El Valor De Ser Humano.

Muy buenos días espero que tengan todos ustedes. Me permito agradecer la presencia de colegas, familia y amigos que nos acompañan en esta tarde, a pesar de las circunstancias en las que nos hemos visto envueltos en los últimos meses. Así mismo, acentúo y reconozco el buen trabajo del gobierno del Estado, al organizar y dirigir la Cumbre de los Valores para la Vida Digna, en la cual nos encontramos. Enhorabuena compañeros.

Para comenzar, abordaremos la problemática que trae consigo la falta de educación y como hemos venido hablando, de valores. Después veremos qué consecuencias tan amables nos brinda el saber ser personas de bien, y ser agradecidos con el prójimo. No solo a nosotros, sino que a la sociedad en la que vivimos, después de los recientes acontecimientos que asecharon a nuestra población, también le sería de mucha ayuda.

¿Para qué vivir en un estado de agonía social, si bien podemos vivir en un estado de armonía? Eso, es algo que nadie se ha podido responder porque nadie tampoco se lo ha preguntado, y no precisamente porque no quieran, sino porque nunca se nos ha dado “una probadita” de lo que es vivir en las buenas condiciones de recibir un “buenos días” por la mañana o tal vez solo un sincero “gracias” después de hacer las compras en el supermercado familiar.

En lo personal, a lo largo de mi vida, me he dado cuenta que cuando las personas desconocen algo, en realidad no les hace falta, hasta que lo descubren y saben que es útil. Como en las antiguas familias que carecían de luz eléctrica, refrigerador, televisión, microondas, etcétera, y no lo necesitaban, pero ahora sienten que es indispensable para su supervivencia. Lo mismo pasa con los valores, sin conocerlos y saber aplicarlos en realidad no hace falta, pero sabiendo que tenemos que hacer para ser mejores personas, nos orilla a hacerlo.

Hoy día, todos sabemos que en las calles hay miedo, miedo de la violencia, de ser privados de nuestra libertad, de que nuestros bienes nos sean arrebatados, de que una nueva droga llegue a nuestros jóvenes y los seduzca hasta atraparlos en las redes que ya de sobra conocemos, miedo a que un político haga falsas promesas hasta ganarse la confianza de su pueblo para después afectarlo y sacarle provecho ilícito, pero la respuesta a la interrogante ¿qué podemos hacer?, justo esta en nuestros hogares.

Y es que viéndolo desde un punto de vista sentimental no es tan complicado poder llegar a una conclusión de este tipo, ya que todos sabemos que la primera y principal educación la recibimos en casa, de nuestros padres; pero en ausencia de estos o en todo caso, en omisión de sus cuidados y de sus enseñanzas, los hijos tienden a buscar en otro lado lo que no se les proporciona en el hogar. Así es como corren a la calle con malas compañías y solo detectan y guardan en su comportamiento las acciones, sentimientos y malas costumbres que aprendieron fuera.

Esta

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