A la espera del amor

A La Espera Del Amor

(Gamboa Díaz Hermila)

En los años 1970, en un pueblo llamado Terabithia, vivían las personas más amigables del mundo, era un pueblo demasiado tranquilo, tanto que al tren, se le escuchaba su frenar.

Había familias muy destacadas como la  Rosal y la azul.

La familia Rosal  era muy rica, tenían una hija llamada Atenea de 14 años,  a ella siempre la estaba cuidando su nana Ana y su tío Pablo. Ella era muy hermosa de ojos verde, a esta joven le justaba  estar jugando y explorando en las casas vacías donde se exageraban los sonidos, aparte tenía un buen corazón.

La otra familia los Azul, también tenían un hijo de nombre  Alfredo, él tenía 15, muy apuesto, era travieso, curioso, y muy romántico.

Los hijos de estas familias, eran demasiado curioso y ellos aún no se conocían.

Un día se encontraron en aquellas casas abandonadas, se sorprendieron ya que a ese lugar no iba nadie,  se miraron mutuamente, y se hicieron infinitas preguntas. Sin darse cuenta surgía, un amor a primera vista.

Pasaron los días y se seguían viendo en ese lugar, hasta que  a Alfredo se le ocurrió ir a un pueblo que era llamado la Cuidad Olorosa, Atenea con gusto acepto, pero  tenía miedo de que su tío Pablo la viera.

Al llegar a ese pueblo “la cuidad olorosa”, Atenea noto que olía a pescado ese olor lo detestaba, Alfredo le dijo que se tranquilizara. Él tenía una idea para hacerla reír, le dijo que regresarían con una fragancia para así dominar  el mundo, ella se asombró y comenzó a reír dijo que estaba loquito, en ese momento Alfredo se fue a comprar unas aguas, Atenea lo miraba y se decía así misma que adoraba a ese hombre, esperaba que se diera cuenta de eso y se confesaran el amor que se tenían.

Mientras regresaban a sus casas, Alfredo se mostraba nervioso, ella le pregunto qué era lo que pasaba, él se detuvo, en ese momento le empezó a decir, que desde el momento en que se conocieron él se había enamorado de ella, y que no podía seguir callando sus sentimientos, ella solo se sonrojo y le dijo que sentía exactamente lo mismo por él, desde ese momento empezaron a andar como novios, pero lo eran en secreto.  Atenea se sentía muy feliz.

La familia de ellos, no tenían idea de lo que pasaba, hasta que Alfredo decidió ir a hablar, para pedir permiso. Cuando llego el intento del permiso, estaba más nervioso que nunca. Los padres de Atenea escucharon lo que él dijo hasta el final, a lo que ellos contestaron que pensarían el  permiso.

Alfredo y Atenea se sentían sumamente tristes pues no sabían  cuál sería la respuesta.

Atenea se la pasaba llorando en el silencio, quería escapar pero sus pasos retumbaban en el corredor y en las escaleras rechinaban, su tío  Pablo no la quería ver llorar mas así que decide ayudarla a que lo vea a escondidas, eso le alegra el corazón y le manda una carta diciendo el plan, al igual que ella se alegra, y ya él estaba más vivo que muerto.

Cuando se vieron el tío Pablo le dijo a Atenea que eligieran lo que quisieran que el invitaba, cuando llegó su amado, le dijo que su tío andaba de disparador que era el momento de aprovechar.

Ese día la pasaron increíble, jugaron, rieron, y se dijeron cuento se amaban, pero como todo tenía que terminar, entristecieron cuando se tuvieron que despedir por  que no sabían en qué momento se volverían a ver de algo estaban seguro, que para ese momento faltada poco.

De camino a casa, Atenea estaba seria, pues sentía otra vez la tristeza  en su corazón.

Alfredo fue otra vez a la casa de Atenea por la respuesta de los padres, ellos dijeron que aún no lo habían pensado muy bien, que diera tiempo, el eso fue lo que hizo.

Alfredo empezaba a vagar por la casa de ella de noche, lo continúa haciendo, hasta que luego empezó por los campos.

El tío Pablo se dio cuenta así que lo sigue, lo logro alcanzar, y le pregunto que a donde iba el contesto, que se escapaba por su ingratitud. Tomaron un paseo, amaneció  en la mina a la que ellos habían llegado en su recorrido de noche.

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