La Caja Parlanchina
Enviado por tavo1 • 17 de Octubre de 2012 • 450 Palabras (2 Páginas) • 542 Visitas
La caja parlanchina.
Un día común y corriente bajo un sol resplandeciente de esos que salen cuando es primavera un joven pastorcillo disfrutaba cuidando a sus ovejas mientras tocaba melodiosamente una flauta, sin saber que la flauta estaba encantada y dentro de ella vivía el mismísimo Lucifer.
El pastorcito mientras seguía tocando, el diablo se escapaba poco a poco de su prisión decidido a hacer sus travesuras y molestar al pobre e indefenso jovencito. Cuando malvado demonio salió por completo de la flauta comenzó a pensar.
-ha pero ¿qué maldad le puedo hacer a este pastorcillo? Mmm! ya se me lo llevare al infierno para que sea mi sirviente fiel, si eso hare.
El malvado demonio tenía la mejor arma para atraer la atención y a su vez absorber el alma del pastor una tele visión.
-jajá llevaré este aparato y así lograre capturar a este hombrecillo y así poder disponer de él cuando se me pegue la gana jajá soy muy malo.
-me ¿Pero qué es eso? Dijo uno de las ovejitas.
-calla oveja y ponte a comer. Dijo el diablo.
La oveja obedeció por miedo al feo Lucifer.
-está bien malvado diablo, pero déjanos en paz. Dijo la oveja.
El demonio presuroso dejó el televisor cerca del pastor y salió corriendo a esconderse tras una enorme roca. El postorcito sin darse cuenta de la presencia del televisor seguía muy concentrado tocando su flauta, cuando de pronto escucha el ruido proveniente del aparato y de inmediato capto su atención.
-¿Pero qué es esto? Ho que asombrosa caja parlanchina. Dijo el pastorcillo.
-no amo no haga caso de eso y siga tocando su hermosa melodía. Dijo una de las ovejas.
-si mi señor, eso no debe ser nada bueno. Dijo otra de las ovejitas.
El jovencito no hizo caso omiso a lo que le pedían las ovejitas.
-déjenme en paz esto definitivamente es más entretenido que tocar la flauta, además ya me había hartado de hacerlo. Dijo el pastorcillo.
-Ho pero ¿qué demonios es esto? Me acercaré un poco más para ver bien los monitos que están dentro de la cajita parlanchina. Pensó el pastorcillo.
El pastor lentamente se acercaba hacia el aparato, sin darse cuenta de lo sucedido, las ovejas se alejaban del rebaño una por una. Cuando de pronto zas! La llamada caja parlanchina absorbió al pobre jovencito dejándolo encerrado en su interior sin ninguna escapatoria.
-lo sabia este ignorante pastor callo en mi trampa, que inteligente soy ahora me servirá por el resto de su vida.
Pobre
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