Colombia no tiene quien le escriba

COLOMBIA NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA

Entre muchas de las obras sobresalientes que el magistral escrito Gabriel García Márquez tiene en su lista de éxitos literarios, El Coronel no tiene quien le escriba es una de sus obras maestras que aborda de manera compleja la versatilidad del realismo, evidenciando una época de pobreza y violencia como autores principales, inmersos en la dictadura que sufrió Colombia alrededor de 1956, y del cual será tomado como columna vertebral en este documento.

Dicha obra literaria relata la historia de un coronel, que ha esperado por quince años recibir una carta de autorización por su pensión debido a su participación en la guerra en sus años de juventud bajo el comando de Aureliano Buendía y, su mujer que viven en un pueblo en la zona tropical de Colombia.

Dicha obra literaria refleja la indiferencia por parte del orden público de la época hacia los derechos adquiridos de aquellas personas que cumplieron su deber con el país al combatir en la guerra y haber sobrevivido para contarlo, además de la probabilidad que ésta situación sólo sea la punta del iceberg. De forma añadida también podemos dar cuenta de la relación que se genera a partir de la violencia y la pobreza, quizá, una relación de causa y efecto.

Hector Galindo, Jorge A. Restrepo y Fabio Sanchez (2009, p. 315) establecen una relación violencia-pobreza afirmando:

“El conflicto violento es causa de pobreza en la medida en que produce destrucción y odio. La pobreza es, a su vez, causa del conflicto en la medida en que aumenta la probabilidad de que los individuos se vean envueltos en actividades criminales, cuestionen las instituciones y eventualmente hagan parte de grupos rebeldes. En la raíz de los conflictos armados internos se encuentra un complejo conjunto de factores: entre otros, desbalance en las oportunidades de participación política, económica y cultural entre grupos diferentes al interior de la sociedad, ausencia de mecanismos de participación democráticos inclusivos y ausencia de mecanismos de solución pacífica de conflictos”.

Aun cuando dicha obra data de un contexto histórico de más de cincuenta años, hechos referidos a la pobreza y la violencia se han mantenido inmutables incluso con el pasar del tiempo. Aunque el nivel de ambos aspectos si ha sido dinámico.

Después de la transición que se realizó en Colombia con la Constitución de 1991, entre otras cosas, se intentó mejorar la protección de derechos de los ciudadanos colombianos y especialmente de aquellos cuya vulneración era más proclive. Sin embargo, el hecho que aún se implementan procesos violentos como resolución de problemas que en última instancia genera más pobreza es incuestionable.

Añadido al hecho que, como contraparte a esta relación, se encuentran varios principios que “luchan” constantemente por desarticularla, entre ellos, la igualdad es quizá la más notable. Hablar sobre “el rico cada vez más rico y el pobra cada vez más pobre” es totalmente aplicable al Estado.

En la antigua Roma, se entendía a la violencia como una de las principales fuentes de resolución de problemas del estado. Tal afirmación la vemos reflejada en la célebre frase y aún máxima militar si quieres paz, prepárate para la guerra (Flavius Renatus, 753 a.c). Aún ahora, reflejados en los grupos subversivos al margen de la ley e incluso en la exigencia del servicio militar en Colombia, respaldan la influencia de una época que no se destacó por su búsqueda de la paz y estabilidad social igualitaria.

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