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Consumo de drogas, abordajes terapeuticos y derechos


Enviado por   •  13 de Julio de 2013  •  Monografías  •  3.847 Palabras (16 Páginas)  •  433 Visitas

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CONSUMO DE DROGAS, ABORDAJES TERAPEUTICOS Y DERECHOS

2006 en Biblioteca www.fondofat.org.ar

Lic. Susana Beatriz Ryan

Toda sociedad tiene una particular visión de lo que considera dentro y fuera de su marco referencial. Lo legal, el ordenamiento jurídico y lo criminológico, configuran y marcan lo que se entiende por normado dentro de determinadas pautas y tradiciones. Esto es acentuado por determinados sectores y orientaciones que, tienden a convertirse en referentes de todo el resto del cuerpo social.

Asimismo toda sociedad posee una particular visión acerca de lo prohibido y de lo permitido, este marco de referencia configura lo normado dentro de sus pautas y tradiciones que presuponen cierto grado de consenso, coexisten diferentes grados de adscripción a la norma y por ende de alejamiento o desvío de la misma.

En relación a la problemática del consumo de sustancias el cuerpo social se ve movilizado y tiende a dar respuestas “heroicas”, polarizadas y cargadas de moral. Las imágenes sociales del tema drogas suelen estar llenas de emotividad, reflejando así un sin número de estereotipos y preconceptos.

Este tema suele servir como elemento motivador que permite centrar el miedo o la estigmatización en el otro y así hace posible mantener pendientes situaciones de mayor conflicto en la estructura social.

Que un sujeto consuma alguna droga ilegal es visto como que pone en peligro al grupo, así considerado real y potencialmente “peligroso”.

En los últimos años se han ido incrementando los índices delictivos de los que participan menores de edad, manifestaciones de violencia material descontrolada, con conductas irascibles y desafiantes, ( amenazas; toma de rehenes; homicidios sin resistencia de la víctima; etc.) en las que en el desarrollo del acto ha quedado al descubierto el quiebre comunicativo con los compromisos y valores dominantes, a la vez que pareciera que en tal circunstancia, sus ejecutores han perdido conciencia del peligro de su situación y del riesgo de su propia vida. El discurso represivo los ha venido atribuyendo al consumo de sustancias psicoactivas, a su vínculo con el narcotráfico, su inserción en barrios marginados, y el fácil acceso a la provisión de armamentos. El discurso garantista ha tenido presente la falta de alternativas que ofrece el sistema, y el condicionamiento a la marginalidad que le provee la desocupación y el imperativo del hambre.

Es un dato de nuestra realidad cotidiana el hecho de que aumente el tráfico y también el consumo constatable de diversas drogas, tanto legales como ilegales, pero también es cierto que este dato sirve de coartada para planteos que buscan en nombre de la salud suprimir libertades, ejercer persecusiones y cortar derechos. Nadie puede estar a favor de la destrucción generalizada de la salud de las generaciones más jóvenes. Pero en este caso no se trata solo de las drogas, sino de condiciones ambientales en las que se fomenta todo tipo de conducta inmediatista, descuidada y expuesta al riesgo.

Cuando llegan pacientes a la consulta, en general en realidad familiares del paciente, consultan por los “problemas ” que este trae al grupo. Estos problemas son, desde luego, y desde el discurso de los consultantes, a causa del consumo de sustancias. Son éstas, las sustancias, las causantes de la problemática haciéndose eje en ellas en la exposición del problema. Este sujeto es visto como “presa” de la sustancia, es ella, la sustancia, la que genera en él los problemas.” El es así porque se droga”.

Esta separación, esta demonización de la sustancia, con las consecuencias para quienes las consumen, facilita el hallazgo de un enemigo, de un antagonista indispensable para reeditar la dinámica de inclusión-exclusión.

Se actúa imaginariamente como si partiéramos de un estado de paz y equilibrio social el cual se ve alterado con la aparición de las drogas a las que se les adjudica poder en sí mismas.

Desde esta perspectiva el problema son las drogas, puestas en lugar de sujeto y no de objeto, y la solución es “la lucha en contra de la droga”.

Esta mirada esta basada en un inversión lógica de vínculo sujeto sustancia. No es un sujeto que consume una sustancia objeto. Es el sujeto que al ser atrapado por ésta cobra el lugar de un objeto, y este objeto, droga, cobra el lugar de sujeto. Es entonces la droga, agente causal, sujeto, que se apodera, atrapa a este individuo convertido en objeto de la sustancia.

A partir de esta lógica se centra el problema en las sustancias y se evade todo tipo de responsabilidad, del consumidor en cuestión, y del cuerpo social sobre el origen del problema.

“Esta estrategia en contra de las drogas, es actuar como si se pudiera luchar con un objeto, desatendiendo además a las personas y las causas que las llevan al consumo de sustancias. Este discurso que nos dice que las drogas son el mal de la humanidad se olvida que los males de la humanidad no sólo son muchos más que las drogas, sino que las drogas son una expresión de esos males”

Lic. Alberto Calabrese

En el imaginario social este sujeto “la droga “se corporiza transformándose en el agente patógeno que contagiará a los individuos sanos. Este protagonismo de la sustancia le da la característica de sujeto a un objeto, el objeto droga, provocando una inversión en la lógica. De ese modo el objeto es sujeto y el sujeto se transforma en objeto, con el correlato de pasividad que esto representa. Las personas ya no somos responsables de nuestros propios actos, no somos sujeto de derecho.

Así como opera el prejuicio acerca del concepto de droga, este se transfiere al adicto, adjudicándole las características de perturbador, violento y pendenciero.

Este tema funciona como un moderno y sofisticado mecanismo de control social a partir de la generalización de la percepción social estereotipada. Podemos definir percepción social como el término global que se utiliza para denominar el proceso de formación de juicios acerca de las personas.

Varios son los discursos que han permitido la construcción de estereotipos. En la base de los mismos podemos inferir la dinámica psicológica del prejuicio.

Pensemos en slogans preventivos como “no te dejes atrapar por la droga”, “Hable con su hijo ahora porque sino la droga

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