LITERATURA COMPARADA: DEFINICIONES Y ALCANCES
literatoEnsayo22 de Abril de 2013
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LITERATURA COMPARADA: DEFINICIONES Y ALCANCES
Grupo de investigación “Estudios latinoamericanos de literatura comparada”: Yenny Ariz, Clicie Nunes, Clara Parra, y Cecilia Rubio
1. Hacia una definición de la literatura comparada
Como plantea el comparatista Jorge Dubatti (2008: 56), la definición de literatura comparada propuesta por la Asociación internacional de literatura comparada (AILC) es la más clara y la que alcanza mayor consenso. Esta definición es la siguiente: “La literatura comparada es el estudio de la historia literaria, de la teoría literaria y de la explicación de textos desde un punto de vista internacional o supranacional.” Y agrega Dubatti: “Es decir que le competen los fenómenos de producción, circulación y recepción que exceden y/o interrelacionan los marcos de las literaturas nacionales”.
Esta definición presenta de entrada algunos términos que han sido y son objeto de discusión para los comparatistas. En primer lugar, la diferencia conceptual entre punto de vista supranacional y punto de vista internacional. El mismo Dubatti aclara que lo supranacional constituye una superación de lo nacional; es el caso de fenómenos como la literatura y las artes, y sus estructuras generales, como el género literario y el tema de una obra. Por su parte, lo internacional supone lo nacional, toda vez que se refiere a la relación entre literaturas nacionales, como es el caso del estudio comparado de obras de la literatura chilena y francesa, por ejemplo. En palabras de Dubatti, “La comparatística estudia la literatura desde un punto de vista supranacional cuando focaliza problemas que trascienden o exceden el concepto de lo nacional. [...]. En cambio, la literatura comparada asume un punto de vista internacional cuando estudia las relaciones e intercambios entre dos o más literaturas nacionales” (2008: 57). Un tercer término en discusión corresponde al no por discutido menos omnipresente concepto de literatura nacional. Las particularidades de esta discusión se irán percibiendo en otros momentos de este trabajo.
Proponemos ahora una definición de literatura comparada que recoge aspectos comúnmente señalados en los trabajos teóricos. Tradicionalmente se ha definido la literatura comparada como una subdisciplina de los estudios literarios que consiste en el estudio comparativo de obras literarias pertenecientes a diferentes literaturas nacionales, preferentemente en distintas lenguas. El trabajo comparativo se realiza sobre la base del descubrimiento de las estructuras supranacionales que se presentan en diversas obras, como los géneros o aspectos temático-constructivos y fenómenos de intertextualidad, o internacionales, como aspectos lingüístico-culturales, y de imágenes de lo nacional y lo extranjero, entre las más relevantes.
Pese a que los orígenes de la literatura comparada se encuentran en el concepto de Weltliteratur (literatura mundial) propuesto por Goethe en 1827, los comienzos de su institucionalización académica se registran sólo a fines del siglo XIX y principios del XX. En estos orígenes gravitan hechos históricos de Europa, entre los que se cuentan el nacimiento de los estados-naciones y, por consiguiente, de las literaturas nacionales –hacia 1830-1840- y el imperialismo napoleónico, hechos que van delimitando el curso y el alcance de la historia de la literatura comparada, de modo que puede decirse que por origen y definición la literatura comparada ha sido modulada por la historia geopolítica de Europa, y el desarrollo de los nacionalismos y antinacionalismos.
Según sostiene Armando Gnisci (2002: 15), la literatura comparada nace en Europa “como una ciencia gregaria de molde histórico-positivista, sometida al estudio eurocéntrico de las literaturas nacionales”, pero posteriormente evolucionó hasta ser “una disciplina verdaderamente general, crítica y mundialista”.
La historia de la literatura comparada ha estado sujeta tanto a las crisis de su propia indefinición epistemológica, por ejemplo, su confusión con el estudio de fuentes e influencias, como a los cambios producidos en la historia de los estudios literarios en general.
Según Antonio Martí (2005: 367), René Wellek, uno de los principales críticos del estado de la literatura comparada a fines de los años cincuenta, propone en 1968 la que sería su mejor defensa, de acuerdo al espíritu que la anima, al definir la literatura comparada como
el estudio de la literatura independientemente de las fronteras lingüísticas, étnicas o políticas. No se puede confinar a un solo método; la descripción, caracterización, interpretación, narración, explicación, evaluación son utilizadas en el comparatismo tanto como las comparaciones. Ni la comparación puede ser reducida a contactos factuales históricos.
