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El Español

caidos17 de Septiembre de 2014

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INTRODUCCION

El castellano es la lengua romance de mayor difusión en el mundo actual. Se habla en casi toda la península ibérica, en el sudoeste de USA., Méjico, América Central y América del Sur (a excepción de Brasil) y es la lengua de un grupo minoritario de hablantes de Filipinas. Pero obviamente y como todas las lenguas actualmente existentes, ha sufrido una larga y laboriosa modificación a lo largo de la historia, las cuales quedan reflejadas a grandes rasgos en este trabajo, y puede ayudarnos a entender muchas de las cosas que existen en nuestra lengua actual.

Se debe suponer que al cabo de los siglos e inevitablemente, el castellano debería seguir el destino del latín: fraccionarse en distintas lenguas nacionales. Y de hecho, de aquí a algunos años, debido a los avances en los medios de comunicación, la nueva sociedad multicultural que está surgiendo y las diferentes clases sociales que existen, nuestra lengua experimentará un cambio de aquí a no mucho tiempo.

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INDICE

1. Introducción

2. Orígenes.

3. Los primeros invasores de la península

4. La Historia del Castellano.

5. Los Dialectos

6. El español en el mundo

8. El castellano actual

9. Bibliografía

LOS ORIGENES DEL ESPAÑOL.

La base del español es el latín vulgar, propagado en España desde fines del siglo III a.C., que se impuso a las lenguas ibéricas. Los abundantes documentos que nos quedan del latín provienen de los textos literarios.

Pero si queremos conocer los verdaderos orígenes de nuestra lengua, tenemos imaginar como hablaban en el Imperio, ya que las lenguas romances no derivan del latín escrito sino del latín hablado en las calles y en las plazas. Y las diferencias entre una y otra variedad lingüística son importantes. En el aspecto fónico, el latín literario diferenciaba diez vocales (cinco largas y cinco breves) y esa longitud de la vocal podía modificar el significado de una palabra. El latín oral reemplazó esa distinción por el acento de intensidad, que persiste como rasgo distintivo de nuestra lengua. En el plano morfológico, los sustantivos y los adjetivos se declinaban, lo que significa que adoptaban una terminación diferente según cual fuera la función que desempeñaban en la oración.

Esta característica del latín literario era reemplazada en el latín oral por un aumento en la cantidad de preposiciones, tal como sucede en el castellano actual. En lo referente al aspecto sintáctico, el latín literario empleaba con frecuencia el hipérbaton, en tanto que el latín oral ordenaba la oración con una regularidad casi constante y similar a la de nuestra lengua. Una relación lógica por parte, si se tiene en cuenta que una lengua evoluciona y se modifica con mayor dinamismo en su variante oral que en la escrita.

Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en las costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el siglo VII a.C.; además, voces helénicas han entrado en el español en diferentes momentos históricos. Los orígenes de nuestra lengua se remontan muchos siglos antes de nuestra era. Se supone que los primeros habitantes de lo que hoy es la península ibérica (España y Portugal), se establecieron a los lados de los Pirineos (cadena montañosa entre Francia y España). Estos grupos humanos hablaron una lengua que sobrevive en el idioma vasco (Vascona). En otra región geográfica -costa de Levante- se establecieron los Íberos, de cuyo nombre tomó el propio la península. Su cultura probablemente provenía de las costas africanas.

LOS PRIMEROS INVASORES DE LA PENINSULA

Antes de la llegada de los romanos, la península ibérica estaba poblada por diversas comunidades. Se agrupaban diversos pueblos que poseían una lengua común, la vascuence. En el sur, los nativos establecían relaciones comerciales con los fenicios.

Hacia el siglo VII a. C. Los Celtas, provenientes del sur de Alemania, invadieron la península y se establecieron en Galicia y Portugal. Fusionados con los íberos formaron el grupo de los Celtíberos. La invasión Germánica

En el año 409 se produjo en España la invasión de pueblos procedentes del norte, los visigodos, y entraron en la península por los Pirineos. Se instalaron principalmente en la meseta castellana. En un principio no se unían con los pobladores hispano - romanos, pero con el tiempo se fueron romanizando. Mantuvieron su lengua, aunque recibieron influencias que, en el caso del castellano, se advierten principalmente en el léxico. La influencia Vasca

Junto a estos elementos lingüísticos también hay que tener en cuenta al vasco, idioma cuyo origen se desconoce, aunque hay varias teorías al respecto. Algunos de sus hábitos articulatorios y ciertas particularidades gramaticales ejercieron poderosa influencia en la conformación del castellano por dos motivos: el condado de Castilla se fundó en un territorio de influencia vasca; junto a eso, las tierras que los castellanos iban ganando a los árabes se repoblaban con vascos, que, lógicamente, llevaron sus hábitos lingüísticos y, además, ocuparon puestos preeminentes en la corte castellana hasta el siglo XIV.

