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Ejemplo De Cuento


Enviado por   •  6 de Mayo de 2014  •  718 Palabras (3 Páginas)  •  292 Visitas

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1.1. El espejismo de la apariencia.

(Cuento).

En una pequeña y remota isla del occidente de Asia, vivían felices, un simio y una hermosa guacamaya de colores muy vistosos, eran excelentes amigos y habían pasado toda su vida en esa isla sin problema alguno. Vivía también, en la misma isla, una serpiente envidiosa que había ofendido a la guacamaya un tiempo atrás.

Un día a la isla, arrastrado por unas fuertes corrientes, llegó un cocodrilo gigantesco con feroz apariencia, éste como se encontraba perdido decidió dar un paseo por la isla con la intención de conocerla. Durante su recorrido, el cocodrilo se encontró con la serpiente, la cual al verlo le preguntó que qué hacía en la isla y sin dejarlo responder, la serpiente exclamó: ¡No sé por qué hay animales tan feos y repugnantes en el mundo, deberían estar todos en una fosa repleta de basura, pues son tan asquerosos como ésta!, el cocodrilo sin decir nada continúo su recorrido y mientras lo hacía, notó que todos los animales al verlo le temían y se escondían, el cocodrilo ya estaba empezando a creer que no era visto más que como un invasor. Luego de caminar por diez minutos, encontró en el pie de un árbol frondoso a una hermosa guacamaya que al verlo no se asustó, el cocodrilo se acercó y le preguntó: ¿Acaso tú no temes que te haga daño? A lo que la guacamaya respondió: Yo no tengo por qué temerte, tú no me has hecho nada; además aunque quisiera huir me he lastimado un ala mientras volaba y mi amigo simio ha ido a buscar unas hojas para curarme, así que, no puedo hacer nada más que estar aquí esperando a que regrese. El cocodrilo aprovechó la oportunidad para contarle como había llegado a la isla y luego de decirle como había sido tratado por los demás animales, la guacamaya le dijo: Ya te he dicho que no te temó, así que, si quieres puedes hacerme compañía, el cocodrilo agradecido acompañó y alimentó a su nueva amiga guacamaya durante dos días.

Cuando el simio regresó, divisó a su amiga guacamaya dormida, mientras el cocodrilo silencioso se acercaba a ella, el simio se apresuró y gritó: ¡Guacamaya, guacamaya despierta que te han de desayunar!, la guacamaya asustada se despertó y brinco aterrorizada, el cocodrilo se quedó quieto y al tranquilizarse la guacamaya, el cocodrilo le entregó unas frutas que había recogido durante la fresca mañana, la guacamaya explicó al simio sobre como el cocodrilo la había encontrado, acompañado y alimentado durante dos días seguidos, el simio se disculpó con el cocodrilo y agradeció a este su gentil acción.

Luego de algunos días de pasar juntos, el cocodrilo comentó con sus amigos lo sucedido con la serpiente y les dijo que por este motivo quería marcharse de la isla, el simio le dijo al cocodrilo que no era la primera vez que sucedía algo así, que lo mismo

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