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Re: La cueva de Toscano

Mensaje por Hector Hugo Zavala el Lun Nov 26, 2012 3:48 pm

La cueva de Toscano

Escrito por Redacción en septiembre 17, 2010

Hace muchos, muchos años, creo que por allá en los tiempos de La Colonia, existía un Camino Real que iba de Guadalajara a México, pasando por Ocotlán, de aquí seguía para Jamay y se tenía que pasar por una parte muy estrecha, en que el agua de la laguna pegaba con el cerro dejando un camino muy estrecho, por el que solo podía pasar un caballo a la vez, en este punto la audiencia de la Nueva Galicia puso un fuerte de soldados para custodiar a los peregrinos, este se conoció como El Fuerte de Sarria y se encontraba ubicado en donde hoy está el Castillo del Fuerte.

Alrededor de este Fuerte se hizo una congregación de familias que a la postre formaron una pequeña población y en cierta ocasión hubo una gran crecida de la laguna y este poblado fue inundado quedando muchas construcciones en el fondo del lago y desde entonces se escuchan gritos desde la laguna, en 1952 cuando el lago se secó aparecieron algunas construcciones que han resistido el paso de los años.

Pero volvamos con nuestra historia principal que es la Cueva.En cierta ocasión llegó al pueblo de Ocotlán un forastero, nadie supo de donde venía, pero traía un caballo negro, era alto con bigote retorcido y usaba un sombrero le decían “EL CATRÍN” y empezó a hacer preguntas por todo el pueblo, ¿Quienes eran las personas más ricas? ¿Cuantas leguas había para Jamay? ¿Cuantos soldados custodiaban el camino?

Y de pronto desapareció del pueblo, no faltó quien lo emparentara con el diablo. Lo cierto es que pocos días después los soldados del Fuerte amanecieron muertos. Y muy pronto comenzaron los asaltos, todas las recuas de mulas que transitaban por este camino, eran invariablemente asaltadas.

Muy pronto se hizo famoso este bandolero pues juntó una gavilla y al grito de: ¡VIVA MARTÍN TOSCANO! Asaltaba a todo aquel que se atreviera a cruzar por estos caminos. Su lugarteniente se llamaba Juan Francisco Gil, y otros de sus secuaces eran el indio José Carlos de La Barca y Marcos Coronel los cuales asolaban las haciendas del rumbo de Michoacán.

Durante varios años este bandido y sus secuaces sembraron el terror en toda la región, desde los Altos hasta Colima.

Cosa similar ocurrió en nuestro vecino pueblo de Atotonilco, solo que en aquel lugar el bandolero se llamaba RENTERÍA. Y también tenía su guarida la que se conoce como: “La Cueva de Rentería”

Por fin el gobierno virreinal cansado de este bandolero hizo una gran batida en toda la región y logró apresar a Martín Toscano y sus secuaces allá por la Cuesta de Sayula y los llevaron a Guadalajara, en donde fueron ahorcados en el palacio de la Audiencia, el 12 de enero de 1803, y enterrados en el antiguo panteón que estaba en el atrio de la Catedral (AGN acordadas Vol. 17 exp. 3 # pág. 237—244).

La tranquilidad volvió al pueblo de Ocotlán, pero muy pronto comenzaron a circular los rumores de que Toscano había escondido sus fabulosas riquezas, en algún lugar entre Ocotlán y Jamay, hasta que dieron con una cueva que se encuentra en el cerro arriba del restaurante de La Huerta, que por cierto este cerro debe guardar muchos secretos, o grandes minas de minerales, pues las ondas de radio, televisión y de los celulares se desvían sin que se sepa de una causa conocida.

Y a partir de este momento se tejió una leyenda sobre las cuevas en donde estos bandidos escondían sus tesoros, tanto la cueva de Rentería como la de Toscano, se hicieron famosas como las CUEVAS DEL TODO

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