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Personas Desconocidas

alliz_lizEnsayo31 de Octubre de 2018

3.028 Palabras (13 Páginas)594 Visitas

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Personas  desconocidas

John Katzenbach

John Katzenbach

(23 de junio de 1950 EE.UU) Es un escritor estadounidense. Posee una larga trayectoria como periodista especializado en temas judiciales, trabajo que ha ido compaginando con la escritura. También ha trabajado como guionista en películas basadas en obras propias.

El famoso autor del psicoanalista nuevamente nos presenta un thriller psicoanalítico y lleno de suspenso. Un libro difícil de soltar con giros inesperados en la trama (como es especialidad en el escritor)

“Personas desconocidas” un libro no tan famoso como “La historia del loco” o “El psicoanalista” pero es igual de interesante y fascinante. La historia nos sitúa a principios de los años 90 donde relata tres historias simultáneamente conectadas una con la otra, entrelazadas tan perfectamente que nos hace casi imposible soltar el libro una vez llegado el clímax.

Una niña de trece años que desaparece sin dejar rastro. Cuatro jóvenes blancos asesinados, dos policías retirados que no quieren o no pueden hablar. Un narcotraficante entre rejas con mas información de la que debiera y una pareja de policías de poca confianza empeñados en descubrir la verdad.

Personajes:

  • Teddy
  • Gabriel Dickinson (Gabbe)
  • Tessa Gibson
  • Marta Rodriguez-Johnson
  • Inspector O`Hara
  • Inspector Joe Martin
  • Profesor Gibson
  • Rafael Espinosa “Dos lagrimas”
  • Padre Ryan
  • Ann Gibson
  • Doctor Lister
  • Sarah Lister

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Tessa, nuestra protagonista principal, una inocente niña de apenas trece años que no llega a cenar a su casa un día cualquiera. Casa grande, padres perfectos, sin hermanos, con un tío muy amoroso que es uno de los mejores investigadores de la policía. Las horas pasan sin rastro de la pequeña, comienza la paranoia, el pánico al no saber que hacer. Miedo, pánico, impotencia incluso en estas situaciones fe. Esperanza porque la policía la encuentre o mínimo, consiga un rastro de ella, todo en vano.

No murió, pero sabia que su vida había terminado.

Gabriel Dickinson, un investigador cualquiera que disfrutaba de sus vacaciones una cálida mañana de septiembre, iría  a pescar a un lago  cerca de la casa de sus suegros. Su mujer le pidió que hablara con su gemelo, su torpe cuñado, quien a pesar de verle un poco perdido y aun sabiendo que estaba perdiendo las riendas de su vida poco a poco le tenia cierto aprecio. Así pues con la esperanza de poder hablar con su cuñado tomaron el bote prestado de sus suegros, tomaron cerveza y se encaminaron por buen rumbo hacia una placentera platica para ver si podía hacer algo.

Una brisa helada que hace que los vellos de la nuca se ericen le aviso que algo no iba bien. La fría tormenta que se les aproximaba no tenia intenciones de mostrar piedad y como una bofetada al rostro los arrastro dentro de si, nuevamente, sin piedad. La pequeña embarcación se volteo y con ello, nuestro policía y su joven cuñado de nombre Teddy, gemelo de su hermana quedaron atrapado en una furiosa tormenta que parecía no tener fin.

Gabes, asustado con todo lo que estaba pasando le pide a Teddy que no se mueva mucho, sin embargo este parece creer que esta cerca la orilla y comienza a nadar. A veinte metros exactamente de la orilla se ahogo.

La culpa es de los peores sentimientos en el mundo, usualmente te carcome desde el alma, la cabeza y finalmente llega al corazón, matándote en vida.

Cuando su mujer hizo las maletas y le tendió la tarjeta de su abogado no discutió. Había asesinado a su hermano gemelo, con quien había llegado al mundo y había compartido lazos inentendibles.

Todos cambiamos después de traumas así y Gibbes no fue la excepción, A pesar de ser un investigador había dejado casos sin resolver, había perdido las ganas de vivir.

Al notar esto, su jefe le asigno a una nueva área donde trabajaría en conjunto con una mujer casi en la misma situación que el (Solo que Gibbes no lo sabia)  se les asigno la división de casos sin resolver, donde según su jefe solo se al pasaría archivando viejos casos sin resolver que simplemente entorpecían al equipo, se le dio la tarea de repasar los casos y si en algún momento por cosas del destino encontraba algo mas se le pasaría a brigada de investigación criminal.

La inspectora  de narcóticos, Marta, la nueva compañera de Gibbes no era tan distinto de el pues también cargaba en su espalda la culpa. Mientras la inspectora resolvía un caso con su antiguo compañero en un sótano, estos se separaron y ante la confusión  y adrenalina apretó el gatillo sin dudar, sin pensar en las consecuencias, le había disparado a su compañero, hiriéndolo de muerte.

