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COMENTARIO DE A UN OLMO SECO

ashley_LOPEZApuntes4 de Marzo de 2022

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Este poema titulado “A un olmo seco”, pertenece a la obra Campos de Castilla (1912) del poeta Antonio Machado. Nació en Sevilla en 1875 y posteriormente se instaló con su familia en Madrid. Se formó en la Institución Libre de Enseñanza junto a su hermano Manuel. En 1899 Antonio Machado viaja a Paris, donde ya le esperaba su hermano. Regresó a Madrid en octubre de ese mismo año, incremento su trato con escritores modernistas como Rubén Darío. En 1907 obtuvo a cátedra de francés en el instituto Soria, ciudad en la que dos años después contrajo matrimonio con Leonor Izquierdo. Tras la muerte de su esposa en 1912 a causa de la tuberculosis, pasó al instituto Baeza. En 1928 fue elegido miembro de la Real Academia Española. Se unirá a la Alianza Republicana y al final de la Guerra Civil Española (1936-1939) se exilia a Francia donde muere.

El autor pertenece a la llamada “generación del 98”, un grupo de autores (Azorín, Baroja, Unamuno, entre otros) que compartieron su preocupación por la decadencia de España tras el desastre de 1898 (pérdida de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas), así como por los conflictos religiosos y existenciales, tratando cuestiones con la fe, la realidad, el sentido de la vida…Todos ellos abordan el tema de España desde un punto de vista casi subjetivo donde Castilla destaca como símbolo patriótico. Campos de Castilla pertenece a la segunda de las tres etapas de la trayectoria poética de Machado, y que supone el alejamiento de las influencias simbolistas y modernistas de Soledades (1903). De este modo, la poesía tejida de sueños y recuerdos desaparece en favor de una poesía más realista y objetiva, en la que se adentra en la geografía castellana y andaluza, y en las que se produce el contacto directo con el paisaje castellano.

Este poema abarca varios temas, entre ellos destacan; la esperanza que se ve reflejada entre los versos 28 y 30, la vida y la muerte, el paso del tiempo y la vejez. A un olmo seco describe a un árbol podrido por dentro, al que le salen unas hojas verdes en primavera. Su estructura externa está compuesta por treinta versos de arte mayor y menor de once y siete , es decir, que son endecasílabos y heptasílabos, con rima consonante, menos en el verso vigésimo cuarto que no rima, queda suelto, sin seguir ninguna regla aparente, sin embargo al tratarse de una combinación de versos de siete y once sílabas podríamos estar ante una silva que admite la posibilidad de que algún verso quede suelto. El poema se divide en tres partes diferentes, la primera parte, abarcada desde el primer verso hasta el décimo cuarto y en esta se describe al árbol en torno a las hojas verdes que le acaban de salir. La segunda parte, el verso quince al veintisiete, donde nos presenta una reflexión ante la aparición de las inesperadas hojas verdes antes de que este desaparezca. La última parte, que cierra el poema con los tres versos finales en la que refleja la esperanza ante una nueva vida u oportunidad de que el olmo renazca otra vez gracias a un milagro de la primavera.

En cuanto a su estructura interna, el léxico que se usa en esta obra es de carácter popular sin un léxico rural como las demás obras del autor, esto lo hace un poema sencillo y de fácil compresión. Es un léxico subjetivo y connotativo en el cual Machado refleja sus sentimientos. El uso de sustantivos en este poema es abundante, como por ejemplo sustantivos concretos: río, musgos, campana, cartera, hacha, etc… Aunque también podemos presenciar el uso de sustantivos abstractos como lo son: la gracia, el milagro, la luz, la vida, etc… Destaca el empleo de los tiempos verbales; en los primeros versos se utiliza el pretérito perfecto en modo indicativo “le han salido”. En los versos quince y veinticinco, el uso del presente indicativo “van trepando” “guardan” también el presente en modo subjuntivo “ardas “o “derribe”. Y por último en los cuatro versos finales el uso del presente en modo indicativo “quiero anotar”. El uso abundante de adjetivación negativa “podrido” “centenario” “verdes” “amarillentos” etc… En cuanto a los recursos literarios, el poema entero podría estar considerado una metáfora, tanto de la enfermedad de Leonor como de la crisis española. A su vez, el poema está plagado de figuras literarias, como es común en los poemas, encontramos varios Hipérbatos “en sus entrañas urden sus telas grises las arañas”, Antítesis “lluvias de abril y el sol de mayo”, personificación “¡que lame el Duero!” “mi corazón espera”, comparaciones “no será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera”, metáforas “milagro de primavera” “ejército de hormigas en hilera”, anáforas y paralelismos “antes que te derribe” “antes que te descuaje”, epítetos “olmo viejo, hendido” “tronco carcomido”, encabalgamiento, y por último, como es común en los poemas de Machado, la abundante presencia de simbolismos: el olmo tiene un doble significado, el olmo centenario y herido representa la vida con respecto a la enfermedad de Leonor, aunque también se puede unir con la decadencia de la labor política y pérdidas coloniales en España, y la inesperada reaparición de las hojas verdes, relacionadas con la curación o la regeneración. Asimismo, encontramos varios símbolos importantes como lo es el camino o el río, relacionados con el paso del tiempo; el mar, relacionado con la muerte o la primavera, que representa la esperanza o vida dentro de tanta muerte y sufrimiento.

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