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LOS VALORES Y EL SER HUMANO


Enviado por   •  24 de Marzo de 2015  •  Tesis  •  2.356 Palabras (10 Páginas)  •  163 Visitas

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INTRODUCCIÓN

En el presente escrito se analizará la idea de ser humano en función de su dignidad, es decir, del valor que se le otorga, analizando qué podemos concebir como moral y como inmoral.

1. LOS VALORES Y EL SER HUMANO

El concepto de valor surge en la economía y ha sido acogido por la filosofía, particularmente por la axiología o teoría del valor. Todo valor requiere de un patrón de referencia para no caer en el relativismo, en el caso de la economía el valor de un bien o servicio radica en la cantidad de trabajo que lleva incorporado, pero en la moral esto es distinto.

Si hablamos de valores absolutos, pareciera ser que nos referimos a los valores religiosos o dogmáticos, a lo sagrado, pues históricamente estos valores han sido los más comunes para trazar una moral. Pero cada religión posee sus propios valores basados en la fe, por lo que difícilmente podremos obtener un parámetro objetivo y racional mediante ellas.

Más sencillamente, partamos de lo más valioso que tenemos, es decir, nosotros mismos. No hay nada más valioso para el ser humano que su propia existencia, por lo que habremos de darle el valor absoluto al ser humano. No porque el humano sea un ser inmutable, sino porque no podemos darle valores relativos, es decir, no podemos infravalorarlo o sobrevalorarlo sin caer en algún tipo de discriminación. El ser humano posee valor absoluto porque ninguna persona o personas pueden estar por encima de otro y porque ninguna otra cosa puede pasar por encima de la humanidad.

Este valor absoluto que atribuimos al ser humano no es arbitrario, ya que no es un valor que exista independientemente de nosotros (que es la postura objetivista) ni tampoco es un valor que dependa totalmente de nuestro juicio (que es la postura subjetivista), sino que, partiendo de las condiciones objetivas (existe el ser humano) y de las condiciones subjetivas (somos capaces de asignar valores), es como tenemos la posibilidad de darle el mayor valor a nuestra propia humanidad, veamos las consecuencias de esta apuesta.

2. LOS PILARES DE LA DIGNIDAD HUMANA.

Para darle valor absoluto al ser humano, es preciso conocer qué fue lo que lo separó de los animales, lo que lo haya separado de ellos tendrá sumo valor, al ser causa de nuestro surgimiento.

2.1 El trabajo. Engels sostiene que “el trabajo es la primera condición fundamental de toda la vida humana, hasta tal punto que, en cierto sentido, deberíamos afirmar que el hombre mismo ha sido creado por obra del trabajo” (1931:142). Es decir, no nos separamos de los animales por razonar o por los sentimientos o por la fe o por el lenguaje, sino que todos estos factores surgieron a partir de la actividad productiva. En otras palabras, sólo mediante la transformación del medio y por la interacción que esto conllevó, emergieron el pensamiento, el sentimiento, la fe, el lenguaje y la cultura, entre otros.

En ese sentido, el trabajo no es un castigo como su etimología lo dispone, sino la actividad que nos brinda la mayor dignidad, ya que es lo que nos constituye como seres humanos. Inclusive, el derecho al trabajo requiere ser un derecho inalienable, en la medida en que negar el trabajo a alguien implica negarle el derecho a ser partícipe del desarrollo de la sociedad.

2.2 Intereses universalizables. La humanidad surgió mediante el trabajo, pero su dignidad no reside sólo en el trabajo, sino en ciertas condiciones mínimas para su subsistencia, pero no una subsistencia meramente fisiológica, como en los animales, sino en requerimientos mínimos para poseer una vida socialmente digna.

Una vida socialmente digna significa que no sólo requerimos satisfacer nuestras necesidades biológicas como el alimento o el abrigo, sino todo aquello que requiramos para vivir dignamente dentro de la época y lugar que históricamente nos corresponda.

En ese sentido, los seres humanos otorgan valores a sus propios intereses, los cuales, al ser individuales están en permanente conflicto. Para que los intereses puedan llegar a la universalidad, requieren coincidir con las necesidades reales y evitar las falsas necesidades (aquellas que tienden al lujo y no al desarrollo humano). Consecuentemente, los trabajadores, en la medida en que no requieren ejercer la explotación y dominación de ninguna otra clase, son los que puede universalizar sus intereses, tales como la democracia, la justicia, la educación, la alimentación, la salud y la vivienda para todos, entre otras (Sánchez Vázquez, 2003).

En otras palabras, tenemos que garantizar estos intereses universalizables para toda la población, sólo así todos tendrán una vida digna. Como sucede al contrario, como existe una gran cantidad de personas que no poseen una vida socialmente digna, estamos viviendo en la inmoralidad, pues existen los recursos suficientes para que todos disfrutemos de tales elementos.

El hecho de que la sociedad no se organice de tal modo que otorgue valor absoluto a todos, brindándoles tales servicios, puede catalogarse como inmoral, pues se valoriza más a unos individuos (los que sí tienen acceso a estos servicios) que a otros (los desposeídos).

3. ATENTADOS CONTRA LA DIGNIDAD HUMANA.

Además de los servicios básicos existe una infinidad de fenómenos inmorales, en el sentido que estamos defendiendo de atentar contra la dignidad humana, desvalorizando a sectores de la población.

3.1 Objetos y animales. Los ejemplos más evidentes consisten en valorizar más a los objetos o a los animales que a las personas. El hecho de que se inviertan recursos en artículos de lujo es en sí mismo un acto inmoral, pues existe mucha gente sin recursos que está siendo infravalorada en razón de objetos de consumo.

En el caso de los animales la situación es más compleja, ya que como seres vivos es importante que defendamos sus derechos y que también les otorguemos una vida digna, a su respectiva medida.

En tal sentido, toda muerte animal sin sufrimiento que esté enfocada en nuestra alimentación está justificada, pues el ser humano vale más que los animales y requiere consumir otros seres vivos para una vida digna. Pero eso no justifica que la mayor parte de los animales que se utilizan para el consumo sean maltratados o incluso desperdiciados, eso sí que resulta inmoral, pues pese a que el animal vale menos que el ser humano, tiene cierto valor como ser vivo, el cual se está menospreciando.

Por otro lado, la lucha por los derechos de los animales no puede sobrepasar la lucha por los derechos

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