Así pues nuestros dos agentes se dispusieron a comenzar a trabajar, archivando documentos, leyendo meticulosamente cada párrafo en busca de algo inusual, algo que pudiera soltares algo y pudieran ofrecerles una chispa de esperanza. Nada.

Los primeros días fueron una verdadera tortura, ambos creían que sus nuevas vidas eran tan tediosas y fastidiantes que quizás se les cruzo por la cabeza terminarlas pronto. Y es que la culpa y una habitación cerrada no es una buena combinación, afortunadamente cada caso les mantenía con la cabeza ocupada  sin tiempo a reflexionar.

Un buen día la inspectora Marta encontró algo inusual entre los documentos, cuatro asesinatos de exactamente hacia 19 años y todos archivados por dos de los mejores investigadores de la ciudad.

Dos inspectores que ya llevaban tiempo jubilados, a nuestros inspectores se les ocurre la idea ingeniosa de simplemente ir a charlar con ellos en busca de mas pitas o algo que hubieran pasado por alto.

Un infortunio cuando el inspector hablo con ellos pues su memoria así como su vista estaba nublada, el paso de los años había pasado por el y no parecía tener piedad de nadie, se le notaba ausente, en un eterno trance que parecía nunca acabar.

La inspectora trato de hacer un esfuerzo por que el inspector pudiera ver algo, ayudarles de alguna forma sin embargo solo soltó una palabra que dejo a los  inspectores con aun mas dudas.

Tessa

Los inspectores decidieron visitar al compañero del agente, un hombre solitario que los recibió de la manera mas cortes que pudo. La inspectora sospechaba que algo no iba bien. En efecto, aquel hombre con la excusa de servir café, se disparo con una escopeta en la cocina de su casa nada mas escuchar el nombre.

Así pues la confianza sobre los inspectores flaqueaba de un fino hilo, la cordura de dos sujetos cortados por el mismo cuchillo estaba en duda, sin embargo se dispusieron a seguir investigando, buscando más pistas, entre los familiares del fallecido inspector por ejemplo para ver si alguien sabia algo mas.

Entre los contactos de nuestro inspector fallecido localizaron a duras penas a un profesor de química que argumentaba ser el cuñado del fallecido.

Cuando nuestros inspectores fueron a interrogar al profesor descubrieron que el famoso nombre pertenecía a su hija fallecida. También argumento que la relación con su cuñado nunca fue del todo estrecha puesto que, al tener distintas vocaciones tenían ideas distintas del mundo, pasatiempos que no compartían e incluso la manera de ver la vida no era la misma que tenia el profesor, sin embargo, el viejo inspector tenia un profundo cariño por la esposa del profesor, su única hermana. Como ya se podrá imaginar, la culpa nuevamente de nunca poder encontrar a su pequeña sobrina le llevo  a tener una vida de ermitaño, solitario entre las paredes de su hogar, sin nadie quien le escuchara ni con quien poder desahogarse, con el triste remordimiento de ser uno de los mejores agentes de la ciudad y sin la capacidad de poder encontrar a su inocente sobrina.

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Veinte años atrás, los titulares de los periódicos la llamaban [pic 11]

Algunos meses antes de que los homicidios sospechosos ocurrieran,  la joven de doce años desapareció regresando a su hogar de casa de una de sus amigas, quizás a unas cuantas cuadras de distancia.

Su madre, en un mar de llanto, histérica y poco razonable la consolaba un viejo cura. Hallaron en la escena del crimen una mochila con sangre de la pequeña joven, de ahí, una incansable búsqueda por encontrarla se desencadeno, buscaron por todos lados, por todo el condado y nunca encontraron otra pista.

Los investigadores se dispusieron a investigar el primer asesinato, regresando a la escena del crimen y tratando de descifrar alguna otra pista.

Empezaron a llamarlos “Los cuatro tipos muertos” y con esto, la relación entre los dos agentes fue haciéndose mas estrecha. Buscaban pistas, compartían ideas, podían incluso decir que estaban haciéndose amigos cercanos, aunque la agente todavía tenia dudas por todo el mundo y no era de esperarse menos, con una hija pequeña, una madre soltera y un esposo muerto la vida no le había puesto las cosas fáciles, mucho menos con la culpa de una muerte.  Dentro de las investigaciones descubrieron que un narcotraficante bastante reconocido por la inspectora tenia algo que ver con uno de los sospechosos. La inspectora tenia mas experiencia dentro de aquel campo, era de interrogar e intimidar si era necesario. Sin embargo, ser tan ruda y meterse en la boca del lobo con un narcotraficante tenia sus desventajas, especialmente cuando era hora de guardar el arma y regresar a casa, quizás solo para la inspectora quien tenia una hija y una madre de quien cuidar, pero para nuestro Gibbes era mas difícil, con un hijo distanciado y una ex esposa que lo odiaba, regresar a su solitario hogar no siempre era la idea que mas ilusión le hacia. Con la gente del narcotraficante respirándoles en la nuca siguieron con su investigación acerca de los cuatro homicidios y descubrieron que los cuatro tenían en común delitos sexuales; acoso, violación, pornografía infantil.

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