Ensayo Del Libro Claraboya De Jose Saramago

ESCUELA NORMAL J. GUADALUPE MAINERO

ALUMNO(A): SHEILA SAMANTHA CORONADO RODRIGUEZ.

MAESTRO: ALDO CONTRERAS.

H. MATAMOROS TAMAULIPAS.

A través de este libro, que podríamos llamar, radiografía de una casa de vecinos con pocos recursos, en la Lisboa oscura de los tiempos de la dictadura, el autor va transmitiéndonos de una forma natural y sencilla, aunque muy elaborada, el ambiente y lo que es más importante en esta novela, la psicología de sus personajes. Queda muy claro, para quienes conozcan la obra de Saramago, que en esta novela está el germen de muchos de los personajes y las ideas desarrolladas después a lo largo de los años. Sorprende la coherencia, la continuidad de las ideas del autor a lo largo del tiempo, el mantenimiento de su posición intelectual. Si bien es verdad que a quienes conocieran mínimamente a Saramago no les puede extrañar esta coherencia y firmeza, que manifestó hasta los últimos momentos de su vida.

El análisis de los personajes abarca toda una gran variedad de posturas ante la vida, es un recorrido por los miedos, las frustraciones, los anhelos y las escasas esperanzas de cambiar el propio destino que tienen en aquel momento. Uno de los méritos, que son muchos, de esta novela es el de introducirnos suavemente, casi sin advertirlo, en el ambiente y en la psicología de estas personas cuyo retrato magistralmente se nos brinda.

Trato de imaginar en estas páginas lo que, desde mi punto de vista, estaba en la mente de Saramago cuando escribió esta novela.

Pienso que en la novela de Saramago hay mucho de autobiografía, no tanto en los hechos que se narran, si no también en la personalidad de aquellos de los cuales el habla.

Hay, desde luego, en ella una crítica directa de la familia de aquel entonces. Explica la falsedad de esas relaciones aparentemente normales de los matrimonios, de las hermanas, de padres e hijos, de tías y sobrinas. Mención especial y análisis detenido merece la relación entre Abel, el joven escéptico, y Silvestre el zapatero filósofo. Y también la peculiar relación del personaje infantil, Enriquito, con sus padres.

Una sociedad que recubre y oculta frustraciones, angustias y deseos reprimidos. Una sociedad en la que existen, además, desigualdades enormes.

“¿Cuándo aprenderá esa gente a pagar lo que necesitamos para vivir?”

se queja Amelia, hablando con su hermana.

“Es siempre la misma historia.

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