Educar Es Universalizar

Introducción:

Fernando Savater enfatiza la educación como el modo más relevante que puede tomar el hombre para diferenciarse del animal, al comienzo del camino. De acuerdo a su analogía entre el niño recién nacido y un chimpancé, (dadas las semejanzas en sus características físicas, salvando mínimos detalles) es la capacidad de aprendizaje y continuo perfeccionamiento, con el correr del tiempo, lo que va marcando la diferencia entre ambos. El chimpancé, que al principio supera al hombre en habilidades físicas, ofrece restricciones en su progreso, comienza a repetirse, y no logra a lo largo de su vida, desarrollo crítico alguno. En cambio el hombre, en cuanto supera las dificultades físicas que al principio de su vida lo invalidan, inicia a través de la educación, su ilimitado camino hacia el razonamiento.

El rasgo más característico del hombre además de la vinculación

social, es la noción del tiempo. Lo que permite determinar que la enseñanza y el tiempo están íntimamente relacionados, como cuando el autor expone que “para enseñar, hay que haber vivido antes lo que se quiere transmitir”, aludiendo al empirismo, y no tanto a la precedencia de edad entre educador y educando.

1) Fernando Savater propone adecuar las bases de la pedagogía activista y experimentalista (que John Dewey concibe como la capacitación del ser joven para continuar su propio desarrollo). Menciona como estrategia ideal del maestro, frente a sus alumnos, el “incentivar” y “estimular” la curiosidad del educando para que este, desee por su cuenta, continuar adquiriendo conocimientos, sea cual fuere el espacio curricular.

También expone dentro de su obra los criterios de la pedagogía optimista cuando menciona las diferencias entre un chimpancé y un niño, donde radica la mayor de las diferencias, la del poder de razonamiento, la que encumbra la posición del hombre en el reino animal. Demostrando éste, que no hay límites en su capacidad de aprendizaje a lo largo de su vida,

Sentencia atinadamente “Educar es creer en la perfectibilidad humana”.

Otra de las principales cuestiones que aborda Fernando Savater no es qué enseñar, sino cómo enseñar.

Marca la diferencia entre educar e instruir, la educación provee a la sociedad de miembros, generando un vínculo desde el mismo acto de educar. Transmitiendo lo quese quiere conservar. Educando con sentido común ante todo, en especial cuando de violencia, educación sexual o drogas se trate. Con el criterio que marca el entorno social al que pertenecemos, sin dejarse caer en las, a veces disímiles y hasta perfectamente opuestas, expectativas educativas de los diferentes organismos que componen dicha sociedad (iglesia, familia, estado, etc.).

Savater postula la educación como derecho inherente al ser humano, sin excepciones.

Alude a las materias científicas, que a menudo están consideradas de relevancia en el futuro inmediato del estudiante próximo a insertarse en el ámbito laboral, y se opone a que se jerarquicen éstas, por sobre las materias orientadas a las humanidades, dado que, reivindicando a las últimas, el filosofo considera que ambas deben estar amalgamadas para lograr la formación integral del estudiante.

Estima también importante, potenciar en el niño, su capacidad de cuestionar y analizar, fomentando el uso de la razón, para lograr de este modo, que el colegial pueda por si mismo; observar, abstraer, deducir, argumentar y concluir de manera lógica. Enseñar a discutir fructíferamente, a refutar y fundamentar.

“Es mejor saber después de haber pensado y discutido, que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar”

2) Fernando Savater comienza su obra, con un mensaje epistolar al maestro. En él, inicia su análisis social de la realidad educativa, resentando su pesar ante la desvalorización de la figura del educador por parte de la sociedad. El maestro, o maestra como él prefiere referirse, (dado que el género femenino supera ampliamente en número al masculino en el campo de la educación primaria), debe padecer la subestimación del entorno social, en lo que a su capacidad y remuneración respecta. Perteneciendo al ámbito menos presente en lo que a obras políticas se refiere, ya que a menudo el Estado se ocupa de la educación, sólo cuando la conveniencia electoral lo prime.

También atiende a los requerimientos cada vez más abarcativos que la sociedad pretende de la institución educativa. Demandas que en los últimos años, no se caracterizan precisamente por su delimitación concisa y que además, ayudaron a acrecentar la crisis educativa.

Crisis que comienza en lo que el autor denomina “eclipse familiar”, y por consiguiente se plasma de manera irremediable en el ámbito educativo.

Cuando Savater habla del eclipse en la familia, no se refiere a los continuos cambios sociales que se ven reflejados en la familia, (tales como; la inserción laboral de la mujer, la disgregación intencional del núcleo familiar, etc.), sino que menciona el novedoso entusiasmo de la sociedad hacia lo joven, la moda de lo juvenil, que implica incluso el descrédito de la experiencia de los adultos mayores en el campo laboral, inclinándose por los jóvenes que aún no han incorporado vicios rofesionales, y que además están más familiarizados al manejo de las nuevas tecnologías. Moda que también lleva a nuevos estilos de vida, como el de verse eternamente

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