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Te tengo contento, y aseguro mi bolsillo

En un mercado normal, e decir “un mecanismo por medio del cual los vendedores y compradores interactúan para fijar los precios e intercambiar bienes y/o servicios”1; es muy natural observar que se han emitido cientos de leyes o hipótesis que tratan de fundamentar o dar una explicación a los sucesos que acontecen en un mercado, la economía se vale de dos conceptos fundamentales como: oferta y demanda.

Entendiéndose por oferta “la cantidad de bienes o servicios ofrecidos en el mercado”2, y por demanda “la cantidad de bienes y/o servicios que los compradores intentan adquirir en el mercado”3. Pero además de estas leyes emitidas por las ciencias económicas también deberíamos analizar qué hay detrás del interés de un productor por ofrecer y tratar de complacer al comprador.

Entonces, ya sabiendo los conceptos económicos y las leyes emitidas por dicha ciencia: para la demanda precios y cantidades son inversamente proporcionales, mientras para la oferta es totalmente lo contrario (precios y cantidades son directamente proporcionales), anteriores leyes y conceptos tomados como una realidad, y según la economía probados en el acontecer diario. Pero más allá de estas leyes del mercado (oferta y demanda), se encuentra la razón de la existencia de un mercado, de donde surge el interés por ofrecer productos y servicios en un mercado.

Pues si bien sabemos una persona cuando tiene un proyecto de negocio evidentemente su objetivo es que éste le genere ingresos, más no lo hace con la intención de ayudar o querer satisfacer una necesidad de una población como claramente no lo quieren hacer creer, es una farsa pensar en que el productor solo quiere o su fin es ayudar, más que todo él lo que muestra a la sociedad es un interés por ofrecer “buenos productos” o “ precios bajos” , pero no podemos concebir la idea de que esto sea por el bienestar del pueblo o consumidor, él realmente lo hace es por el interés del dinero que lo mueve a hacerlo, tal como lo afirma Adam Smith:

Todo individuo lo único que busca es su propia seguridad, su propio provecho… una mano invisible lo lleva a promover un fin que no estaba en sus intereses. Al buscar su propio interés, a menudo promueve el de la sociedad más eficazmente que si realmente quisiera promoverlo (Smith), en(Paul Samuelso y Willian Nordhaus , 2004).

Con lo anterior, entonces podemos afirmar que el fin lucro de los ofertantes hace que traten de mostrarse lo más atentos e interesados posible por dar gusto al demandante, creando así la idea de que su fin es la satisfacción del consumidor a través de su esfuerzo por la calidad y los mejores precios. Justificando una subida del precio con el incremento de impuestos por parte del Estado, pero… ¿Cuándo de conceden subsidios?; en muchos casos el Estado concede un subsidio que supuestamente

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