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El Vizconde Demediado


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2011  •  4.341 Palabras (18 Páginas)  •  962 Visitas

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ARGUMENTO

El vizconde de Terralba llega desde Italia para unirse a la guerra que su país tenía con los turcos. Allí, al día siguiente de su llegada y durante una batalla, un cañonazo le alcanza partiéndole el cuerpo en dos partes, aunque solo se recuperó una. Los médicos, tras curar, coser,... consiguieron que viviera, pero, solo la mitad derecha de su cuerpo: con el ojo derecho, la oreja derecha, la parte derecha del rostro, sin tórax ni abdomen y con la pierna y el brazo derechos. Así, mutilado y sin la mitad izquierda de su cuerpo, regresó a Terralba.

“Se había salvado sólo la mitad derecha.”(Pág.)

Una vez allí, el vizconde se encerró, en un principio en el castillo sin salir. A los pocos días, su padre, Aiolfo, murió de pena por culpa de Medardo, que mató una de las cosas que su padre más quería, uno de sus pájaros. En realidad, esta mala acción del vizconde solo era el preludio de la cantidad da maldades que le quedaban por cometer.

A partir de entonces, Medardo empezó a salir del castillo y a dedicarse a partir las cosas por la mitad y a hacer el mal con todo y con todos, sin miramientos, cosa que se observa en esta cita:

“Hasta el punto de de que el vizconde aprovechó para colgar diez gatsos..” (Pág.34.)

La nodriza, Sebastiana, de Medardo intuyó la verdad desde un principio: lo que había vuelto de Medardo de la guerra era todo maldad.

Su dedicación más común era rasgar las cosas por la mitad, aplicar juicios injustos y encargar a Pietrochiodo, el carpintero, enormes horcas o máquinas para matar en general. Sus ganas de hacer el mal parecían no tener límite, pues intentaba, cada vez que podía matar a su propio sobrino. El doctor del pueblo, de origen inglés y llamado Trelawney, no estaba demasiado interesado en su profesión, la medicina, y mucho menos en el increíble caso del vizconde, al que, como todos le tenía miedo.

Por las mañanas, pasaba por el pueblo un leproso llamado Galateo. Era uno de los habitantes de Pratofungo, aldea donde las personas que contraín la lepra, gran epidemia de la época, se iban a vivir para evitar contagiarla al resto.

“Cuando alguien de la la costa o del campo era atacado por la lepra, dejaba parientes y amigos y se iba a Pratofungo a pasar el Resto de su vida.”(Pág.41.)

Allí, en Pratofungo, los enfermos de lepra formaban una comunidad a parte en donde ellos imponían sus propias leyes y costumbres. Galateo iba a Terralba a por comida que las mujeres dejaban en la puerta para que él recogiese. Durante un tiempo, Medardo se dedicó a provocar incendios, y un día cansado y resentido porque Sebastiana, como nodriza suya que era, le recriminaba sus fechorías, prendió fuego al ala del castillo donde dormían los siervos. Sebastiana, que se salvó, guardaba cama para curar sus quemaduras y el vizconde, aludiendo que eran de lepra la entregó a los leprosos que habitaban Pratofungo.

“Desde que Sebastiana había desaparecido por el sendero que llababa al pueblo de los leprosos..” (Pág.63.)

En otra región de los alrededores, Col Gerbido, era donde sus malas actuaciones no podían llevarse a cabo porque los hugonotes, personas que habitaban esa región, organizaban una fuerza vigilancia nocturna que el vizconde no podía doblegar. Los hugonotes, eran personas que huían de la persecución religiosa que sufrían en su país, Francia, y se instalaron allí. Su costumbres y su religión eran, muy estrictas porque habían perdido todas las Biblias en su huída y no recordaban los pecados que no debían cometer, entonces, decidieron multiplicar las prohibiciones, para así, no pecar. El cabeza de la comunidad de hugonotes era Ezequiel, quien, al igual que todos, le tenía mucho respeto y miedo a Medardo.

Pasaban los días, y el vizconde cabalgaba en su caballo haciendo el mal aquí y allá.

“La maldad del vizconde no perdonaba a nadie...” (Pág.38.)

Un día se sintió atraído por una joven del pueblo, Pamela, chica de familia humilde, que empezó a recibir curiosos mensajes para citarse con el vizconde. Él enseguida le expresó sus deseos quería llevársela al castillo y tenerla allí, para, todavía, no sabía que. La joven se negaba asustada.

A todo esto, la mitad izquierda del vizconde, que sorprendentemente también había sobrevivido , andaba por

Terralba cometiendo buenas acciones, era la mitad bondadosa, esto creaba una fuerte confusión entre la gente que, acostumbrada a sufrir los malvados actos de Medardo no se explicaban porque a veces se comportaba tan cruelmente y otras, en cambio, tan bien.

La mitad buena del vizconde se hizo famosa enseguida por toda la región gracias a su enorme bondad con todo y con todos. Se empezaban a escuchar las primeras voces que aseguraban que había dos partes de Medardo: una buena y otra mala, cosa cierta como dice sta cita:

“Había sido cortado en dos mitades.”(Pág.72.)

A todo esto la parte mala del vizconde empeñado con Pamela, decidió hacer daño a sus padres hasta que estos le entregasen a su hija. Los padres de Pamela, por su propia integridad, lo hubiesen hecho si no fuese porque Pamela, en vista de la situación, decidió irse a vivir al bosque con su pato y su cabra para que Medardo(el malo) no la encontrase.

Pamela, conoció a la parte buena y se enamoraron. Mientras, la parte mala, ya al corriente de la existencia de la otra buena, se puso a buscarlo para matarlo. No obstante, la parte buena, encima de un viejo burro, había establecido una buena relación con la gente, incluso con los hugonotes.

Un día, la parte del vizconde mala, mandó a sus siervos a que matasen, definitivamente, a su homónimo bueno.

“Antes de mañana, capturad al agitador y dadle muerte”(Pág.84.)

Lógicamente, los siervos sabían que no debían matar a un hombre de tan buena fe, no obstante, si no lo hacían ellos iban a ser los asesinados, por lo tanto decidieron que matarían a la parte mala. La parte buena se negaba y les dio una botella con un brebaje con el que los bohemios lo habían curado y que calmaba los dolores de la cicratiz, era un regalo para Medardo el malo. Esto no funcionó y el vizconde ordenó la muerte de los siervos.

La parte buena., sin embargo, fue ganando poco a poco enemigos: sermoneaba a los leproso por su desairado comportamiento, espiaba a los hugonotes para saber a que precio ponían el grano...

“-De las dos mitades es peor la buena que la mala-“(Pág.87.)

Las

...

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