Lectura “El Caballero de la armadura oxidada”

Lectura  “El Caballero de la armadura oxidada”

Introducción

Una excelente obra con finalidad introspectiva, que relata la forma en la que debemos enfrentarnos a nosotros mismos para vencer todos los obstáculos que, también nosotros hemos creado para aislarnos de las situaciones que nos generan miedo, incertidumbre, dolor  o simplemente desconfianza.

En esta historia veremos a un caballero y que poseía una hermosa armadura, conoceremos su camino y como la convirtió en una barrera o escondite a sus problemas. Este caballero era conocido y estaba orgulloso de s mismo y su armadura, pues era un gran guerrero peleando junto a su Rey, por rescatar damiselas en peligro y por matar a cuanto dragón se le pusiera en frente. Pero pronto se enfrentará la batalla más importante de su vida, deberá vencer a quien nunca esperaba y obtendrá todo aquello que no comprendió, ni valoro e incluso descuido. ¿Te parece conocida la historia?

El dilema del caballero

Esta es la Historia de un caballero que disfrutaba luchar contra sus enemigos malos, mezquinos y odiosos, y enfrentar dragones para recatar damiselas, aunque ocasionalmente estas no quisieran ser rescatadas. No obstante, el caballero tenía una pequeña familia formada por su esposa Julieta y su hijo Cristobal, quienes vivían en un hermoso y grande producto de las conquistas y botines de guerra de nuestro protagonista.

El caballero poseía una hermosa armadura que inicialmente usaba para estar protegido en las batallas que enfrentaba, sin embargo con los días la armadura se convirtió en una extensión de su cuerpo, a tal punto que ya ni su hijo recordaba cómo lucía sin la armadura, por ello, aunque nuestro caballero amaba tenerla puesta, pronto se convirtió en un problema para su propia familia, a tal punto que le causó una insensibilidad que no le permitía saber que lastimaba a su esposa y a su hijo.

Y como siempre existe un punto crucial en toda historia, la de nuestro caballero se hizo presente cuando Julieta, su esposa, le dio un ultimátum, o se deshacía del armadura o perdía a su familia.

Aunque al inicio el caballero se sintió agredido por la exigencia de su esposa para abandonar su armadura, la sensatez le hizo comprender que era necesario. Sin embargo, enfrentó el primer problema, deshacerse de la armadura no era fácil, estaba tan oxidada que no pudo quitársela, inclusive el yelmo que abrió para desayunar, ahora era inamovible. En su frustración acudió con el herrero, el hombre más fuerte del reino, y especializado en tratar con casos de esta naturaleza, pero por desgracia, cuando llego con éste, no pudo hacer nada, inexplicablemente la armadura tenía un hechizo que le impedía removerla.

Con la tristeza que te causa conocer que un problema no es tan sencillo como parecía, el caballero tocó fondo y salió a tierras lejanas para encontrar la solución a su armadura oxidada, aunque pasó primero a despedirse del rey, que siempre fue bueno con él. Por desgracia cuando llego al reino el rey no estaba, pero encontró algo mejor, bolsalegre, el bufón del rey, que después de burlarse de él, supo el dilema que atravesaba y le recomendó acudir a las bosques en busca de Merlín, el sabio mago que podía resolver su problema. La desesperación hizo que el caballero saliera en busca del mago.

En los Bosques de Merlín

Tras meses de recorrer los bosques, el caballero encontró al mago merlín, un hombre sabio en verdad que lo apoyó a comenzar el proceso para deshacerse de la armadura. El mago Merlín estaba conectado en verdad con el universo, podía ver lo que pasaba a su alrededor y estaba en comunión con todos los árboles, animales y con el ambiente. Como era obvio, toda esa conexión de Merlín con la sabiduría del universo, incomodó al caballero que no estaba acostumbrado a ser cuestionado.

No obstante, el mago lo hizo comprender más allá porque usaba su armadura, es decir, porque y para qué decidió usarla. Pero además, el mago dio de beber al caballero “vida” e hizo que pequeños animales –Rebeca la paloma y ardilla- lo alimentaran. Con nuestro personaje comenzó a sentirse en comunión con el universo, al grado que pudo hablar con los animales, una hazaña increíble para cualquier humano, por ello ahora estaba apenado por el trato inferior que dio toda su vida a los seres pequeños que cruzaron por su camino.

