El Misterioso Bebe

El misterioso bebé

Esta historia es del pueblo natal donde nació mi madre, en los alrededores de Oaxaca Oax. y según varios parientes y contemporáneos aseguran que fue cierto.

Resulta que en esos tiempos en esta región muy particular de México y como la mayoría de gente del campo honesta y trabajadora, se levantaban muy temprano, antes del amanecer, para cuidar sus tierras y animales. Existía la leyenda de que en el monte y terrenos se aparecía un pequeño bebé de rostro angelical, del cual la gente del pueblo decía que era el diablo transformado y que la manera de poder resultar a salvo era retrocediendo y evitando el camino donde estuviera esta criatura maléfica desconocida, al mismo tiempo de insultarlo y rezar de manera incansable para agarrar valor y pasar el susto, ya que según la leyenda conforme se alejaba la persona se escuchaban más cerca los gritos de este bebé y por el miedo se paralizaban y se sentían mucho más pesados.

Seguramente por el temor, según los habitantes de esta región cuentan que aquellos pobladores que no sabían de la leyenda y se encontraban ante esta situación se comenzaban a preocupar y sentir escalofríos, de hecho al encontrar al pequeño demonio sus caballos relinchaban y no querían pasar sobre el camino, y aquel que se conmoviera del engaño y se acercara al niño y osara levantarlo veía su verdadero rostro, el de un demonio disfrazado de una criatura, e inmediatamente moría la persona de la impresión, y los pocos que lograban resistir este impacto quedaban locos e inútiles durante el resto de sus días. Después de estos acontecimientos, la gente de este pueblo comenzaron a colocar diferentes cruces en el campo para alejar a lo malos espíritus.

La niña de las iglesias

Siendo una noche como todas, pero en especial, ésta era una noche un poco más fría, más obscura, cerca de la 1 de la madrugada, un taxista regresaba a su casa después de todo un día de arduo trabajo, en la calle ya no había ni alma de gente, pero al pasar frente al cementerio general de la ciudad se percató que una chica le hacía la parada, éste se siguió pensando que ya estaba muy cansado y que era muy tarde para hacer otra dejada.

Sin embargo reflexionó y pensando en su sobrina de 17 años que fué violada y asesinada 3 años atrás, dijo, "pobre chica, no la puedo dejar ahí expuesta a no se qué miserable".

Retrocedió su taxi y llegó hasta ella, tenía aproximadamente entre 18- 19 años. Al contemplar su rostro, el taxista sintió un frío intenso y cierto sobresalto, al que no le dió importancia, pues la niña era dueña de un rostro angelical, inspiraba pureza, de piel blanca, muy blanca, cabello sumamente largo, era delgada, facciones finas, con unos ojos grandes, azules, pero infinitamente tristes, tenía un vestido blanco, de encaje, y en su cuello colgaba un relicario bellísimo de oro, que se veía de época.

El taxista acongojado le preguntó adónde la dejaba, y le dijo que queríaque la llevara a visitar 7 iglesias de la ciudad, las que él quisiera, su voz era suave, muy triste, pero dejaba notar un timbre muy extraño, que le dejó una sensación de miedo y misterio.

Para no hacerla larga, el taxista la llevó a cada una de las siete iglesias sin replicar, en cada una pasaba cerca de 3 minutos y salía con una expresión de serenidad, de tranquilidad, pero sin abandonar de sus ojos esa mirada de infinita tristeza.

Al final del paseo, ella le pidió un favor. "Discúlpeme si he abusado mucho de su bondad, mi nombre es Alicia, no tengo dinero para pagarle ahora, sin embargo le dejaré éste relicario, y podría hacerme un último favor? Vaya a la colonia Jazmines ahí vive mi padre, entréguele mi relicario y pídale que le pague su servicio, ah, y dígale que lo quiero y que no se olvide de mí. Déjeme donde me recogió por favor."

El taxista se sintió como en un trance, en donde actuaba automáticamente a la petición de la chica, y la dejó ahí, frente al cementerio. El hombre se fue a su casa, se sentía mareado, le dolía intensamente la cabeza, y su cuerpo le ardía por la fiebre que empezaba a tener, su esposa lo atendió de ese repentino mal, duró así casi 3 días.

Cuando al fín pudo reaccionar y se

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