Esta definición vino a reforzar la que había propuesto otro comparatista crítico del rumbo que hasta entonces había tomado la disciplina, Henry Remak, quien en 1961, había señalado:
La literatura comparada es el estudio de las literaturas más allá de las fronteras de un país particular y el estudio de las relaciones entre literatura y otras áreas de conocimiento o de opinión, como las artes (i.e., pintura, escultura, arquitectura, música), la filosofía, la historia, las ciencias sociales (i.e., política, economía, sociología), las ciencias naturales, la religión, etc. En resumen, es la comparación de una literatura con otra u otras y la comparación de la literatura con otros ámbitos de la expresión humana. (cit. por Martí, 2005: 368)
Pierre Brunel (1994: 7) en la Introducción a su Compendio de literatura comparada plantea que esta disciplina se basa en el “hecho comparatista”, el que ha de ser entendido como la “relación” o “relaciones concretas entre obras vivas”. En su ensayo “El hecho comparatista”, Brunel (1994: 21) aclara: “Los estudios literarios versan en primer lugar sobre textos. Ahora bien, un texto no siempre es puro. Acarrea elementos extranjeros. Esta presencia constituye el hecho comparatista”.
En la misma línea, Jean Louis Backès (1994: 52) señala en su trabajo sobre “Poética comparada” que una de las premisas del ejercicio comparado es “hacer que surjan las diferencias entre las literaturas nacionales y criticar cualquier tentativa de síntesis que pasara estas diferencias por alto […]. La literatura comparada todavía puede prestar apreciables servicios contra el furor de generalización que anima a algunos especialistas; el comparatista sabe de entrada que su objeto no es homogéneo y que los universales no son inmediatos.”
Entre los aportes que la literatura comparada ha recibido del desarrollo de los estudios literarios, deben considerarse las propuestas sobre la “muerte del autor” de Roland Barthes a fines de los sesenta; los conceptos de “recepción productiva”, de Hans Robert Jauss, el de dialogismo de Mijail Bajtín, ambos en los años setenta; y el de intertextualidad, propuesto por Kristeva en 1967, todos los cuales han sido fundamentales para conformar el devenir de la literatura comparada hacia una forma de crítica literaria acorde con las nuevas concepciones sobre el autor, la obra, el lector y el trabajo crítico. Especialmente, el concepto bakhtiniano de exotopía o extraposición, planteado para comprender la relación dialógica entre lo uno y “lo otro”, ha beneficiado a la literatura comparada en la medida en que le ha permitido proyectarse hacia el futuro recuperando el sueño goethiano de la Weltliteratur, que está en sus orígenes y del que aún se reclama deudor.
En una perspectiva más actual, Armando Gnisci (2002: 18) sostiene que la literatura comparada es una “Disciplina que concibe y trata la literatura / las literaturas como fenómenos culturales mundiales”, y debe entenderse entonces, como “intercultural y mundialista”. Gnisci (2002: 19) estima que la literatura comparada es una poética que produce “lugares comunes”, en el sentido glissantiano de la expresión, es decir, entendido el “lugar común” como un pensamiento del mundo que se encuentra con otro pensamiento del mundo. (cf. Glissant, 1996)
Hasta los años setenta del siglo XX la literatura comparada osciló entre las investigaciones de las relaciones entre literaturas nacionales y los estudios de acuerdo a categorías supranacionales, como tipologías genéricas, temáticas, formales, y horizontes de recepción entre varias literaturas. En Norteamérica, estas investigaciones se ampliaron a las relaciones entre la literatura y las demás artes u otras formas de la cultura, así como al estudio intercultural. (cf. Gnisci, 2002: 15-16)
A lo largo de su historia, la literatura comparada se ha nutrido de las discusiones ético-políticas surgidas en el desarrollo de las disciplinas sociales y humanistas con las que los estudios literarios se relacionan. El momento actual no es la excepción, dado que en la actualidad la literatura comparada dialoga críticamente con los estudios poscoloniales, el multiculturalismo y los estudios de género, desde su propia perspectiva mundialista .
2. Líneas de la literatura comparada
Sobre esta base teórica común, la literatura comparada desarrolla diversas líneas de investigación que podemos agrupar según respondan a dos grandes orientaciones. Una primera orientación se refiere a las investigaciones cuyo objeto lo constituyen problemas teóricos e históricos. Se distinguen aquí los trabajos de genología comparada, de historia comparada de la literatura y de estética comparada. Podemos mencionar, por ejemplo, que la estética comparada concierne
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