La preocupación del caballero por su familia hizo que merlín sugiriera enviar un mensaje con Rebeca la Paloma, a su hijo Cristobal. Rebeca entregó el mensaje, pero desgraciadamente no recibió contestación, lo que significaba que su hijo no lo conocía también como para responder. El caballero fue vencido por la pena y el dolor y comenzó a llorar hasta quedar dormido.

El sendero de la verdad

Aunque el caballero no sabía si su familia deseaba verlo nuevamente, Merlín lo insto a comenzar el sendero de la verdad, por primera vez haría las cosas por él y para él, y no para impresionar a los demás, el camino para deshacerse de la armadura, había comenzado.

En este momento el caballero decidiría si continuar por el camino para perder la armadura o regresar por el camino conocido que había transitado toda su vida. Opto por enfrentar la liberación del armadura. A decir de Merlín, el camino sería difícil, a medida que avanzas se vuelva más empinado y difícil. Pero eso no era todo, ahora no iría en caballo pues el camino era estrecho. Merlín apiadado del Caballero decidió que Ardilla y Rebeca lo acompañaran para que no viajara solo y además lo alimentaran; también la dio la llave para acceder a los tres castillos donde pasaría sus experiencias hacia la liberación del armadura

El Castillo del Silencio

El primer castillo, fue del Silencio, el caballero estaba asustado, el lugar era  tan silencioso, se arrepintió de haber dejado su espada, que le daba seguridad, pero confió en Merlín, quien le dijo que no tendría que usarla.

Al entrar, el caballero notó que no había puerta y en el gran, gran silencio, sorprendentemente se encontró con el Rey, quien suponía estaba en las cruzadas. Éste le dio varios consejos, pero le dijo algo en especial que le ayudaría mucho, “Esta era una batalla que requería más coraje que nunca, sería la mayor victoria que nunca jamás lograría en su vida, si lograba salir de esta…. Y desapareció.  

Poco a poco el caballero fue aceptando lo que no quería, estaba enfrentando el mayor de sus miedos, el miedo que lo había llevado a meterse a esa armadura tan molesta: estar solo…. Cantó, habló consigo mismo y finalmente cuando aceptó lo que enfrentaba, conoció a Sam, no lo vio por ningún lado y se dio cuenta que la voz venia de su interior, al platicar con él, vio una puerta al final de la habitación que lo llevaría a otra habitación y a otra y a otra, el caballero progresaba y así encontró la salida siguiente. Reconoció que nunca había estado quieto ni en silencio, por temor a sentirse solo. Pudo percibir muchos sonidos hermosos que antes no había notado y también se dio cuenta de que nunca había escuchado a  Julieta, aceptó que no quería oír a su esposa y esa era otra  razón por la que se había dejado puesta la armadura, al parecer no le importaba como se sentía Julieta ni su hijo Cristóbal, al darse cuenta de que ellos estarían tristes por   tal situación, el Caballero lloro, lloro y lloro, tanto que la habitación se inundó y a lo lejos vio otra puerta, salió y mientras hablaba consigo mismo, se durmió, al despertar vio a Ardilla y a Rebeca, en el sendero de la verdad, se preguntó ¿Cómo llego ahí? ¿Cómo salió del Castillo del Silencio? Rascándose la cabeza al pensar, se dio cuenta de que no traía su Yelmo, había llorado lo suficiente para oxidarlo y deshacerlo. Supo también que haba estado muchísimo tiempo, hablo con Merlín y le dijo que se sentía orgulloso porque podía sentir, pero este le respondió con palabras sabías  “uno no puede sentirse orgulloso por ser humano, es como si una ave se sintiera orgullosa por volar”. También podía darse cuenta de la necesidad de cuidar su aspecto, sin el yelmo ya no requería ayuda para comer y hasta se quitó su gran barba que le estorbaba  incluso podía sentir la autonomía y la libertad.

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