Los barones

los barones del estaño son simon patiño, carlos victor aramayo y mauricio Hochschild después de más de tres siglos y, medio de explotación intensiva en el país, este metal entrara en una fase de depresión. En las postrimerías del siglo XX y las primeras décadas del siglo XX, la plata será sustituida por otro metal, el estaño, que impulsara con la misma fuerza a la economía boliviana.

En este escenario, surgirá en el país la figura del controvertido empresario minero Mauricio Hochschild. De origen judío- alemán, se instalara en Chile en 1918, donde establecerá la firma Mauricio Hochschild & Cia. Ltda.., empresa dedicada a la compra o rescate de minerales. Desde 1921 enlazara su actividad minera con Bolivia. El rescate de minerales en el país lo realizara formalmente hasta 1039, año en el que el Banco Minero se constituirá como la única entidad destinada a esta tares.

En 1921, Hochschild extenderá sus actividades al Perú, y más tarde a Argentina y Brasil. Desde 1927, incluirá su ámbito de acción a la explotación y administración de minas y plantas en Bolivia. Para este objetivo, se organiza la Compañía Mauricio Hochschild SAMI (Sociedad Anónima Minera e Industrial), independiente como todas las otras.

La Compañía Huanchaca de Bolivia, organizada en 1873, fue una sociedad anónima, bajo control de accionistas chilenos, teniendo como sede de su Directorio a la ciudad de Valparaíso. Entre 1870 y 1900 la mina Huanchaca fue considerada- por su producción- la mina de plata más grande del mundo, aunque décadas más tarde entra en un periodo de recensión. Para 1927, la compañía suscribirá un contrato de administración con la firma Hochschild. Esta ultima realizo un estudio de la situación, en la que se encontraban las minas explotadas por la compañía, de lo cual las conclusiones fueron que se había explotado con gran intensidad los minerales de alta ley, y sin embargo quedaban grandes toneladas de minerales de baja ley, y sin embargo quedaban toneladas de minerales de baja ley, que para su tratamiento era necesario la construcción de una planta moderna de flotación de minerales. Las encargadas de construir esta planta- la primera de su tipo en Bolivia- y realizar la labor de desagüe de las minas fue la firma Mauricio Hochschild, para lo cual invirtió £ 160.000.

En 1928 se establece la South American Minning Co. – controlada por la firma - Hochschild en Buenos Aires Argentina). Fue creada como una “holding compaña”, para trabajar metales viejos y nuevos, además de comercializar el salitre y azufre chileno. Esta sociedad será la que administre en Bolivia el Ferrocarril Atocha Villazón- de propiedad del Estado Boliviano- desde 1929 hasta 1941.

El fabuloso Cerro de Potosí, cuya riqueza hizo a muchos nobles y a otros Barones, en 1928 se sumergiría en una crisis por la baja en la cotizaciones de la plata, en 1928 se sumergía en una crisis por la baja en las cotizaciones de la plata y como consecuencia de esto Luis Soux, que tenía el control minero de este cerro, creo en la Argentina, junto a una empresa francesa y la South American Mining CO., la Compañía Minera Potosí, de Luis Souz. Posteriormente, tendrá también bajo su administración a otra compañía: Bebin Hnos., y también la de los Aramayo, propietarios del Real Socavón en el Cerro Rico.

Al igual que la Compañía Huanchaca de Bolivia, la Compañía Minera de Oruro se organizara con capitales chilenos en 1876, teniendo como sede de su Directorio la ciudad de Santiago de Chile. Será la Hochschild SAMI la que administrara esta compañía con sus diferentes secciones: San José, Colquiri, la Sociedad Estañifera de Morococala y la Compañía Estañifera de Vinto, hasta su nacionalización en 1952.

A partir de 1936 la Mauricio Hochschild & Cia. (Capitales chilenos en Bolivia) explotara la Mina Matilde; además, esta firma será propietaria de otras minas (Bolsa Negra, Pampa Grande, Santa Rosa, Venus, Chilcani) y de concesiones de aguas para la construcción de hidroeléctricas, como Killpani. Un proyecto frustrado fue la construcción de una central hidroeléctrica alimentada por aguas del lago Titicaca, que estuvo destinada a abastecer de energía a las regiones del norte chileno y la misma mina Matilde. Con sumo cuidado Édgar Ramírez, director del Archivo Nacional de la Minería que está en El Alto, levanta un cuaderno con primorosas tapas de cuero. Sus páginas están cubiertas por extraños guarismos. Señalando un grupo de letras y números, Ramírez explica que sólo cinco personas en el mundo

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