Historia de una Escalera de Antonio Buero Vallejo

Historia de una escalera es una obra teatral de Antonio Buero Vallejo, dramaturgo y pintor español. Fue escrita entre 1847 y 1848 y estrenada y dirigida por Luca Tena en el Teatro Español de Madrid en 1949, año en el cual recibió el Premio Lope de Vega.

Con esta obra, Buero Vallejo se inicia en el teatro realista y costumbrista a través del simbolismo, ya que ofrece una descripción clara de la sociedad española decadente de aquella época.

El drama se desarrolla en tres actos, a lo largo de 30 años, empieza en 1919 y termina en 1949. Es decir, se producen antes, durante y después de la Guerra Civil española. La intención del autor era reflejar la crisis social, económica y moral a la que se encontraba expuesta la sociedad de aquella época. Un claro ejemplo de ello es la dificultad que les supone pagar al cobrador de la luz en el primer pasaje. Una luz símbolo de la razón y el progreso, es decir, les cuesta avanzar. También las constantes discusiones a lo largo de la obra (Fernando y Elvira discuten con Urbano y Carmina en el último acto). Como consecuencia, el espectador asiste a una representación de la vida cotidiana de los personajes, ya que se obvian los hechos importantes.

Además, la trama es circular, se respeta la unidad del espacio, la escalera de aquel bloque residencial. Esta simboliza el paso del tiempo y la frustración del fracaso de los personajes. El tempus fugit y el vita flumen cobran gran importancia en la obra. Los personajes a lo largo de los años suben de manera reiterada la misma escalera destinada a la ruina, a la muerte, esperando obtener un resultado distinto. Es decir, no son capaces de vencer a su destino, predefinido por su carga genética y el entorno en el que viven. Sin embargo ellos sí se creen capaces de conseguirlo aunque con el paso temporal se pueda apreciar como la pereza les termina traicionando.

En cuanto a los personajes, estos viven en la quinta planta del edificio y se aprecian cuatro puertas o casas habitadas por los distintos personajes. A lo largo de los actos se presencia una constante contraposición no sólo del amor y el odio, apreciable en las constantes discusiones y declaraciones amorosas, sino también la oposición del realismo a la utopía, el trabajo y el sindicalismo frente a la pereza y el conservadurismo.

El estilo empleado por el autor es muy característico y destaca la influencia de Azorín sobre Buero Vallejo. Las oraciones son breves, tiempos simples y coordinados que permiten un transcurso rápido de la acción y el lenguaje empleado es coloquial llegando en ocasiones a ser vulgar y a degradar la imagen de los personajes. Sin embargo, se contrarresta con la elegancia de las acotaciones situadas al comienzo de cada acto. Estas muestran un registro más cuidado y refinado en el cual la acción transcurre más lentamente, se pone fin al frenetismo,

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