La otra herencia del vasco consiste en que ante la imposibilidad de pronunciar una /f/ en posición inicial, las palabras latinas que empezaban por ese fonema lo sustituyeron en épocas tempranas por una aspiración, representada por una h en la escritura, que con el tiempo se perdió. La invasión de los árabes

En el año 711 se produjo la invasión árabe en España. Los musulmanes llevaron adelante la conquista con una fuerza inusitada. Así consiguieron abarcar toda la península, desde el sur hacia el norte.

La invasión árabe tenía un objetivo religioso. Por este motivo la lucha entre el mundo hispano-románico y el árabe se transformó en una lucha entre dos civilizaciones: la cristiana y la musulmana. La prolongada permanencia de los árabes en España y el contacto estrecho entre ambos pueblos generaron una cultura nueva que abarcó no solo lo lingüístico, sino también la literatura, la arquitectura, el arte y las costumbres.

En lo referente a la lengua los mozárabes hablaban un romance arcaico con gran cantidad de arabismos. En cuanto a literatura, produjeron una composición poética de metro y lenguaje híbridos, el zéjel.

La convivencia entre ambas culturas permitía reconocer dos Españas: la España musulmana, floreciente y lujosa, y la España cristiana, empobrecida y asolada por las guerras. Los romanos

El latín, lengua oficial de los romanos, era un idioma claro y preciso, enérgico, práctico y ordenado, que adquirió gracia cuando tuvo contacto con la lengua griega. Hispania fue testigo del florecimiento de la literatura latina que imitó, haciéndolos suyos, los modelos de los grandes maestros griegos. De esta manera, muchas palabras de origen griego, han pasado a nuestro idioma en este periodo por medio de la imposición del latín. Por ejemplo: "philosophia" : filosofía, "poesis" : poesía, "mathematica" : matemática, "chorus" : coro, etc. El latín pertenecía al grupo del indoeuropeo, originario de casi todas las lenguas que se hablan en Europa. Además de latín son indoeuropeas las lenguas célticas, las de Gran Bretaña (irlandés, galés, escocés); las lenguas germánicas (el desaparecido gótico, los modernos alemán, inglés, holandés); las lenguas eslavas (ruso, polaco, checo, búlgaro y serbocroata), las lenguas escandinavas y también el griego y el albanés.

Las lenguas que se hablan y hablaron en Europa que no pertenecen a la familia indoeuropea, son: el etrusco (desaparecido), el finlandés, el lapón, el estoniano, el húngaro y el vascuence, fuera de Europa, pertenecen al tronco indoeuropeo el grupo de lenguas indias y el persa. De lo que se concluye que gran parte del mundo actual tiene uno mismo antepasado lingüístico. Existieron dos clases de latín: el culto y el vulgar. El primero era usado por los escritores y gente preparada; el vulgar era hablado por el pueblo de Roma. Este fue el que se impuso en todas las colonias. Dicho latín presentaba diversas modalidades según la época de conquista del territorio, la procedencia de distintas regiones de la península itálica, la cercanía o lejanía de comunicación con la metrópoli, etc. De este modo, en cada territorio conquistado -no se puede usar todavía el concepto de nación- la lengua impuesta adquirió diversos matices de expresión. La evolución del latín vulgar vino a dar lo que hoy llamamos lenguas romances, románicas o neolatinas. Éstas sobreviven con diversas modalidades en España, Francia, Portugal, Italia, Bélgica, Suiza, Rumania, Hispanoamérica y en otros muchos lugares del mundo, llevado por conquistadores españoles, portugueses y franceses, así como por los judíos sefardíes que fueron arrojados de España.

La dominación romana terminó en el siglo V d.C., cuando desmembró el imperio. En nuestros días lo que se conserva de las lenguas prerromanas son unos cuantos sufijos: -arro, -orro, -urro: nuharro, machorro, baturro, -asco: peñasco. Se presume que los sufijos -az, -ez, -oz, que abundan en la toponimia peninsular española, también pertenecen a este periodo. En el mismo caso está la "-z" terminal de los apellidos.

El latín vulgar evolucionaría con la mezcla de otras lenguas de grupos humanos que fueron invadiendo la Península Ibérica después de los romanos: visigodos, árabes, franceses, etc., hasta la consolidación del castellano como lengua oficial,

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