La Fiebre Perpueral

PARAFRASIS SOBRE LA INVESTIGACION SOBRE FIEBRE PUERPERAL

En 1884, el 8.2% de las madres, que dieron a luz en la primera división de Maternidad, fallecierón por fiebre puerperal; y las cifras en la segunda división de maternidad solo eran del 2.3 y 2.7% para 1845 la tasa fue de 6.8%, pero en 1846, se elevó a 11.4%. En la segunda división de Maternidad del mismo hospital de Viena las muertes a causa del mismo mal, fueron solamente 2.3, 2.0 y 2.7%. Para tratar de solucionar este problema, se comenzó por considerar algunos factores tradicionalmente aceptados como causas de dicho mal; las influencias epidémicas descritas como cambios atmosféricos y cósmicos-telúricos que, al extenderse sobre la zona, afectaban a las parturientas en confinamiento hospitalario. Sin embargo esto dejaba sin respuesta el problema de la razón por la cual se veían afectadas de manera preferente las pacientes de la primera división en la relación con las de la segunda. (Semmelwies, 1884, p.1)

Asimismo, otro hecho que ponía en entredicho la explicación epidémica fue el caso de las madres que daban a luz camino al hospital, pues a pesar de las condiciones adversas de un alumbramiento en la vía pública, los casos de fiebre puerperal entre estas mujeres eran menos que entre las internas de la Primera División.

Otra explicación fue el hacinamiento, causa que se consideró poco probable, ya que las condiciones de sobrepoblación eran mayores en la Segunda división.

Una comisión llegó a la conclusión (1846) de que el padecimiento en cuestión se debía a que las manipulaciones a las que se sometían las pacientes durante la examinación eran demasiadas violentas, pues se las practicaban los pasantes en medicina adscritos a la primera división y entrenadas en la misma.

Ante esta explicación cabe establecer las siguientes objeciones: en primer lugar, las lesiones provocadas por el proceso natural del parto eran mucho más violentas y extensas que las causadas por la examinación, aun cuando esta sea “violenta”; en segundo lugar las parteras y estudiantes que realizaban los exámenes en la Segunda División lo hacían de la misma manera que los de la Primera, sin que en esta se provocara la fiebre Puerperal; y finalmente, a partir del informe de la comisión, el número de estudiantes fue reducido a la mitad, y minimizó la examinación de las parturientas. No obstante esto, después de una pequeña baja, el índice de muertes se elevó más que nunca. “Ante la debilidad de este tipo de explicaciones, se intentaron otras, en el ámbito psicológico se afirmaba que la presencia del sacerdote en el hospital, quien para dar el último sacramento a alguna mujer agonizante de la Primera División tenía que pasar por cinco pasillos antes de llegar a la sala de estas enfermas, realizaban su recorrido precedido por un ayudante quien sonaba una campana; cosa que lo convertía en una imagen terrorífica y, supuestamente, debilitante para los pacientes. Problema este que no se presentaba en la Segunda división, donde el capellán podía pasar directamente a la sala de enfermas desahuciadas.

Para eliminar esto se convenció al sacerdote de que usara otra ruta en su recorrido hacia la sala de la Primera división,

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