van a creer, dirán que soy un tonto, pero de chico mis ilusiones eran volar,

hacerme invisible y ver películas en mi casa. Me decían: espérate a que venga la

televisión, es como un cinito en tu cuarto. Ahora ya estoy grande y me rio de todo

eso. Claro, ya hay televisión y sé que nadie puede volar a menos que se suba a un

avión y todavía no se descubre la fórmula para hacerse invisible.

Me acuerdo de la primera vez. Pusieron un televisor en "Regalos Nieto" y en la

esquina de Juárez y Letrán había tumultos para ver las figuritas. Pasaban nada más

documentales: perros de caza, esquiadores, playas de Hawai, osos polares, aviones

supersónicos.

Pero ¿ a quién me estoy dirigiendo? Se supone que nadie va a leer este diario.

Me lo regalaron para navidad y no había querido escribir nada en él: tener un diario

me parece un asunto de mujeres, hasta me he burlado de mi hermana porque lleva

uno y apunta muchas cursilerías: "Querido diario, hoy fue un día tristísimo, estuve

esperando en vano que me llamara Gabriel"; cosas así. De esto a los sobrecitos

perfumados sólo hay un paso, y que risa les daría a los de la escuela enterarse que

yo también voy a andar con estas mariconadas.

El profesor Castañeda nos recomendó escribir un diario; por eso acepté que

me obsequiaron esta libreta verde que cuando menos no chupa la tinta como las del

colegio. Según Castañeda, un diario enseña a pensar claramente porque redactando

ordenamos las cosas y con el tiempo se vuelve muy interesante ver cómo era uno,

que hacía, que opinaba, cuánto ha cambiado.

Por cierto, me puso diez en mi composición sobre el árbol e hizo que publicaran

en el periódico de la secundaria unos versos que escribí para el día de la madre. En

composiciones y dictados nadie me gana; cometo errores pero tengo mejor

ortografía y puntuación que los demás. También soy bueno para historia, civismo e

inglés y, en cambio, una bestia en física, matemáticas y dibujo. Creo que en mi salón

no hay otro que se haya leído completo -bueno, casi completo- El tesoro de la

juventud, así como todo Salgari y muchas novelas de Dumas y Julio Verne. Leería

más pero Aceves nos dijo que no hay que hacerlo mucho porque gasta la vista y

debilita la voluntad (?) Quién entiende a los profesores, uno dice una cosa y otro

exactamente lo contrario.

Es divertido ver cómo se juntan las letras y salen cosas que no pensábamos

decir. Ahora sí me propongo contar lo que me pase. Me daría mucha pena que

alguien viera este cuaderno. Voy a guardarlo entre los libros de mi papá. Nadie se

dará cuenta (espero).

*

Dejé de escribir varios meses aquí. De ahora en adelante trataré de hacerlo todos los

días o cuando menos una vez por semana. El silencio se debió a que nos cambiamos

a Veracruz, en donde mi papá es ahora jefe de la zona militar. Todavía no me

acostumbro al calor, duermo mal y de verdad se me ha hecho muy pesada la escuela.

2

No tengo amigos entre mis compañeros y los de México no me han escrito. Lo que

más me dolió fue despedirme de Marta. Ojalá cumpla su promesa y convenza a su

familia para que la traiga en vacaciones. La casa que alquilamos no es muy grande

pero está en el Malecón y tiene un jardín en el que leo y estudio cuando no hace

mucho sol. Veracruz me encanta. Lo único malo (aparte del calor) es que hay muy

pocos cines y todavía no llega la televisión.

*

Nado mucho mejor y ya aprendí a manejar. Me enseño Durán, el nuevo asistente de

mi papá. Otra cosa: cada semana va a haber lucha libre en el cine Díaz Mirón. Si saco

mejores calificaciones me darán permiso de ir.

*

Hoy conocí a Ana Luisa, una amiga de mis hermanas, hija de la señora que les cose

la ropa. Vive aquí a la vuelta y trabaja en "El paraíso de las telas". Estuve muy

tímido. Luego traté de parecer desenvuelto y dije no sé cuantas estupideces.

*

Al terminar las clases me quedé en el centro esperando que saliera Ana Luisa de su

trabajo. Me adelanté una cuadra para subirme al mismo tranvía "Villa del Mar por

Bravo". Hice mal porque estaba con sus amigas de la tienda. No me atreví a

acercarme paro la saludé y ella me contestó muy amable. ¿Qué va a pasar? Misterio.

*

Exámenes trimestrales. Me volaron en química y en trigonometría. Por suerte mi

mamá aceptó firmar la boleta y no decirle nada a mi papá.

*

Ayer en independencia, Pablo me presentó a un muchacho de lentes. Luego me dijo:

-¿Ves? Ese anduvo con la que te gusta.-No dio mayores detalles ni me atreví a

preguntárselos.

