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Como Leer Un Liro


Enviado por   •  2 de Febrero de 2014  •  2.704 Palabras (11 Páginas)  •  302 Visitas

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Las escuelas son en medida, las que hacen de nosotros gente que no puede leer lo suficientemente bien como para disfrutar de la lectura sin fines de lucro o para lucrar leyendo por placer.

Cada uno de nosotros puede y debe decidir, si está satisfecho de la educación que recibe o ha recibido, si no lo es así, no queda más que remediarlo a la brevedad posible. Una solución (tal vez la única alcanzable para la mayoría de las personas) consiste en aprender a leer mejor, y luego, leyendo mejor, aprender más de lo que la lectura pone a nuestro alcance.

Un inconveniente más es, el interés del alumno, si el recuerda solo lo suficiente de lo que le fue enseñado en conferencias y libros de texto, y si está bien al corriente de los prejuicios favoritos del maestro, puede pasar de curso con toda facilidad, pero también está pasando por alto una oportunidad de educarse.

La mayoría de los maestros deberían de saber, que no son expertos, y que no solamente los alumnos no pueden leer bien, sino que no pueden hacerlo mejor.

Una regla importante para una buena lectura, consiste, en escoger e interpretar las palabras así como el descubrimiento de las oraciones importantes y la comprensión de lo que ellas signifiquen.

Debemos de tener en cuenta que, leer es aprender sólo en sentido de obtener saber y no destreza, además hay una diferencia entre leer para adquirir información y leer para ampliar el conocimiento. Cuando leemos para informarnos, obtenemos hechos.

Cuando leemos para entender, no solamente aprendemos hechos sino también su significado. Pero si un autor no entiende más que nosotros, o si en un pasaje especial él no hace ningún esfuerzo para explicar, sólo podemos ser informados por él, pero no ilustrados.

Si un escritor posee el discernimiento que a nosotros nos falta y si, por añadidura, ha tratado de hacérnoslo llegar en lo que ha escrito, estamos desdeñando el regalo que nos hace si no leemos de un modo diferente al que ponemos en práctica para leer periódicos y revistas. Los griegos tenían un nombre para tal mezcla de sabiduría y tontería, que podría aplicarse a los lectores estudiosos pero deficientes de todas las edades. Son todos sophomores (estudiantes de segundo año). Y mejor dicho de otras formas por: Hobbes, “Si yo leyese tantos libros como la mayoría de los hombres (quería decir, si leyera mal) sería tan lerdo y estúpido como ellos”, y Bacon, “hay libros para ser gustados, otros para ser tragados, y unos pocos para ser masticados y digeridos”.

Es necesario poner en claro la situación en la cual la mayoría de nosotros o nuestros hijos nos encontramos “educados” pero no instruidos. Hasta hace muy poco tiempo, nadie concebía mayor importancia a la incompetencia para leer y resulta que por muy difícil que resulte leer, es más fácil que escribir y hablar bien.

Escribir y hablar son, para la mayoría, “actividades” mucho más claramente definidas que la lectura. Puesto que asociamos a la destreza con la actividad, es una consecuencia natural de este error el atribuir defectos de en escribir y en hablar a falta de técnica. Podemos continuar obteniendo ciertos conocimientos hablando con la naturaleza, pues ésta siempre nos responderá, pero es inútil que nuestros antepasados nos hablen si no sabemos escucharlos.

La razón consiste en que escuchar es aprender de un maestro viviente, mientras que leer es aprender de uno muerto, o por lo menos de uno que no se halla presente ante nosotros salvo a través de su escritura.

Mientras se hallen ustedes en la etapa de aprendizaje de la lectura, tendrán que releer un libro más de una vez. Si éste es digno de ser leído, tiene derecho a que lo lean por lo menos tres veces. Son con exactitud, tres modos de leer.

Hay tres maneras de leer un libro; para que sea bien leído, cada libro debe leerse en estos tres modos cada vez que se lea.

En primer lugar, deben ser capaces de captar lo que se ofrece como conocimiento. En segundo lugar, deben juzgar si lo que se ofrece les resulta a ustedes realmente aceptable como conocimiento.

Para entender un libro hay que encararlo, primero, como un todo, que tiene una unidad y una estructura de partes; y segundo, en función de sus elementos, sus unidades de lenguaje y de pensamiento. Hay que saber distinguir entre lectura “intrínseca” y “extrínseca”. Pero antes de acometer cualquiera de estos asuntos, puede resultar útil presentar todas las reglas en una sola tabla, escrita cada una de ellas en la forma de una simple prescripción:

I. El análisis de la estructura de un libro.

• Clasifiquen el libro conforme a la índole y materia.

• Consignen de que trata todo el libro con la mayor brevedad.

• Enumeren las partes principales en su orden y relación, y analicen estas partes como han analizado el todo.

• Definan el problema o problemas que el autor está tratando de resolver.

II. La interpretación del contenido de un libro.

• Pónganse de acuerdo con el autor mediante la interpretación de sus palabras básicas. (desde el punto de vista de ustedes, como lectores, las palabras más importantes son aquellas que más trabajo les dan; no es posible localizar las palabras importantes sin hacer un esfuerzo por comprender el pasaje en el cual aparecen; hay señales claras que se sugieren: el énfasis explicito que un autor coloca sobre ciertas palabras, pero no sobre otras. Puede hacer de muchas maneras, puede utilizar recursos tipográficos talles como comillas o letras itálicas para señalarles a ustedes las palabra; puede atraer la atención de ustedes hacia la palabra, claramente, discutiendo sus varios sentidos y el modo en que la va a usar aquí y allí. O puede acentuar la importancia de la palabra definiendo el objeto al cual la palabra da nombre. Pero los filósofos, a menudo, encuentran necesario acuñar nuevas palabras o tomar alguna palabra de uso común y convertirla en una palabra técnica. Esta última conducta corre el riesgo de resultar muy engañosa para el lector que supone conocer que es lo que la palabra significa, y, por consiguiente, la trata como una palabra común.)

• Capten las proposiciones dominantes del autor, tratando con sus frases más importantes.

• Conozcan los argumentos del autor.

• Determinen cuál de sus problemas resolvió y cuál no.

III. La crítica de un libro como comunicación de saber.

A) Máximas generales.

• No comiencen la crítica

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