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Fiebre puerperal


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2014  •  Informes  •  1.121 Palabras (5 Páginas)  •  264 Visitas

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Ignaz Semmelweis y su investigación de la etiología en la fiebre puerperal de Acosta, Arredondo y Torres (1999).

En 1844, 260 de 3157 madres, es decir el 8.2%, que dieron a luz en la Primera División de Maternidad, murieron de fiebre puerperal; para 1845 la tasa fue de 6.8%, pero en 1846, se elevó a 11.4%.

Lo alarmante de estas cifras es que en la Segunda División de Maternidad del mismo hospital de Viena las tasas de mortandad a causa del mismo mal, fueron solamente 2.3, 2.0 y 2.7%. Para intentar resolver este problema, se comenzó por considerar algunos factores tradicionalmente aceptados como causas de dicho de mal; por ejemplo, las influencias epidémicas descritas como cambios atmosféricos y cósmico-telúricos que, al extenderse sobre la zona, afectaban a las parturientas en confinamiento hospitalario.

Sin embargo, esta explicación dejaba sin respuesta el problema de la razón por la cual se veían afectadas de manera predominante las pacientes de la Primera División en relación con las de la Segunda.

Asimismo, otro hecho que ponía en entredicho la explicación epidémica fue el caso de las madres que daban a luz camino al hospital, pues a pesar de las condiciones adversas de un alumbramiento en la vía pública, los casos de fiebre puerperal entre estas mujeres eran menos que entre las internas de la Primera División.

Otra posible explicación fue el hacinamiento, causa que se consideró poco probable, ya que las condiciones de sobrepoblación eran mayores en la Segunda División. De igual forma se rechazaron las explicaciones basadas en el tipo de cuidados y dietas, dado que éstos fueron los mismos en ambas divisiones.

Una comisión llegó a la conclusión (1846) de que el padecimiento en cuestión se debía a que las manipulaciones a que se sometía a las pacientes durante la examinación eran demasiado violentas, pues se las practicaban los estudiantes de medicina adscritos a la Primera División y entrenados en la misma.

Ante esta explicación -afirmó Semmelweis- cabe establecer las siguientes objeciones: en primer lugar, las lesiones provocadas por el proceso natural del parto eran mucho más intensas y extensas que las causadas por la examinación, aun cuando ésta sea –violenta-; en segundo lugar, las matronas y estudiantes que realizaban los exámenes en la Segunda División lo hacían de la misma manera que los de la Primera, sin que en ésta se provocara la fiebre puerperal; y finalmente, a partir del informe de la comisión, el número de estudiantes fue reducido a la mitad, y minimizó la examinación de las parturientas.

No obstante esto, después de una pequeña baja, el índice de mortalidad se elevó más que nunca. Ante la debilidad de este tipo de explicaciones, se intentaron otras, por ejemplo, en el ámbito psicológico se afirmaba que la presencia del capellán del hospital, quien para dar el último sacramento a alguna mujer agonizante de la Primera División, tenía que pasar por cinco pasillos antes de llegar a la sala de estas enfermas, realizaba su recorrido precedido por un ayudante quien sonaba una campana; cosa que lo convertía en una imagen terrorífica y, supuestamente, debilitante para las pacientes. Problema éste que no se presentaba en la Segunda División, donde el capellán podía pasar directamente a la sala de enfermas desahuciadas.

Para eliminar este efecto se convenció al sacerdote de que usara otra ruta en su recorrido hacia la sala de la Primera División, además de que se le pidió que no usara su campana, de este modo, el capellán llegaba

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