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EJEMPLOS DE GESTION DE CENTROS HISTORICOS MONUMENTALES: CHM SANTIAGO DE COMPOSTELA - ESPAÑA


Enviado por   •  13 de Octubre de 2013  •  5.442 Palabras (22 Páginas)  •  350 Visitas

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I.- INTRODUCCION

La premisa de encaminarse a la consecución de la sostenibilidad se enmarca en un modelo de ordenación de la ciudad consolidado y basado en la concreción de un crecimiento y expansión de la ciudad central sin romper su vertebración compacta y continua característica. Los ámbitos espaciales en los que se estructura el área urbana de Santiago atienden a integrar los barrios y periferias, a partir de un modelo urbanístico que le presta una atención singular a los aspectos de desarrollo sostenible y a la recuperación histórica, urbana y ambiental. Este modelo se basa en los logros conseguidos por las políticas de rehabilitación y de infraestructuras de la ciudad histórica y de su relación con el medio natural para constituirse como un referente estratégico de fortaleza del área urbana.

La expansión y difusión de los procesos de urbanización le confiere a la ciudad una notable calidad y diversidad morfológicas de su soporte territorial. El objetivo de consolidar la heterogénea trama urbana, la consecuencia de los diferentes procesos históricos de construcción de la ciudad, realizarse a partir de una racionalización en la utilización de los recursos territoriales. La planificación urbanística incide en un crecimiento continuo, denso y compacto de tal forma que la dimensión de la ciudad continúa siendo abarcable y, al mismo tiempo, no condiciona de forma negativa la viabilidad futura de los diferentes aprovechamientos agropecuarios y forestales periurbanos y rurales. De esta forma, se consigue la preservación del paisaje y de los recursos naturales al minimizar el consumo del suelo.

II.- ZONA HISTORICA

En el cuadro urbano que se percibe a partir de los estudios históricos globales es el de una ciudad con recinto murado y relaciones jacobeas con el territorio quedarían perfiladas ya hacia 1150 y confirmados en el século XIII con el desarrollo de arrabaldes, itinerarios y fundaciones conventuales inmediatas. La construcción de grandes edificios renacentistas y barrocos cristaliza la ciudad en términos monumentales y perspectivos, sin que las escasas modificaciones urbanísticas decimonónicas tuviesen efectos importantes en la configuración de la planta histórica.

La evidencia que se desprende de esta situación se confirma con el análisis comparativo de las dos plantas históricas principales de que disponemos: el Plano de la Ciudad de Santiago levantado por Juan López Freyre en 1796 y el Plano de la Ciudad de Santiago levantado para el ayuntamiento en 1907 y 1908 por los ingenieros Laforet, Cánovas y de la Gándara. Entre ambos planos media todo el período de modernización urbanística iniciado en 1780 con la aprobación de las Ordenanzas de Policía de la Ciudad, en vigor hasta las Ordenanzas Municipais de 1907, así como la ejecución de las obras públicas viarias de carreteras y travesías.

El século XIX supuso una transformación profunda de la edificación de la ciudad a partir de la urbanización y el acondicionamiento del espacio público viario y a través de la renovación o sustitución del caserío, de la parcelación de las murallas y la supresión de puertas y de algunos soportales. Sin embargo, la reforma interior es escasa y básicamente limitada a correcciones puntuales de alineaciones, a la ordenación de jardines y a la nueva ordenación del entorno del mercado. La planta de 1908 es en cuanto a trazados viarios y camineros, permanencias monumentales y ocupación por la edificación, muy semejante a la de 1796, destacando en las dos la claridad y articulación de los espacios territoriales con los del casco callado, la característica traba de la malla caminera radial con los arrabaldes y fundaciones extramuros, la continuidad de la presencia de grandes huertas muradas y, en general, la importancia y el grado de construcción de los espacios cultivados en la planta de la ciudad.

La ciudad histórica es, en buena medida, ciudad-territorio, expresión de una interpenetración de la fábrica y el piso vegetal, del interior y del exterior, del casco y de los callejeros. Esta dialéctica, cuando no ambivalencia, dota la categoría del urbano como histórico de una buena dosis de matices y extensiones territoriales y nos inclina a perfilar el fenómeno urbano santiagués como expresión de un modelo medieval atlántico permanentemente actualizado al que, si el momento barroco lo dota de su más afortunada expresión simbólica, el siglo XIX le añade una dimensión civil y burguesa, concretada en la renovación del caserío con pautas parcelarias y constructivas confirmadoras del modelo anteriormente establecido. Puede así concluirse la relativa identidad de ambos momentos del plano en cuanto a la identificación de la ciudad histórica. Si lo de 1796 indica la permanencia de los monumentos y la fijeza de las trazas, el de 1908 documenta extensivamente el legado histórico inmediato del parcelario y la edificación, enriquecida por la adecuación funcional de la urbanización. El año 1796 como referente morfológico y 1908 como referente tipológico parecen las hipótesis adecuadas.

III.- PLANES Y POLÍTICAS URBANAS:

La experiencia urbanística de Santiago de Compostela desde 1988 Con respecto a la generación de Planes de los ochenta, que se han confrontado con la revisión de modelos y métodos de planeamiento anteriores a la institucionalización democrática, el de Santiago de Compostela puede considerarse como tardío y continuador. Inserto ejecutivamente en la década de los noventa, su experiencia se inscribe en el ambiente cultural relacionado con el paradigma del proyecto urbano. La atención a la diversidad de escalas que concurren en la definición de los sistemas y piezas urbanas se planteó ab initio ante la oportunidad de simultanear la redacción del Plan General con la del Plan Especial de Protección de la Ciudad Histórica. Con éste se abrió una singular atención a la arquitectura de compleción y remate de la periferia del conjunto histórico, cuya implementación se manifestó como una herramienta de cualificación necesaria para poner en marcha un mecanismo sostenido de recuperación y rehabilitación urbana. La experiencia de Santiago se inscribe asimismo en el contexto de los proyectos urbanos especiales, relacionados con eventos singulares –en este caso los Años Jubilares y las capitalidades– que han permitido la movilización de cuantiosos recursos públicos y, desde una disciplina netamente planificatoria, la concertación estable entre las diversas administraciones. En una ciudad pequeña y singularizada por el relieve de su patrimonio urbano estas circunstancias han sido utilizadas por el Ayuntamiento para proyectarse en los escenarios

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