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La Cronica


Enviado por   •  14 de Agosto de 2013  •  590 Palabras (3 Páginas)  •  272 Visitas

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CRONICA

Alberto o el “Abuelo” como le dicen las personas que lo conocen lleva 30 años trabajando como vendedor ambulante. Todos los días se levanta a las 2:00 de la mañana a preparar su tinto; después de cada sorbo empieza a preparar el desayuno de sus nietos, que antes de él irse para su trabajo les deja un bocado de alimento ya preparado para que ellos se puedan ir a estudiar.

Son las 5:30 de la mañana y el abuelo sale de su casa ubicada en el barrio Manrique y mientras llega al paradero del bus “el abuelo” empieza a pensar en lo que le deparara el día de trabajo, sí será bueno o malo, si lloverá o hará sol o si estará a salvo del espacio público que tanto lo molestan. Su espera se torna ansiosa en ocasiones cuando el transporte público se retrasa o simplemente sigue derecho sin recogerlo, cosa que le molesta , ya que a él no le gusta hacer esperar a sus clientes que todos los días lo esperan para comprarle sus cigarrillos o chicles.

Su recorrido va hasta la carrera 45 donde se encuentra su puesto de trabajo, tarda una hora, tiempo que se le hace eterno cuando le toca irse de pie en el bus, o completamente relajado si corre con suerte y encuentra un asiento dentro del bus desocupado.

Al llegar a su sitio de trabajo se dirige a un parqueadero que queda sobre la carrera 45 donde muy amablemente le guardan toda su mercancía sin ningún costo o tipo de arrendamiento. Saca su pequeño stand con varias divisiones en donde se encuentra su mercancía de manera organizada, no tarda más de diez minutos en acomodar su pequeño puesto informal.

Las ventas comienzan temprano, principalmente cigarrillos, aunque la nueva ley prohíba la venta de estos al menudeo el abuelo lo hace ya que estos representan un porcentaje importante en sus ingresos. El día sigue transcurriendo al igual que las ventas, cigarrillos, mentas, dulces, gomas, papas, ponquecitos, chocolates y un sinfín de productos que son el vivir del abuelo.

Llegado el medio día, también llega la hora del almuerzo, el hambre se comienza a notar y el abuelo lo único que tiene que hacer es esperar; todos los días y casi a la misma hora, para su almuerzo, que el mismo prepara antes de salir de su casa y cuando termina añade la siguiente frase “Barriga llena, corazón contento” dice después de haber terminado su vaso de jugo y culmina diciendo “a seguir trabajando”, y así es; después de la hora del almuerzo vuelve la misma rutina, de cigarrillos , gomas y mentas, de una venta a la otra.

Lleva 30 años trabajando como vendedor informal, 15 ha estado en ese mismo sitio, luchando contra viento y marea para poder sacar a sus nietos adelante y le teme a los de espacio público por problemas que se presentaron años atrás cuando estos perseguían, destruían y les quitaban a los vendedores sus pertenencias.

Sueña y anhela con que terminen rápido los arreglos de

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