Capitalismo Y Educación

EL SUEÑO

De repente desperté agitada, con el cuello mojado, la boca seca y con esa extraña sensación de hueco en el estómago. Era el mismo sueño recurrente que tenía desde hacía años, pero que provocaba la misma agitación e incertidumbre que cuando lo tuve por primera vez. Mientras bajaba a la cocina, pisé el patito de plástico de Sebastián. Casi me desmayo del susto, sonó como un estruendo. Tomé un vaso con leche fría y abrí la puerta corrediza trasera que daba hacia el patio. Todo estaba en silencio, si acaso escuchaba el canto de algunos grillos. Parecía que esa noche, hasta ellos habían encontrado descanso.

Alguien me tocó. Lo había vuelto a hacer. Un súbito escalofrío recorrió mi cuerpo.

Fue en el verano del dos mil cuando lo conocí. Quién diría que ese encuentro casual sería el comienzo de nuestra historia. Había sido en la fiesta de bienvenida de la facultad de psicología. Estaba a punto de irme, cuando entró una llamada. Era Rogelio. Lo había estado esperando durante horas; prometiste llegar temprano y mira la hora que es, ya estoy a punto de irme. Vienes? Rogelio soltó una carcajada… ¿Irte?... ¡No Elisa!, la diversión está empezando, ni creas que te vas a zafar. Llevo a mi primo, hay algún inconveniente?... Está bien Rogelio, te espero entonces y no hay problema, puedes traer a tu primo…Ese sería el comienzo de nuestra historia.

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