La Emigración Del Puertorriqueño
elvynadames12 de Septiembre de 2012
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La emigración ha sido uno de los eventos más perjudiciales para la economía y la política de Puerto Rico. La situación de la isla de Puerto Rico, repercute decisivamente sobre la emigración. La reducción en la población entre los Censos de 2000 y 2010 hace imperativo que nos informemos sobre las tendencias migratorias de la isla en la última década. El movimiento constante de personas que entran y salen de Puerto Rico por motivos migratorios trasciende en la forma que la población, la sociedad y la economía de Puerto Rico se transforma.
La emigración afecta principalmente dos áreas de interés público: la composición demográfica y el mercado laboral, ya que entienden que no hay progreso en el campo laboral profesional ni oportunidades que puedan beneficiarse a largo plazo. Los beneficios americanos son mucho más sustanciosos y más efectivos que los de la isla, que poco a poco siguen reduciéndolos más. La visión de Estados Unidos hacia los puertorriqueños son: “Traen problemas al Welfare, aumento en costos y casos, además de que promueve el fraude” La realidad es que menos del 8% de la población había solicitado ayuda. Antes de que los puertorriqueños pidieran ayuda, ya eran un problema para las ayudas del gobierno.
A partir de 1917, el puertorriqueño se convierte en ciudadano norteamericano y puede viajar a los Estados Unidos, como un natural, lo que fue para ellos, como viajar de un barrio o pueblo a otro. En las primeras etapas, esta emigración se dirige especialmente al noreste del país y más concretamente a la ciudad de Nueva York, donde ya a principios de siglo reside una pequeña comunidad puertorriqueña. Un cambio fundamental es que a partir de estos años las razones que inducen a la emigración van a ser eminentemente económicas como resultado de los cambios que la economía que está sufriendo. Por ejemplo, el cultivo del tabaco, la caña y el café de Puerto Rico, el cual gozaba entonces de gran reconocimiento internacional por su calidad internacional, que era el cultivo tradicional, y se ve sustituido por el cultivo extensivo en los territorios instaurado por norteamericanos. Por otro lado, también empiezan a surgir unas economías internas en torno al sector comercial con la presencia de establecimientos regentados por puertorriqueños como las propiedades, las bodegas, los restaurantes, las pensiones, botánicas y pequeños comercios, de los cuales ellos serian los principales hispanos en toda el área. La música se desarrolla igualmente, y a la vez, que se ve influida por corrientes musicales étnicas de otras culturas latinoamericanas, sin que estos perdieran nunca sus raíces boricuas.
A mediados de los años sesenta también se aprecian nuevos puntos de destino para los emigrantes puertorriqueños, los cuales comienzan a ocupar otras zonas del país como el suroeste norteamericano (California), el medio oeste (Ohio, Michigan) y el sur (Florida). Sin embargo, sigue existiendo un alto porcentaje de emigrantes que prefiere la zona del noreste estadounidense, es decir, Nueva York y sus alrededores. En las últimas décadas, la población puertorriqueña se ha vuelto mucho más heterogénea. Por un lado, existe un gran número de puertorriqueños de clase social alta que han optado por vivir en Estados Unidos buscando una mejor calidad de vida.
Muchos de estos nuevos emigrantes son profesionales con una gran preparación académica universitaria, a diferencia de los primeros. También encontramos aquellos que llevan generaciones en el país y que poco a poco avanzan en la escalera social. La cuestión de la economía, por supuesto, estaba siempre presente y era probablemente decisiva. Los niveles de salarios en los Estados Unidos continentales eran más altos que en Puerto Rico, y las oportunidades de empleo eran más numerosas y variadas. Ya para los años 1990 al 2000 fue el cierre de muchas de las factorías y compañías desarrolladoras
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