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EXPLORACIÓN A LA MONTAÑA SOID


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2015  •  Apuntes  •  1.124 Palabras (5 Páginas)  •  98 Visitas

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Exploración a la montaña Soid

Benja

Contra el optimismo no hay vacunas.

Mario Benedetti

Cansado de la vida rutinaria y monótona de la ciudad tuve la determinación de vivir una experiencia nueva: conocer la montaña Soid, famosa por considerársele sagrada. La visitaban deportistas, religiosos, meditadores, exploradores y aventureros vagabundos. Yo me identificaba con éstos últimos. Me apresté a investigar algunos detalles más sobre la montaña Soid. Supe que su elevación era de 2800 metros sobre el nivel del mar, que era en realidad un volcán inactivo. Además, su flora y fauna estaba constituida por una diversidad de especies. Para ir por primera vez se recomendaba hacerlo con la ayuda de algún guía o persona experimentada. No hice caso de esto último. Fiel a mi impulso vagabundo, empecé a planear mi odisea. Lo haría el próximo fin de semana.

La vida al aire libre me seducía. Ahora me regalaba la oportunidad y el tiempo necesario para convivir con la naturaleza, conmigo mismo, con el silencio y la soledad. Mis provisiones eran naranjas, dulces, chocolates, cacahuates y agua. Mis pertrechos consistían en una mochila, una cantimplora, una navaja, una brújula y unos binoculares. Recordé la importancia de llevar un botiquín básico, así que conseguí algodón y alcohol.

-Espero que con esto baste, dije. De lo contrario pediré ayuda a la madre naturaleza.

Se llegó el día esperado. Me levanté muy temprano, desayuné café con leche y pan. Antes de salir de mi casa platiqué con Dios. Luego me desplacé a tomar el autobús que me dejó en las faldas de la imponente montaña. Inicie la caminata con una inmensa alegría. Me sentía libre y confiaba en mí mismo. Iba sin miedo a lo desconocido. Mi optimismo era radiante, aun cuando no conocía ruta alguna para subir la montaña.

Empecé a internarme en el bosque espeso. La veredita que había encontrado y que había seguido me había llevado hasta ahí. Me senté a descansar un rato y noté que mi mochila estaba pesada. Al abrirla vi que llevaba cosas de más. Alguien metió algunos alimentos enlatados, una Biblia y el periódico del día. Entonces deduje que debió ser mi madre.

Continué mi camino. El objetivo era llegar a la cima de la montaña y bajar el mismo día, pues no iba preparado para acampar. De pronto, una sensación de opresión me invadió el cuerpo, me dieron ganas de evacuar y lamenté encontrarme en esa situación.

-Desgracia buena, pensé. Esto no estaba planeado.

De cualquier forma el problema tenía que ser resuelto. Improvisé una letrina en unos instantes, es decir, cavé un hoyo en el suelo para evacuar. Cuando estaba felizmente en el acto no descuidaba las medidas de seguridad, ya que si uno baja la guardia puede ser atacado por algún animal. También me puse a reflexionar filosóficamente sobre los múltiples usos de un periódico y me sentí afortunado de llevar uno en la mochila. Cuando uno satisface sus necesidades fisiológicas que descansada se da, en verdad que es un placer liberador.

Mi instinto aventurero me dijo:

-Debes seguir aprendiendo sobre la marcha. Avanzar es la consigna.

Me abrí paso entre el follaje tratando de no perder la vereda que amenazaba con desaparecer. Llegué a un punto en que descubrí un arroyo hermoso, sus aguas eran de los colores del arcoíris, su sonido era música angelical. Aproveché para lavarme las manos, descansar, comer y tomar agua. El canto de las aves sintonizaba con la paz y la belleza del lugar, me deje arrullar como nunca antes al saber que la vida es una bendición, que la existencia merece ser celebrada siempre, en todo lugar.

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