*

Manejé desde Villa del Mar hasta Mocambo. Durán dice que lo hago bastante bien. Es

muy cuate a pesar e que ya tiene como veinticinco años. Un mordelón nos detuvo

porque me vio muy chico. Duran lo dejó hablar mientras nos pedía licencia o permiso

de aprendizaje y amenazaba con llevarnos al bote. Después le dijo de quién era el

coche y quién era yo, y asunto arreglado sin necesidad de dinero.

*

Ni sombra de Ana Luisa en muchos días. Parece que se tuvo que ir a Xalapa con su

familia. He dado vueltas y vueltas por su casa y siempre está cerrada.

*

Fui al cine con Durán. Allí nos estaba esperando su novia. Me cayó bien. Es simpática.

Está bonita pero un poco gorda y tiene dientes de oro. Se llama Candelaria, trabaja

en la farmacia de los portales. La fuimos a dejar a su casa. De vuelta le conté a

3

Durán lo de Ana Luisa. Respondió: -Me lo hubieras dicho antes. Te voy a ayudar.

Podemos salir juntos los cuatro.

*

No he escrito porque no pasa nada importante. Ana Luisa todavía no regresa. ¿ Cómo

puedo haberme enamorado de ella si no la conozco?

*

Candelaria y Durán me invitaron a tomar helados. Ella me estuvo haciendo preguntas

sobre Ana Luisa. Durán le contó la historia, aumentándola. ¿Y ahora?

*

Al volver de la escuela me pasó una cosa muy impresionante: vi por primera vez un

muerto. Claro conocía las fotos que salen en "La Tarde" pero no es lo mismo, qué va.

Había muchísima gente y aún no llegaba la ambulancia. Alguien la tapó la cara con

una funda de almohada. Unos niños la levantaron y me horrorizó ver el agujero del

pecho, la boca y los ojos abiertos. Lo peor era la sangre que corría por la calle. Muy

espesa, daba asco. Lo asesinaron con uno de esos abridores de cocos que son en

realidad cuchillos dobles y tienen en medio un canalito para sacar el pedazo. El

muerto era un estibador o pescador, no sé bien. Tenía ocho hijos y lo mató por celos

el amante de la señora que vende tamales en el callejón. El asesino huyó. Ojalá lo

agarren, dicen que estaba muy borrracho. Lo mas raro es que puedan matarse por

una mujer tan vieja y tan fea. Yo creía que sólo la gente muy joven se enamoraba.

Por mas que hago no puedo dejar de pensar en el cadáver, la herida espantosa, la

sangre hasta en las paredes. No se como le habrá hecho mi papá en la Revolución,

aunque me contaba que al poco tiempo de andar en eso uno se acostumbra a ver

muertos.

*

Ya regresó. Vino a la casa. La saludé pero no supe cómo hablarle. Luego salió con

mis hermanas. ¿ En qué forma podré acercarme a ella?

*

El domingo van a ir al cine y a lo mejor después al Zócalo. Allí pienso aparecerme.

Maricarmen me preguntó si me gustaba Ana Luisa. Yo, como buen cobarde, le

respondí: -No, por favor, hay muchachas mil veces mas bonitas.

*

Estuve en el Zócalo desde las seis y media. Me encontré a Pablo y a otros de la

escuela y me puse a dar vueltas con ellos. Al rato llegaron Ana Luisa y mis hermanas.

Las invité a tomar helados en el "Yucatán". Hablamos de películas y de Veracruz. Ana

Luisa quiere irse a vivir a México. Durán pasó por nosotros en el coche grande y

fuimos a dejarla. Apenas se bajó, la Nena y Maricarmen empezaron a burlarse de mí.

Hay veces en que odio a mis hermanas. Lo peor fue lo que dijo Maricarmen: -No te

hagas ilusiones, chiquito, porque Ana Luisa tiene novio; solo que no está aquí.

*

4

Después de pensarlo mucho, por la tarde esperé a Ana Luisa en la parada del tranvía.

Cuando se bajó con sus amigas la saludé y le dejé en la mano un papelito:

Ana Luisa:

Estoy perdidamente enamorado de ti. Me urge hablar contigo a solas.

Mañana te saludaré como ahora. Déjame tu respuesta en la mano, diciéndome

cuándo y dónde podemos vernos, o si prefieres que ya no te moleste.

Jorge

Luego me pareció una metida de pata lo último pero ya ni remedio. No tengo la

menor idea de qué va a contestarme. Más bien creo que me mandará al diablo.

*

Estuve todo el día muy inquieto, pensando en la respuesta de Ana Luisa. Contra lo

que esperaba, me contestó:

Jórge no lo creo como bas a estar enamorado de mi, asepto que hablémos,

...

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