Félix - Actividad

“Félix”.

Félix era diferente, siempre lo fue. La mayoría del rebaño solía acatar órdenes del pastor. Félix no. Cuando salían a dar un paseo todas las cabras iban sobre una misma línea, y Félix caminaba en sentido contrario. A la hora de comer, todos juntos se dirigían al mismo pastizal,  a excepción de Félix, él prefería alimentarse en los trigales. Las demás cabras le miraban con extrañeza, le criticaban y se burlaban.

 –Seguro es tonto. –decían entre sí.

Félix les ignoraba. La verdad era que Félix estaba harto de la rutina, él nunca quiso ser parte de un rebaño, nunca quiso trabajar para un pastor. El sueño de Félix era formar parte del circo. Cuando Félix era una cabra pequeña un circo pasó por la comunidad en la que Félix vivía. Él veía cómo los animales en el circo disfrutaban, se divertían y jugaban entre ellos, Félix quería una vida así. Todas las noches Félix soñaba con ser una cabra malabarista y equilibrista,  le gustaría volar por los aires impulsada por un cañón y pasar su cuerpo por aros de diferentes tamaños, viajando por el mundo y conociendo nuevos países y culturas, a otros animales, disfrutando del reconocimiento y los aplausos del público, pero cada mañana despertaba con una gran tristeza, al darse cuenta que todo había sido una ilusión.

Una mañana, se decidió a dejar el rebaño en busca de sus sueños, y convencido partió sin rumbo fijo. Apenas salió de los alrededores del rebaño se sintió atemorizado, un montón de ideas comenzaron a rondar su cabeza y quiso volver. -¿Qué sucede con usted? –escuchó que alguien decía, pero al girarse no veía nadie. Félix se llenó de temor un poco más y a punto de echarse a correr vio un pequeño ratón salir de entre los arbustos.

-¿Quién eres tú? –contestó Félix inseguro.

–Mi nombre es Helmet, luces confundido.  

–Estoy asustado.-confesó Félix. -Abandoné el rebaño en busca de mi sueño, pero, ¿y si no funciona?

-Dime muchacho, ¿cuál es tu sueño? –preguntó Helmet con curiosidad.

-Quiero pertenecer al circo, señor.

-¿Y qué te detiene?

-El miedo a fallar.

-¿El miedo a fallar? ¿Pero qué me estás contando? ¡Qué tontería! El miedo no existe. Todo está en tu cabeza.

-¿Y si no me aceptan?

-¿Y si tú no te aceptas? ¿Qué me dices de eso? ¿Por qué no puedes verte a ti mismo como alguien capaz de conquistar el mundo? ¿Por qué no verte a ti mismo revolucionando los pensamientos esquemáticos y dándole un giro de 180 grados a las cosas? Si no crees en ti, nadie lo hará.

Félix permaneció en silencio. El viejo Helmet tenía toda la razón, ¿por qué dudar? Félix emprendió el viaje junto a Helmet con destino al circo, y en el camino, iba practicando una rutina y todo un discurso para presentar a los dueños del circo.

-¿Crees en ti? –interrumpió Helmet.

-Creo en mí. –respondió Félix.

-Entonces no necesitas esto.

-¿De qué estás hablando? Tengo que preparar algo.

-Tu pasión es la que define. Si realmente crees en ti destacarás sin siquiera intentarlo, pues la fuerza de tu corazón es más fuerte que la fuerza de tu mente y cuerpo.

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